Cap13 "Reflejos del Corazón"

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Un sábado por la mañana, Shinji, Mari y Ymir decidieron ir al supermercado para abastecerse de víveres para la semana. Ymir, recuperada de su reciente enfermedad, estaba emocionada por salir y explorar algo nuevo.

—Vamos, Shinji. Necesitamos comprar algunas cosas para la semana —dijo Mari mientras tomaba un carrito de compras.

—Claro, Mari —respondió Shinji, empujando el carrito hacia la entrada del supermercado.

Ymir caminaba a unos pasos de ellos, observando con curiosidad cada estante y producto que veía. Todo en el supermercado era nuevo para ella, desde los colores brillantes de los empaques hasta la variedad de alimentos que nunca había visto.

—Es increíble cómo todo le parece tan fascinante —comentó Shinji, observando a Ymir mientras ella inspeccionaba una caja de cereal con una expresión de asombro.

—Sí, es adorable —contestó Mari, sonriendo. —Shinji, sé lo que sientes por ella.

Shinji se quedó pensativo un momento, sorprendido por la franqueza de Mari.

—¿De qué hablas, Mari? —preguntó, intentando sonar despreocupado mientras escogía algunas manzanas.

—Vamos, Shinji. No puedes ocultármelo. He visto cómo la miras, cómo te preocupas por ella. Sé que estás enamorado de Ymir —respondió Mari, mirándolo directamente a los ojos.

Shinji se detuvo, sintiendo una mezcla de nerviosismo y alivio al ser confrontado sobre sus sentimientos.

—Bueno... sí, es cierto. Me importa mucho Ymir. Me hace sentir cosas que no había sentido antes. Es increíblemente fuerte y valiente, pero también tiene una dulzura que me desarma —dijo Shinji, dejando escapar un suspiro.

Mari asintió, satisfecha con la honestidad de Shinji.

—Eso suena maravilloso, Shinji. No todos los días encuentras a alguien que te haga sentir así. ¿Le has dicho algo a ella?

—No, no lo he hecho. No sé si es el momento adecuado —respondió Shinji, colocando las manzanas en el carrito.

—¿Y cuándo crees que será el momento adecuado? —insistió Mari, colocándose frente a él. —Si sigues esperando, podrías perder la oportunidad.

Shinji suspiró, sintiendo la presión de la situación.

—Lo sé, Mari. Solo que... todo parece tan complicado.

Mari tomó una respiración profunda, tratando de encontrar las palabras adecuadas para animar a su amigo.

—Shinji, la vida es demasiado corta para no tomar riesgos, especialmente cuando se trata del corazón. Si Ymir es tan especial para ti, deberías decírselo. No dejes que el miedo te paralice.

Mientras avanzaban por los pasillos, Ymir se acercó con un paquete de galletas en la mano, mostrándoselo a Shinji con una sonrisa.

—Shinji, ¿qué es esto? —preguntó, su voz llena de curiosidad.

—Son galletas, Ymir. Puedes probarlas si quieres —respondió Shinji, sonriendo.

Ymir asintió emocionada y volvió a recorrer los estantes, disfrutando de cada nuevo descubrimiento. Mari aprovechó la oportunidad para continuar la conversación.

—Ymir es especial, y se nota que tú también lo eres para ella —dijo Mari, añadiendo una lata de frijoles al carrito.

Shinji asintió, empezando a comprender lo que Mari intentaba decirle.

—Quizás tengas razón, Mari. No debería dejar que el miedo me detenga.

—Exactamente. Tienes una oportunidad única de ser feliz, Shinji. No la dejes pasar.

Shinji observó a Ymir, quien ahora estaba fascinada con la sección de frutas frescas. Su corazón se llenó de calidez al verla tan feliz y despreocupada.

—Gracias, Mari. Necesitaba escuchar eso —dijo Shinji, con una nueva determinación en su voz.

Mari sonrió, sintiendo que había logrado su objetivo. Sabía que con un poco más de confianza, Shinji encontraría el valor para expresar sus sentimientos.

El resto de la compra transcurrió en un ambiente ligero y alegre, con Ymir disfrutando cada momento y Shinji y Mari intercambiando miradas cómplices. Mientras se dirigían a la caja para pagar, Shinji sintió que un peso se había levantado de sus hombros, y estaba decidido a no dejar pasar más tiempo sin hacerle saber a Ymir lo que sentía.

Al final del día, regresaron a casa con bolsas llenas de provisiones y corazones llenos de esperanza. La relación entre Shinji e Ymir estaba creciendo, y con el apoyo de Mari, sabían que podían enfrentar cualquier desafío que se les presentara.

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