Los siguientes días en la escuela, me dediqué a ignorar completamente a ambos, evitando cualquier conversación o oportunidad de acercamiento. Las miradas entre nosotros hablaban por sí solas, creando aún más tensión. Evité cualquier posibilidad de estudiar juntos y me retiraba rápidamente al terminar la clase. Evelyn, ajena a lo que me sucedía, empezó a notar que algo me pasaba.—Estos días te he notado rara... distinta —dijo con un gesto de preocupación—. ¿Hay algo que te suceda? Sabes que puedes contar conmigo.
Me encantaría contarle todo, abrir mi corazón y solicitar sus consejos. No existía alguien en quien confiara más que en ella. Depositarle mis dudas y secretos era mi mayor deseo, pero ¿cómo explicarle que parte de mi corazón le pertenecía a Hero, quien por momentos su cercanía me daba esperanzas y luego me las arrebataba con su distanciamiento o con sus hirientes palabras, y la otra parte le pertenecía a Marco, quien mostraba sin vergüenza su interés en mí y a quien me impedía darle una oportunidad?
—Gracias, Evelyn, de verdad. Aprecio mucho que te preocupes por mí —dije, suspirando profundamente—. Todo está bien.
Evelyn me miró con atención, su preocupación no desaparecía del todo.
—Sé que algo te pasa, Selene. No tienes que cargar con esto sola.
Le sonreí, intentando tranquilizarla.
—De verdad, estoy bien. Solo he estado un poco estresada con los estudios y otras cosas. Pero no te preocupes, puedo manejarlo.
Evelyn asintió, aunque no parecía completamente convencida.
—Está bien, pero recuerda que siempre estoy aquí para ti, sin importar lo que sea.
Le di un abrazo, sintiendo un poco de alivio por su comprensión y apoyo incondicional.
—Gracias, Evelyn. Eres la mejor amiga que podría pedir.
La voz de Hero interrumpió nuestro abrazo.
—¿Te llevamos? —preguntó.
—No, gracias —respondí fulminándolo con la mirada.
No lograba comprender sus intenciones. Cada vez que pensaba que empezaba a entenderlo, él conseguía confundirme.
Nos separamos y seguimos con nuestro día, aunque en el fondo sabía que tarde o temprano tendría que enfrentar mis sentimientos y encontrar una manera de aclarar el caos que llevaba dentro. Pero por ahora, decidí centrarme en lo que tenía delante y aprovechar el apoyo de mi amiga.
Esa noche, fui de visita a casa de Evelyn. Me había invitado a cenar y luego quedarme a dormir. Como de costumbre, sus padres se alegraron enormemente al verme y me prepararon una cena especial. La atención que recibía de ellos era fraternal e incondicional; adoraba escucharlos y ver la conexión en sus miradas. Puedo entender por qué Evelyn es tan alegre y sana, tan abierta y divertida. El amor con el que seguramente creció le dio la seguridad para enfrentar cada día con una sonrisa.
Esa noche, Hero no cenó con nosotros. Últimamente, sentía un distanciamiento entre él y yo, más marcado de lo habitual. Después de cenar, Evelyn y yo buscábamos películas para ver hasta quedarnos dormidas. Como siempre, ella fue la primera en rendirse al sueño. Lograba convencerme de empezar una película solo para dormirse poco después. Cada vez que la pillaba dormida, sonreía, acostumbrándome a esa dulce rutina.
La puerta de la habitación quedó a medio cerrar y pude percibir una melodía que resonaba en el aire. Eran las mismas notas que me llevaron a entrar en la iglesia aquel día, cuando vi a Hero por primera vez. Bajé las escaleras para escuchar mejor y allí estaba él, con su pelo negro cubriendo su rostro, concentrado en las teclas del piano. Parecía como si él y el piano fueran uno solo, una extensión más de su cuerpo y la melodía melancólica erizaba mi piel.
ESTÁS LEYENDO
Shade
RomanceEn la perpetua penumbra de Shade, donde el cielo siempre es gris, Selene ha aprendido a vivir entre sombras y susurros. Jamás imagino que, después de tanto sufrimiento, se encontraría acorralada por el amor y el deseo, atrapada en una red de emocio...