Capítulo 19 ""Entre el sufrimiento y la belleza"

30 11 4
                                    

En la tranquilidad de un sábado por la tarde, la casa de Shinji e Ymir estaba envuelta en una calma reconfortante. El sol filtraba su luz dorada a través de las ventanas, bañando el interior con un resplandor cálido. Shinji, después de una semana de trabajo, disfrutaba de la quietud mientras preparaba una taza de café en la cocina. Los sonidos familiares de la cafetera llenaban el aire, creando una atmósfera hogareña y acogedora.

En el patio, Ymir estaba sentada en una mecedora, sus manos hábiles moviéndose con precisión sobre un trozo de tela, bordando con delicadeza. Había aprendido esta nueva habilidad gracias a Mari, quien le había enseñado a bordar como una forma de expresar sus pensamientos y emociones. A pesar de la serenidad del momento, su mente vagaba hacia recuerdos del pasado. Imágenes de una vida de sufrimiento, de soledad y de esclavitud aparecían fugazmente en su mente. Estos recuerdos, aunque ya no la devastaban como antes, aún traían consigo una sensación de dolor en forma de punzadas en la cabeza.

A medida que trabajaba en su bordado, Ymir comenzó a cantar suavemente, su voz fluyendo con una mezcla de melancolía y esperanza. La canción que eligió reflejaba los anhelos que habían marcado su vida pasada, y también su deseo profundo de encontrar algo más, algo que siempre se le había negado.

_"Antes de darme cuenta... ya no tenía familia 
No podía conocer el amor, así que tampoco podía tener amigos 
Incluso mi cuerpo era propiedad de alguien más..."_

Sus palabras flotaron en el aire, llevadas por la brisa suave que acariciaba las flores en el jardín. Ymir continuó cantando, dejando que su corazón se expresara a través de la melodía.

_"Antes de darme cuenta... me quitaron las palabras 
No podía conocer la libertad, no podía tener una identidad 
Incluso mi corazón era propiedad de alguien más..."_

En la cocina, Shinji escuchó la voz de Ymir. Su canto, cargado de una profunda tristeza, lo conmovió. Apagó la cafetera y, con una taza en cada mano, se dirigió hacia el patio. Se detuvo en la puerta, observando a Ymir, quien parecía perdida en sus pensamientos mientras cantaba.

_"¡Pero no! Sigo viva, después de todo 
No quiero una vida que solo sea arrebatada 
¿Es el amor lo que realmente quería? ¿La libertad? ¿O...?"_

Shinji dio un paso adelante, acercándose a Ymir sin interrumpir su canto. Se sentó junto a ella en el banco de madera que había al lado de la mecedora, su presencia silenciosa pero reconfortante.

_"Aunque algo nace al moldear la tierra 
Soy demasiado ignorante para completarlo 
Entonces, ¿lo entiendes? Lo que realmente quería... Su nombre es..."_

La voz de Ymir comenzó a desvanecerse mientras terminaba la última línea, su mirada perdida en el horizonte, en algún punto más allá del jardín. Shinji extendió una mano y la colocó suavemente sobre la de ella, deteniendo el movimiento de su aguja.

—Ymir —dijo con ternura, su voz llena de cariño—, todo eso que buscabas, todo lo que querías... ahora lo tienes. Aquí, conmigo.

Ymir parpadeó, volviendo a la realidad, y giró la cabeza para mirar a Shinji. Sus ojos, llenos de una mezcla de sorpresa y gratitud, se encontraron con los de él.

—Pero aún siento que... —comenzó a decir, con la voz temblorosa—, que hay partes de mí que no sé cómo llenar.

Shinji sonrió con comprensión y apretó su mano con más fuerza, ofreciendo el consuelo que sabía que ella necesitaba.

—Es normal sentir eso —le dijo con suavidad—. Todos llevamos cicatrices del pasado, y algunas nunca se borran por completo. Pero, Ymir, aquí, ahora, no estás sola. Lo que realmente querías, lo que siempre has deseado, está frente a ti.

Ymir se inclinó hacia él, dejando caer la cabeza sobre su hombro. El bordado quedó olvidado en su regazo mientras se permitía sentir el calor y la seguridad que Shinji le ofrecía.

—Cuando te escuché cantar —continuó Shinji, acariciando su cabello—, me di cuenta de cuánto has sufrido, de cuánto has tenido que soportar. Pero ahora, no tienes que cargar con ese peso sola. Estoy aquí, Ymir. No solo para ser tu compañero, sino para compartir tu dolor, tus miedos, y ayudarte a descubrir qué es lo que realmente quieres de la vida.

Ella suspiró profundamente, permitiéndose relajarse en sus brazos. Aunque los recuerdos dolorosos aún estaban allí, sentía que ya no eran tan abrumadores como antes. Con Shinji a su lado, había encontrado un nuevo propósito, un nuevo significado para su existencia.

—Gracias, Shinji —murmuró Ymir—. Por estar aquí, por entenderme. Por darme una oportunidad de vivir, de amar y ser amada.

Shinji sonrió y depositó un suave beso en su frente.

—Siempre estaré aquí para ti, Ymir. Siempre.

Mientras permanecían así, en la calidez del momento, los ojos de Shinji se posaron en el bordado que Ymir había estado trabajando. Era un retrato familiar, sencillo pero cargado de significado. Mostraba a Ymir y a él, de pie juntos, con tres pequeñas figuras alrededor de ellos. Esas figuras, pensó Shinji, parecían representar a sus hijos, una visión de un futuro que ambos anhelaban.

—Es hermoso, Ymir —dijo Shinji, señalando el bordado—. Es nuestra familia, ¿verdad?

Ymir asintió lentamente, una sonrisa suave curvando sus labios.

—Sí. Es lo que deseo, Shinji. Un hogar lleno de amor, donde podamos criar a nuestros hijos y vivir en paz.

—Lo construiremos juntos —prometió Shinji, tomando sus manos entre las suyas—. Este será el comienzo de algo maravilloso.

El viento sopló suavemente, llevando consigo las últimas notas de la canción de Ymir. Juntos, bajo el cielo abierto, se quedaron allí, disfrutando de la tarde, del calor del sol, y de la promesa de un futuro lleno de amor y esperanza.

El mundo podía ser un lugar oscuro y lleno de dolor, pero en esos momentos, en el pequeño rincón que habían construido juntos, había luz, había paz, y, sobre todo, había amor.

Un Nuevo Comienzo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora