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Esta vez ya no hubo música solo yo mirando como el cielo estaba cubierto de nubes grises.

Me sentía como un gato que había volteado la olla.

Él se bajó primero del auto y yo lo seguí, no había motivo para que siguiera enojado. Otra vez el maldito circulo vicioso de ignorarnos.

La primera hora de clases que fue tan eterna y con Gabrielle que a pesar de que Emeric la ignorara ella insistía.

—Esa perra lo sigue para todos lados —dijo Marion que iba a mi lado.

Otra vez la vocecita dentro mío que me decía que debía arreglar las cosas con Emeric.

—Nos vemos en la cafetería —dije para luego salir corriendo.

Divise a Emeric que estaba de espaldas dirigiéndose a la cafetería.

Corrí hacia el y envolví con mis brazos su cintura.

—Lo siento ya no me ignores —dije rápidamente mientras lo abrazaba con todas mis fuerzas.

—¿Ya puedes soltarme? —dijo separando mis manos.

Él se volteo hacia mí y levanto una ceja.

—¿Sabes que solo te avergüenzas tu sola verdad? —dijo haciendo referencia a lo ocurrido el día anterior.

Asentí y el solo se giró para seguir su camino.

¿Eso significaba que ya estaba todo bien?

Los dos juntos nos dirigimos hacia la mesa donde estaban los demás.

<<Ahora está todo en equilibrio>>

Solté un suspiro y volví a sonreír al ver la tranquilidad de Emeric que estaba a mi lado.

—¡Mira Elise! —Alban que estaba en frente nuestro levanto su mochila mostrándome el amuleto que le di.

—Yo le dije que no colgara allí —dijo Marion que comía a su lado.

Mire a Emeric de reojo el era el único que no le había dado mis colgantes.

<< No es el momento >>

¿Mis amuletos? Definitivamente para mi significaban algo importante pero no sentía que era el momento para entregárselo.

—Me gustan estos colores naranja y amarillo —dijo el contento— el de Simon es verde, el de Lilian Rosa, el de amorcito morado, el de Bastien azul y el mío rojo.

Abrí mis ojos y Marion golpeó con el codo a Alban.

Pero Emeric no dijo nada solo se escuchó un trueno que le dio más ambiente a la situación.

—¿Otra vez tormenta? —dijo Lilian mirando hacia afuera.

—Mal día para viajar Elise —mire a Simon y luego a Marion que miraba a Alban que miraba a Emeric.

Y la cuestión de todo ese cruce de miradas era la simple razón del viaje a la competencia.

Seguimos comiendo hasta que la hora del almuerzo termino, salimos de la cafetería recorriendo el pasillo.

No despegaba mi mirada de Emeric recordando su reacción al verme con Bastien.

—Volveré a teñirme el cabello —dijo Marion a mi lado pasando su mano por el cabello— ¿Negro o chocolate?

Levante la cabeza y mire hacia el frente justo en frente de la oficina del director esperaba un chico con chaqueta negra.

¡Bastien!

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