Un cielo nublado se cernía sobre la ciudad, reflejando un día de verano que había comenzado con un aire pesado y húmedo. Ymir e Shinji habían decidido pasar la tarde en casa, disfrutando de la tranquilidad que tanto apreciaban. Sin embargo, desde la mañana, Ymir había notado algo extraño en su comportamiento, una incomodidad latente que no lograba identificar.Shinji, siempre atento, había notado la incomodidad en los ojos de Ymir. Ella, normalmente calmada y centrada, se encontraba agitada, como si algo la estuviera perturbando desde adentro. Shinji había intentado animarla con pequeños gestos: preparando su desayuno favorito, sugiriendo ver una película juntos, e incluso ofreciéndose a ayudar en sus tareas diarias. Sin embargo, cada intento parecía ser recibido con un silencio introspectivo o una respuesta breve, casi cortante.
Ymir, que normalmente se sentía cómoda en la rutina de la casa, comenzó a irritarse con pequeños detalles: el ruido del reloj, la forma en que la luz del sol atravesaba las cortinas, incluso el sonido del agua al hervir en la cocina. Era como si todo lo que antes pasaba desapercibido ahora la molestara profundamente. Shinji, preocupado pero sin querer presionarla, mantenía cierta distancia, esperando que ella se abriera cuando estuviera lista.
Mientras preparaban el almuerzo, Ymir sintió una oleada de frustración inexplicable cuando Shinji le pidió que cortara los vegetales de cierta manera. Su respuesta fue inmediata y más intensa de lo esperado.
—¿Por qué siempre tiene que ser como tú lo dices? —exclamó, sorprendiendo incluso a sí misma.
Shinji la miró, desconcertado pero con paciencia, sin saber cómo responder a esa reacción que parecía surgir de la nada. Tras un momento de silencio incómodo, Ymir se dio cuenta de su explosión. Su habitual control emocional parecía haberse esfumado, dejándola vulnerable y confundida. Murmuró una disculpa y salió de la cocina, sintiendo una mezcla de culpa y confusión que no lograba comprender.
Ymir se dirigió al pequeño jardín que compartían, buscando aire fresco y un momento de soledad para aclarar su mente. Sentada en una vieja silla de madera, se abrazó a sí misma, intentando calmar la marea de emociones que sentía.
Mientras observaba las flores meciéndose suavemente con la brisa, su mente la llevó de vuelta al recuerdo de la boda que habían visto en el parque no hacía mucho tiempo. Recordaba la alegría en los rostros de la pareja, la forma en que se miraban, y cómo todo parecía perfecto, como si nada más existiera en el mundo para ellos. Ese momento había despertado en ella un deseo profundo, algo que apenas comenzaba a comprender. Se preguntó si alguna vez podría tener algo parecido, y si Shinji sentía lo mismo.
Desde la ventana de la cocina, Shinji observaba a Ymir con una preocupación que no podía disimular. Aunque no sabía exactamente qué le ocurría, intuía que algo importante estaba sucediendo bajo la superficie. Decidió darle su espacio, confiando en que ella hablaría cuando se sintiera lista, pero la incertidumbre comenzó a anidar en su pecho. Había algo en su actitud, algo nuevo que lo hacía sentir impotente, como si estuviera perdiendo la capacidad de ayudarla.
Al caer la tarde, Ymir volvió al interior de la casa, con el rostro visiblemente más sereno, pero aún cargado de una tensión que no lograba ocultar. Shinji, sin decir una palabra, la abrazó suavemente, envolviéndola en un gesto de comprensión. Ymir se permitió descansar en sus brazos, dejando que el peso de sus emociones se desvaneciera, al menos por un momento.
Mientras el silencio envolvía a ambos, Ymir murmuró suavemente:
—No sé qué me pasa, Shinji… simplemente me siento diferente, fuera de control…
Shinji la sostuvo con firmeza, sin intentar ofrecer respuestas, solo dejando que su presencia fuera suficiente. En su mente, aún resonaba el recuerdo de la boda, un deseo callado que no sabía cómo expresar.
Esa noche, mientras se acurrucaban en la cama, Shinji notó cómo Ymir se movía inquieta, como si su mente no pudiera encontrar descanso. El cielo fuera estaba despejado ahora, y la luz de la luna bañaba suavemente la habitación. Shinji, aún preocupado pero decidido a no presionarla, se inclinó hacia ella y la besó suavemente en los labios, un gesto que transmitía todo el amor y la seguridad que deseaba darle. Ymir, aunque aún confusa, respondió al beso, sintiendo una calma momentánea en medio de la tormenta que era su mente.
Aunque no lo sabían con certeza, ambos podían intuir que algo nuevo y profundamente transformador estaba creciendo dentro de Ymir, algo que pronto no podrían ignorar.
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Un Nuevo Comienzo
RomanceDespués del trágico final de *Shingeki no Kyojin*, la Fundadora Ymir renace en una nueva realidad, donde encuentra refugio y una nueva oportunidad de vida junto a Shinji Ikari, quien ha superado los eventos tumultuosos de *Evangelion 3.0+1.0*. En es...