En los días siguientes, traté de concentrarme en mis estudios, evitando pensar en Hero y en lo que había sucedido. Sin embargo, no podía evitar buscarlo con la mirada en los pasillos de la escuela, anhelando una señal que me indicara que había cambiado de opinión.La voz de Marco interrumpió mis pensamientos.
—Mañana es mi cumpleaños, haré una fiesta en casa, ¿vienes?—me dijo.
—Claro, allí estaré—respondí sonriendo.
A pesar de que esos días estuve desanimada, consideré la invitación de Marco como una oportunidad de despejarme de aquella tristeza que me invadía. Aquel día me preparé en casa de Evelyn y me prestó un vestido blanco que me ajustaba dejando notar mi silueta, marcando mis senos y mis curvas, dejando al descubierto mis piernas. Me miré al espejo y, aunque mi autoestima estaba baja, Evelyn no paraba de animarme.
—¡Te queda precioso, Selene! Volverás locos a los chicos, estás muy hermosa—me dijo emocionada, halagándome—. Ten, estos zapatos combinan perfectamente.
—Tú también estás preciosa—respondí mientras la miraba con ternura.
—¿Estás lista? —preguntó él con una mezcla de impaciencia y suavidad en su voz.
Negué con la cabeza, sintiendo un leve rubor en mis mejillas. Aún no estaba preparada, no del todo.
—Te espero abajo —dijo, esbozando una sonrisa tranquilizadora antes de girarse y salir de la habitación.
Al bajar por las escaleras, lo vi. Al final de ellas, Hero se quedó petrificado al verme. Sus ojos recorrían mis piernas, y en su expresión se delataban sus deseos contenidos.
—Estás muy bella, Selena —dijo susurrando, y evité responder a su halago.
Fuimos los tres juntos a casa de Marco, que estaba cerca, caminando. Al llegar, nos topamos con jóvenes alcoholizados en el patio. Al entrar, la casa estaba invadida de personas y la música resonaba a todo volumen. Nos dirigimos a la sala, donde en los sillones estaban conocidos de Hero y Evelyn. Marco aún no aparecía. Hero se sentó en uno de los sillones individuales, y yo me ubiqué en medio de unas chicas con los brazos tatuados y ropa semidesnuda.
—Voy por algo de beber —dijo Evelyn—. Espérame aquí.
—Estábamos jugando verdad o reto, ¿te nos unes? —me preguntó una joven con el aliento impregnado de alcohol.
—Claro —respondí.
Después de varias rondas en las que me desafiaron a beber, aunque al principio dudé de hacerlo ya que nunca había bebido, el amargo sabor del alcohol que me quemaba el estómago empezó a mejorar mi forma de socializar. Las personas alrededor, que al principio parecían ser el tipo de gente que me caería mal, empezaban a agradarme.
El desafío que escuché de la voz de una joven muy alcoholizada retumbó en mi mente.
—Hero, te reto a que beses a Dana.
Sentí una punzada en el pecho, una ola de dolor que intenté contener. Pero lo que sucedió después fue como una daga que se clavó en mi corazón. Aquella chica lo tomó entre sus manos, atrayéndolo hacia ella, y lo besó con una pasión devastadora. Me quedé inmóvil, como si el tiempo se hubiera detenido, incapaz de procesar lo que veía. El dolor y la traición me envolvieron, y en ese instante comprendí que Hero había hecho su elección. Me dejó claro que no significaba nada para él. Con los ojos llenos de lágrimas, me levanté y corrí, huyendo de esa escena que destrozó lo poco que quedaba de mi corazón.
Detrás de mí, Hero me siguió y me sujetó con fuerza de la muñeca, atrayéndome hacia él.
—¡Suéltame! —grité más fuerte de lo que nunca lo había hecho. Poseída por el enojo, continué—. Sé que no somos nada, pero ¿delante de mí? ¿A qué estás jugando conmigo? ¡Eres despreciable!
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Shade
RomanceEn la perpetua penumbra de Shade, donde el cielo siempre es gris, Selene ha aprendido a vivir entre sombras y susurros. Jamás imagino que, después de tanto sufrimiento, se encontraría acorralada por el amor y el deseo, atrapada en una red de emocio...