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Abrió los ojos.

Tenía la desdicha de siempre despertarse. Llevaba meses teniendo el mismo sueño y siempre despertaba en el momento exacto, cuando su padre agitaba su cuerpo en un intento de despertarlo. Era un poco curioso que siempre tuviera el mismo sueño y de casualidad sea cada vez que se acuesta la noche anterior viendo Netflix.

La maravillosa suerte que lo acompañaba a todos lados hizo que no escuchase la alarma de su celular, nuevamente; había muerto por olvidar cargar la pila.

Era un joven hombre Omega terriblemente olvidadizo. Además de eso, el haberse desvelado toda la noche viendo un programa de televisión, sabiendo que al día siguiente tendría que levantarse temprano para ir a su trabajo.

Así es, el deber le llamaba.

Que viviera solo la verdad no le era de mucha ayuda, no tenía a alguien que lo despertase. Ni siquiera una ruidosa mascota o un vecino. No, mejor descarta la idea de la mascota, trabajaba todo el día como para tomar cuidado apropiado de ella. Sí tenía vecinos, pero estos vivían cruzando la calle o a unas cuantas casas más abajo y no tenía una relación tan estrecha con todos. Tenía conocimiento de que en el vecindario había una madre soltera con dos cachorros, una pareja de jubilados que todas las mañanas tocaban el claxon antes de irse a su club de golf.

También allí vivía una pareja joven que no tenían hijos, pero se escuchaban sus ruidos en las noches y no precisamente de peleas. En ese vecindario las casas estaban un poco cercanas a la otra y era muy silencioso. Ningún alma desolada paseaba por allí.

Otra vez su suerte no le acompañó, ya que vivía justamente al lado de esta pareja.

Y por último, estaba la casa de al otro lado, la cual no estaba habitada por nadie. Había estado, por el tiempo que Jeongin llevaba viviendo allí, o recordaba, completamente vacía.

A veces le venía la idea de buscar un compañero de alquiler y no estar sumido en aquella soledad que le resultaba deprimente y en muchas ocasiones agobiante. Si conseguía un compañero o compañera, también lo ayudarían con los gastos, aunque estos no eran una molestia, y no tenía que estar tan apresurado para llegar a su trabajo por no escuchar su alarma.

Estaba falto de aliento.

—¿Hola?

—¡Jeongin, no sabes de lo que me he enterado! —escuchó la voz de Jisu a través de la línea telefónica.

—Ahora no puedo, voy tarde al trabajo —dijo, consultando la hora una vez más. 8:07 a.m. Iba siete minutos tarde e iba caminando, mas bien corriendo, porque no quería llegar aún más tarde.

Pero es algo que querrás saber —insistió en un gimoteo.

—Jisu, voy a colgar.

No, no, escucha-

Ya no pudo seguir con la charla y lo que su prima tenía que decir debido a que su cuerpo había colisionado contra algo duro, y el celular salió volando de sus manos.

Perdió el balance y se iba a caer, cuando unas manos envolvieron su cintura, salvándose de lo que iba a ser una dolorosa caída y un agonizante dolor en el trasero. En esos momentos confirmó que no se había chocado con ninguna pared, sino con un pecho masculino. Y uno trabajado, ya que estaba sólido como cemento.

Alzó la vista para ver al causante de su casi caída y dispararle una serie de insultos nada propios de un señorito, pero se retractó de lo que quería decirle, o más bien, gritarle.

Solía ser una persona temperamental y aveces grosera.

Lo primero que notó era su magnífica estatura y la flexión de sus brazos bajo sus manos, y es que estaba apachurrándolos buscando algo de dónde sostenerse. Su cuerpo se interpuso entre el sol, por lo que lo único que podía ver era su cabello azabache brillar por los rayos que este desprendía y una sombra ocultaba su rostro. Era como una visión celestial y oyó un glorioso coro de ángeles cantar. Ya estaba comenzando a babear cuando el hombre habló sacándolo de su nube.

Empreintes ➳ SKZ{HYUNIN} [FINALIZADA]✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora