Cap. 21

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Han transcurrido tres semanas desde que perdí todo rastro de Marco. He visitado su casa innumerables veces, pero nadie respondía, como si no hubiera nadie adentro. Dejé notas bajo su puerta y mensajes de voz en su teléfono, desesperada por recibir una señal de que estaba bien. En la escuela, su ausencia pasaba desapercibida: los profesores no mencionaban nada sobre él ni se preguntaban por qué su asiento estaba vacío, como si a nadie le importara.


"Allí estaré", sus últimas palabras resonaban en mi mente. Me pregunto qué pudo haber sucedido para que borrara los rastros de su existencia de esta manera.


Las clases estaban por terminar, y aunque me costó concentrarme en estudiar, lo conseguí con mucha ayuda de Evelyn. La ausencia de Marco había dejado un vacío que Hero no tardó en notar. Él comenzó a acercarse más de lo habitual, iniciando conversaciones y buscándome con cualquier excusa para estar cerca. A veces se sentaba a mi lado en clase sin decir una palabra.


Acepté su acercamiento a pesar de mi enojo. Era difícil mantener vivo el rencor en su presencia; sus encantos eran como veneno que te contamina aunque no muerdas de la manzana. Hero poseía una brutal belleza que desarmaba cualquier intento de resistencia. Su figura imponente y atlética irradiaba una fuerza que parecía inquebrantable, y cada uno de sus movimientos estaba cargado de una gracia peligrosa, casi felina.


Sus ojos brillaban con una intensidad feroz que podía traspasar cualquier barrera, dejándote expuesto y vulnerable. Mirar en esos ojos era como enfrentarse a una tormenta; había algo inquietantemente atractivo en la forma en que te desnudaban el alma, revelando tus más profundos miedos y deseos.


El cabello oscuro de Hero caía en ondas desordenadas, enmarcando un rostro que parecía esculpido por los mismos dioses. Su mandíbula fuerte y definida contrastaba con la suavidad de sus labios, que mantenían una mueca de desdén o una sonrisa cargada de ironía, dependiendo del momento. Era la encarnación de la tentación, y cada palabra que pronunciaba tenía el poder de enredarte más en su red. Había una dualidad en su belleza: una mezcla de peligro y atracción que lo hacía irresistible.


Su voz, grave y seductora, tenía la capacidad de calmarte o desatar una tormenta en tu interior con una simple frase. Era el tipo de belleza que te atraía y te repelía al mismo tiempo, dejándote atrapado en un ciclo interminable de deseo y miedo. En la presencia de Hero, era imposible mantener el rencor, pues su encanto era un veneno sutil que te invadía lentamente, hasta que te encontrabas anhelando su aprobación, su atención, su amor, aunque supieras que todo ello podría destruirte.


Después de mucho esfuerzo, no tardó en ganarse mi cariño. A pesar de todo, parecía haber una persona agradable debajo de su escudo.


Hero se mostraba atento y preocupado por mi bienestar. Sus palabras y gestos sutiles me brindaban una sensación de compañía que, aunque no llenaba el vacío dejado por Marco, me daba algo a lo que aferrarme. Cada día, descubría una faceta nueva de él, más humana y vulnerable, lo que me hacía cuestionar mis sentimientos y las barreras que había levantado entre nosotros.


Su presencia constante y su capacidad para hacerme reír en medio del caos hicieron que, poco a poco, mi enojo se desvaneciera. Hero se convirtió en un refugio inesperado, alguien en quien podía confiar. Aunque aún me preocupaba Marco, el tiempo que pasaba con Hero me ayudaba a sobrellevar la incertidumbre y la angustia.

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