14|| Justificaciones

80 4 0
                                    

—¡Mira mami! ¡Mami! —exclamo la voz de un niño.

Me gire en mi lugar al ver que alguien había tomado mi mano.

La sonrisa del niño se borró y mi cara paso de enojo a preocupación.

Yo claramente no era su mami.

—¿Estas perdido pequeño? —dije mirando a mi alrededor el área que estaba los juegos para niños estaba cerca del lago donde estaban los patos.

—¿Y mi mami? —los ojitos del pequeño se llenaron de lágrimas.

—Tranquilo —extendí mi mano para que el la tomara.

Volví a buscar con mi mirada el parque estaba casi vacío.

—Aquí estan los helados —dijo Bastien con una sonrisa— ¿y este niño?

—Mami... —dijo el pequeño que tenia su rostro empapado en lágrimas.

—Debemos encontrar a su madre —dije inclinándome a su altura para limpiar sus mejillas.

Su pequeño rostro estaba empapado en lagrimas, algo que hizo sentir una puntada en mi pecho y un nudo en mi garganta.

—Serás buena mama —hablo Bastien mientras le daba una lambida al helado.

Mire seriamente a Bastien y de repente una mujer apareció de la mano con una niña.

—¡Elian! —exclamo la chica que se veía demasiado joven.

Pero mi instinto me hizo desconfiar de aquella mujer.

—¿Tu quien eres? —dije sin soltar la mano del pequeño niño.

—Soy su madre —dijo ella a punto de romper en llanto.

—¡Mami! —exclamo el niño soltando mi mano y corriendo hacia ella.

Me cruce de brazos observando a la niña que tenia una paleta en su mano.

—¡No debiste alejarte de mí! ¡Tu papa y yo estuvimos como locos buscándote! —dijo ella con el niño entre sus brazos.

Y seguido de eso apareció un chico corriendo en nuestra dirección.

—¡Hijo! —exclamo el chico que respiraba con rapidez.

El abrazo a la chica con el niño en brazos y miro al pequeño con el ceño fruncido.

—¿Por qué te alejaste de mami? ¡Casi nos matas del susto! —dijo el observando el rostro de su hijo.

Mire a Bastien que ahora miraba la escena.

—¡Gracias por quedarte con el! —dijo la chica de cabellos rubios acercándose a mi.

—Casi que no les deja llevar a su hijo —añadió Bastien entre risas.

—No exageres —dije dándole un pequeño golpe con mi codo.

—No es fácil con dos niños —ella tomo la mano de la niña que estaba entretenida con la paleta.

—Es hora de irnos Emily —dijo el chico que también lucia joven.

Ella lo miro a el con una sonrisa y en ese momento mi mente se envolvió en una nube.

Aquella escena tan familiar, dos personas que con solo mirarse transmitían confianza y sus hijos que parecían una copia exacta de ambos.

Y fue por ese pensamiento que en mi mente apareció Emeric mirándome con una sonrisa.

Su sonrisa que solo en pequeños momentos aparecía.

Negue con mi cabeza al ver que ambos jóvenes se alejaban junto a sus hijos.

Tomamos asiento en la banca que había a un lado del pequeño lago, una cálida brisa se hizo presente haciéndome sentir escalofríos en mi espalda.

Mi mente y sus juegos, Emeric subiendo la cremallera del vestido.

—Espero algún día formar una familia así —dijo Bastien con una sonrisa extendiendo el otro helado.

—Es agradable cuando eres libre de elegir con quien formar una familia —dije con seriedad—

—Sigues molesta con el por lo que veo...

Mire a Bastien con el ceño fruncido. ¿Acaso pensaba que yo ya había olvidado todo lo que Emeric hizo?

—Ni siquiera lo menciones el ya no pertenece a mi vida... es un castigo para mi.

Hubo un corto silencio y Bastien volvió a hablar.

—¿Aun no has hablado con el?

—¿De que deberíamos hablar? No hay nada... —baje la mirada a la gotita de helado que había caido sobre mi vestido— nada de que hablar.

—¿Segura? Nunca pudiste oír que tenia para decirte luego de que lo viste besándose con otra —volví a mirar a Bastien sin poder creer que lo nombrara.

—Esto es absurdo —dije poniéndome de pie.

Empecé a alejarme del banco y Bastien me siguió.

—Nunca escuchaste su lado de la historia.

—¡¿Y para que me interesaría saber eso?! —el mostro una sonrisa y miro hacia el frente— ¿Ahora lo quieres justificar?

—¡Claro que no! Pero siempre debes escuchar la historia desde la otra perspectiva.

Abri mi boca sorprendida sin caer en que Bastien me estaba dando a entender que debía hablar con Emeric.

Pero Bastien era mi amigo el debía apoyarme a mi y no insinuar que debía hablar con ese imbécil.

—Estoy cansada de escuchar mentiras salir de la boca de el y su familia —dije sintiendo de repente la extraña pesadez que me generaba pensar en eso.

—Deberías escuchar un poco mas a los demás.

—¿Piensas que hice todo un drama solo por un beso? —dije mirándolo con el ceño fruncido.

—Se que fueron muchas cosas pero siempre hay algo detrás y a veces es interesarte conocer sobre...

—¿Es en serio Bastien? —me di la vuelta para mirarlo a los ojos.

No podía entender el cambio de parecer de Bastien de caerle pésimo Emeric ahora a justificarlo.

—El me hizo mucho daño... —de repente mi voz se quebró.

Retrocedí y negué con mi cabeza, no iba a permitir que ese sentimiento por un recuerdo me hiciera sentir de esa forma.

—Pero no siempre fue asi ¿O si? —Bastien ya no sonreía ahora lucia más serio.

Y eso me causaba molestia, y mas repudio hacia Emeric.

—Debo irme —mordí mi labio inferior— voy a... fingir que nunca dijiste eso.

Me gire dándole la espalda aumentando la velocidad a mi paso.

—¡Elise! ¿Emeric siempre fue una mierda contigo?!

Empecé a alejarme cada vez mas ni siquiera me importaba aquel maldito vestido y mi maquillaje arruinándose.

Ni siquiera me percate que había llegado a ese puente que tenía una hermosa vista.

Tampoco me di cuenta en el momento que las lágrimas habían empapado mis mejillas, con la manga del abrigo limpié mis lágrimas.

Su perfume estaba impregnado en la prenda.

<< Maldito Emeric >>

—¡Mierda! —exclamé quitándome el abrigo y arrojándolo a un lado.

Para mi suerte en esos momentos no cruzaba ninguna persona y así me sentía más en mi soledad.

El sol se escondía en el horizonte y el atardecer hacia su presencia.

Ya no quería llorar y mucho menos pensar en nada.

Volví a tomar el abrigo entre mis manos.

¿Emeric siempre había sido una mierda conmigo?

Sabia la respuesta a eso... asumirlo era el gran conflicto.

Confía en MíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora