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Si era cierto el dicho que recitaban acerca de levantarse del otro lado de la cama, entonces lo había hecho.

Comenzando con que se le quemó el desayuno por mirar por la ventana, se le derramó jugo de manzana en su uniforme por lo que tuvo que buscar otro de repuesto en su armario y echar a lavar el que traía. Y por último, no le había salido el delineado de sus ojos porque le temblaban las manos.

Todo le había resultado asquerosamente mal.

Camino a su trabajo tampoco pudo evitar patear las piedras que se interponen en su trayecto, imaginando que cada una de ellas era la cabeza de su apuesto vecino, que sin darse cuenta lo traía loco.

Había sido un momento sumamente vergonzoso el de la tarde anterior, quizás el más vergonzoso de toda su vida, si eso era posible. ¿Por qué tenía que hacerle eso? No le tenía que haber dicho que no le gustaba el kimchi, solo aceptarlo y ya. Algo muy simple. Jeongin había aceptado incontables veces cosas que no le agradaban con una sonrisa en el rostro. ¿Por qué era tan grosero? ¿Acaso sus padres no le habían enseñado modales? Ni siquiera le dio las gracias. Solo deseaba que lo que sea que él se hubiese comido le hubiera dado diarreas. Y a su amigo, el Alfa grosero con actitud del diablo, también.

¿De dónde habían salido esos dos? Como si hubiesen aparecido de la nada. Su vecino apenas llevaba una semana y media en el vecindario y todo le había salido de cabezas. ¿Cómo podía Jeongin ser tan torpe cuando se trataba de ese Alfa? Un hombre que era condenadamente apuesto. ¡Maldición! No sabía si continuar con su plan de acercarse a él o olvidarlo y rendirse. No era un Omega que se daba por vencido tan fácil. Sus planes tampoco eran los mejores del mundo ni lo más elocuentes, pues terminaba fracasando en la mayoría de ellos.

Sumido en sus pensamientos y maldiciones hacía el inexplicable buen parecer de su vecino, no vio cuando abrían la puerta del otro lado, pero si sintió de lleno el golpe, justamente en la nariz.

—¡Mierda! Eso ha dolido —siseó y echó su cabeza hacia atrás por el impacto, llevándose las manos a la zona afectada. Había sido fuerte y no pudo evitar soltar la palabra malsonante de su boca.

—Los Omegas no se ven bonitos diciendo malas palabras —alguien comentó con voz burlona y solo así observó a la persona frente a él.

Por poco se atraganta con su saliva al ver que era el amigo de su vecino había sido quien lo había golpeado con la puerta. ¿Qué rayos hacía él allí? ¿De dónde había salido? ¿Acaso sus pensamientos lo habían llamado? Esperaba que no.

—No fue mi intención —sonrió de lado mostrando una bonita sonrisa, pero Yang sabía que era una demoníaca. Su cara de gatito indefenso solo era una máscara, solo estaba esperando para sacar sus garras y arañarte la cara, dejarte una cicatriz de por vida, que cada vez que la vieras recordaras no meterte con él. Ya estaba comenzando a exagerar y desarrollar un sentimiento de odio hacia él, no precisamente del malo, sino de odiar el hecho de no saber nada acerca de él y su vecino—. No vi que estabas del otro lado.

Yeonjun lo miraba con sus rasgados y oscuros ojos inclinando un poco la cabeza hacia al frente, como si estuviera examinando su rostro y los brazos cruzados haciendo flexión a sus músculos bajo la tela de su ropa. Jeongin arrugaba su nariz por el dolor y miraba de reojo sus brazos pensando que lo podría ahorcar. Algo estúpido, pero no muy lejos de la realidad.

—Claro, ya. No te preocupes —dijo restándole importancia. Lo que quería era que él desapareciera de su vista. Sintió un líquido escurrir de su nariz y como pequeñas gotas rojas caían al suelo—. Perfecto, ¡me has roto la nariz! —No pudo evitar soltar aquello de esa manera, con reproche.

Empreintes ➳ SKZ{HYUNIN} [FINALIZADA]✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora