Cap2 "Despertar en un Mundo Desconocido"

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Ymir se despertó en la pequeña habitación que Shinji le había asignado. La luz del sol filtrándose por la ventana la despertó suavemente. Ella se incorporó, sintiéndose extrañamente descansada a pesar de todo lo que había pasado. Estiró sus brazos, mirando el cuarto con curiosidad. La cama era mucho más cómoda que cualquier cosa que hubiera conocido, y los objetos a su alrededor eran desconocidos para ella, pero no sentía miedo. Había algo en la presencia de Shinji y Mari que la hacía sentir... segura.

Al levantarse, se encontró con un espejo en la pared. Su reflejo le devolvió la mirada: una joven con cabello rubio, despeinado y ojos llenos de incertidumbre. Se acercó al espejo y tocó su reflejo, casi como si no pudiera creer que era ella la que veía.

- ¿Quién soy ahora? - se preguntó en voz baja.

En ese momento, alguien tocó a la puerta. Ymir dio un pequeño salto, aún no acostumbrada a los sonidos de este nuevo mundo.

- ¿Sí? - respondió, su voz temblando ligeramente.

- Ymir, soy Shinji. ¿Puedo pasar?

- Sí, claro.

Shinji abrió la puerta lentamente, mostrándole una sonrisa cálida.

- Buenos días. ¿Cómo dormiste?

- Bien... Gracias - respondió Ymir, sintiéndose un poco incómoda por la amabilidad.

- Me alegra oír eso. Mari está sirviendo el café y el jugo. Yo he preparado el desayuno. ¿Te gustaría acompañarnos?

Ymir asintió, siguiendo a Shinji por el pasillo. Al llegar a la cocina, Mari estaba tarareando una melodía mientras servía las bebidas. El olor de la comida hizo que el estómago de Ymir gruñera, recordándole que aún tenía mucho que aprender sobre este mundo.

- Buenos días, cachorrita - saludó Mari con una sonrisa juguetona. - Espero que tengas hambre.

Ymir se sonrojó levemente por el apodo, pero no dijo nada. Se sentó a la mesa, observando cómo Mari servía el café y el jugo. Shinji se sentó frente a ella, mirándola con curiosidad.

- Ymir, hay mucho que me gustaría preguntarte sobre ti - dijo Shinji, rompiendo el silencio.

Ymir lo miró, sus ojos reflejando una mezcla de tristeza y confusión.

- No recuerdo mucho... Solo fragmentos de mi vida anterior. Es como si todo hubiera sido un mal sueño del que acabo de despertar.

- Eso suena difícil - dijo Mari, poniendo un plato de comida frente a Ymir. - Pero estamos aquí para ayudarte. Este puede ser tu nuevo comienzo.

- Gracias - murmuró Ymir, tomando un bocado de su desayuno.

Mientras comían, Shinji comenzó a contarle sobre el mundo en el que se encontraba ahora, tratando de hacerla sentir más cómoda. Le habló de la ciudad, de los lugares que podían visitar, y de las cosas que podían hacer juntos.

- Ymir, ¿hay algo en particular que te gustaría hacer hoy? - preguntó Shinji, tratando de incluirla en sus planes.

Ymir pensó por un momento, mirando por la ventana.

- Quiero entender más sobre este lugar... y sobre mí misma. Quiero encontrar respuestas.

- Entonces exploraremos juntos - dijo Shinji con determinación. - Te prometo que no estarás sola en esto.

Después del desayuno, los tres se prepararon para salir. Ymir se vistió con algunas ropas que Mari le había prestado. Eran simples pero cómodas, y se sentía menos fuera de lugar.

Mientras caminaban por la ciudad, Ymir observaba todo con ojos curiosos. La gente, los edificios, la tecnología... todo era tan diferente de lo que recordaba. Pero a su lado, Shinji y Mari le ofrecían un constante apoyo.

Pasaron el día explorando, visitando parques y museos. En uno de los parques, Ymir se detuvo ante una estatua de una mujer sosteniendo una antorcha. Algo en esa imagen le recordó su propio pasado.

- Es la estatua de la libertad - explicó Shinji. - Representa la libertad y la esperanza.

- Libertad... - murmuró Ymir, sintiendo una conexión profunda con la estatua.

Mari se acercó y le puso una mano en el hombro.

- Todos merecemos ser libres, Ymir. Y tú también.

La rubia asintió, sintiendo una nueva determinación crecer dentro de ella. Este era su nuevo comienzo, su oportunidad para encontrar su verdadero propósito y ser libre finalmente.

- Gracias - dijo, mirando a Shinji y Mari con gratitud. - Gracias por darme esta oportunidad.

Mientras continuaban su recorrido, Ymir comenzó a sentir que, tal vez, había encontrado un lugar donde realmente pertenecía.

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