—Sé que me ocultas algo —dije, armándome de valor para enfrentar la situación. El enojo y la incertidumbre estaban comenzando a afectarme profundamente—. No quiero pasar un día más con esta duda.
Hero me miró fijamente, cruzando los brazos con una expresión que incitaba a continuar.
—¿Por qué lo dices?
—Tu actitud ha cambiado desde esa llamada que no me has explicado. Cada vez que menciono el tema, lo evades. ¿Quién te llamó?
—Nadie importante.
—Entonces, ¿por qué has estado raro desde entonces?
—Eso es lo que tú crees.
—Entonces, ¿no me ocultas nada?
Un silencio incómodo se instaló entre nosotros. Sentía la tensión crecer en el ambiente.
—Cuando me preguntaste qué razones podrían estropear nuestra relación, te dije que ocultarme algo importante es una de ellas. La desconfianza que me estás generando es otra. Tú decides el futuro de lo que sea que tengamos. Estar con alguien que cada día actúa así es una tortura.
—No hay nada que deba decirte. ¿Está bien?
—¿Estás seguro?
El sonido del agua llenando la bañera interrumpió nuestra conversación. Hero, aprovechando la distracción, salió rápidamente de la habitación para cerrar el grifo.
—Luego seguimos, necesito ducharme —dijo, besando mi frente antes de dirigirse al baño.
Lo observé, disgustada por la interrupción. Me recosté en la cama, tratando de calmarme. Los pensamientos me asaltaban, tratando de juntar las piezas del rompecabezas. La incertidumbre me causaba un estrés tal que mi mente no podía enfocarse en nada más. En su lado de la cama, sobre la mesita de luz, su móvil cargaba la batería. La duda me llevó a considerar entrometerme en su privacidad, impulsada por la desconfianza. Eché un vistazo a la puerta del baño antes de tomar el móvil. Ya con él en mis manos, respiré hondo, nerviosa. No sabía si me preocupaba más lo mal que estaba haciendo o lo que podría encontrar.
Encendí el móvil, sin necesidad de contraseña, algo que ya sabía desde hacía tiempo. Mi único objetivo era saber quién lo había llamado hace dos días, alrededor de las once de la noche. No quería ver nada más. Fui a las llamadas y lo que encontré me heló el alma. Quien lo había llamado era Marco. ¿Pero por qué? Mi confusión se multiplicó. No sabía nada de él desde que desapareció y no contestó a mis llamados y mensajes. Me enfurecí al recordar que le había preguntado a Hero si sabía algo de Marco y él me dijo que no. Había estado desesperada queriendo saber de él, convenciéndome de que no le interesaba lo suficiente como para desaparecer así de mi vida sin una palabra.
Levanté la vista y Hero había regresado del baño, con una toalla envuelta alrededor de su cintura y su cuerpo aún escurriendo agua. Se quedó perplejo al verme sosteniendo su móvil.
—Te lo volveré a preguntar y espero que no me mientas. ¿Me ocultas algo?
—No.
—Ya vi que quien te llamó hace dos días fue Marco. ¿Puedes explicarme qué sucede?
—Ya te dije, nada que debas saber.
—¿Siempre supiste qué había pasado con él?
Agachó la mirada y se quedó en silencio. Me acerqué, poniéndome de frente a donde él miraba.
—Quiero sinceridad porque de esto depende lo que siga entre nosotros.
—Sí, siempre supe.
—¿Qué sucedió entonces?
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Shade
RomanceEn la perpetua penumbra de Shade, donde el cielo siempre es gris, Selene ha aprendido a vivir entre sombras y susurros. Jamás imagino que, después de tanto sufrimiento, se encontraría acorralada por el amor y el deseo, atrapada en una red de emocio...