Cap8 " Una tarde de amigas"

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El sol de la tarde inundaba la sala de estar con una luz suave y cálida. Mari y Ymir se encontraban en el sofá, deleitándose con una taza de té mientras conversaban animadamente. Shinji se hallaba en el trabajo, otorgando a las dos mujeres un espacio para profundizar en su mutua comprensión.

-Ymir, ¿cómo estás adaptándote a este entorno? -interrogó Mari, degustando su té con elegancia-. ¿Te has habituado a tu nuevo hogar?

Ymir asintió con parsimonia, esbozando una leve sonrisa al dirigir su mirada hacia Mari.

-Sí, gracias a ti y a Shinji, me he sentido acogida. Es un ambiente distinto a todo lo que he experimentado, pero estoy aprendiendo a acomodarme.

Mari irradió una amplia sonrisa al escuchar sus palabras, observando la serenidad en el rostro de Ymir.

-Me complace oír eso. Shinji y yo deseamos que te sientas como en tu propio hogar.

Un momento de silencio grato precedió a que Mari decidiera cambiar la dinámica de la conversación.

-Ymir, hay un tema del que me gustaría hablar contigo -mencionó Mari, clavando su mirada en la de Ymir.

Ymir alzó la vista, un tanto inquieta por el tono serio de Mari.

-¿Qué deseas expresar, Mari?

Inclinándose hacia adelante, Mari enunció con voz queda pero firme.

-Estoy al tanto de tus sentimientos hacia Shinji.~~

Ymir se ruborizó al instante, sintiendo su corazón palpitar con mayor intensidad. Las palabras parecían esfumarse de su mente, sumiéndola en el nerviosismo.

-Yo... -titubeó, incapaz de articular sus pensamientos.

Mari soltó una risa ligera, buscando aliviar la tensión presente.

-Tranquilízate, Ymir. No hay motivo para la vergüenza. Es completamente natural. Shinji es un joven excepcional, y he percibido su afecto hacia ti también, él también te aprecia.

Ymir bajó la mirada, sus manos entrelazadas en su regazo.

-No pretendía que nadie lo supiera... -musitó.

Con delicadeza, Mari posó una mano en el hombro de Ymir.

-No es necesario que ocultes tus sentimientos. Además, considero que es algo bello. Observar cómo te sonrojas al solo pensar en él resulta encantador.

Ymir alzó la mirada, encontrándose con la cálida sonrisa de Mari.

-¿Realmente crees que... él podría corresponder mis sentimientos? -inquirió, su voz cargada de esperanza y temor.

Mari asintió con convicción.

-Por supuesto, solo debes ser paciente y sincera contigo misma, además de ser una joven de una belleza excepcional, una de las más deslumbrantes, él se fijó en ti desde el instante en que se conocieron, como si vuestro encuentro estuviera predestinado.

Acto seguido, con una chispa traviesa en sus ojos, Mari decidió bromear ligeramente.

-Además, ¿quién no se enamoraría de Shinji? Con esos ojos profundos y su porte... -Mari hizo una pausa dramática, simulando un suspiro ensimismado-. ¿Te imaginas a Shinji, tan atractivo, cocinando exclusivamente para ti?~~

Ymir se ruborizó aún más, su mente divagando involuntariamente hacia esa imagen. Visualizaba a Shinji en la cocina, solo cubierto por un delantal, su físico bien definido a la vista, dedicándose por completo a ella. La idea la hizo sentirse más avergonzada y emocionada al mismo tiempo. Incluso se permitió imaginarlo sin ropa, únicamente con el delantal, su mirada intensa y una sonrisa juguetona.

-Mari, ¡no pronuncies tales palabras! -protestó Ymir, aunque una sonrisa pícara se asomó en su rostro.

Mari rió, disfrutando de la reacción de Ymir.

-Lo siento, no pude evitarlo. Pero en serio, Ymir, no necesitas ocultar tus sentimientos. Es hermoso observar cómo alguien puede acelerar las pulsaciones de tu corazón.

Ymir asintió, agradecida por la comprensión y el respaldo de Mari. Aunque sus sentimientos por Shinji la inquietaban, saber que contaba con alguien con quien dialogar mitigaba parte de su ansiedad.

-Gracias, Mari. Sinceramente.

Mari le brindó un apretón suave en el hombro.

-No hay de qué, Ymir. Para eso están los amigos.

La tarde prosiguió con una charla más amena; sin embargo, las palabras de Mari resonaron en la mente de Ymir. Reconocía que el sendero hacia la comprensión y aceptación de sus sentimientos no sería sencillo, pero con amigos como Mari y Shinji a su lado, se sentía capaz de afrontar cualquier desafío.

Ymir, con el corazón latiéndole con fuerza por la conversación con Mari, se sumergió en sus pensamientos una vez que la tarde llegó a su fin. Reflexionó sobre las palabras de Mari, sobre la posibilidad de que Shinji pudiera corresponder a sus sentimientos. La idea la llenaba de esperanza y temor a partes iguales, pero sobre todo, despertaba en ella un sentimiento de valentía para enfrentar lo desconocido.

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