16.

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El otoño avanzaba y el frío cada vez aumentaba, haciéndose insoportable.

Estaban en su casa y Hyunjin estaba allí también. Aún se ocupaba de terminar su patio como lo había prometido a Jeongin. El Omega, en realidad, no se quejaba de que él estuviera allí. Hyunjin había mencionado que solo faltaban unos pequeños detalles por culminar. Escuchaba el crujir de la madera y el sonido metálico del martillo al golpear los clavos. Se encontraba de pie con la vista hacia afuera tras de la puerta de cristal que daba a su patio y se dedicaba a observar a Hyunjin trabajar, como si no tuviera nada que hacer. No lograba entender cómo él estaba tan dispuesto a trabajar con aquella temperatura que le estaba helando los huesos al Omega. Había tratado de entretenerse con alguna revista o la televisión, sin embargo, algo llamaba más su atención. Se estaba haciendo muy dependiente de él sin darse cuenta. Esperaba por Hyunjin a la hora de comer, también esperando a que tocara a su puerta o verlo por la ventana cada vez que salía de su casa.

Había memorizado sus pasos.

Se percató que se levantaba muy temprano en la mañana y aún no tenía idea a dónde iba los fines de semana. Suponía que iba a casa de su prima Yeji o visitaba a Felix. En la encimera de la cocina, un celular comenzó a vibrar, se acercó para darse cuenta que no era el suyo. Echando un vistazo por la puerta antes de tomarlo, era el celular de Hyunjin. Sabía que no debía invadir su privacidad, pero la curiosidad siempre le ganaba. Tenía algunos mensajes que iluminaron su pantalla. No tenía ningún tipo de clave ni protección, por lo que rápidamente accedió al aparato. ¿Quién no le pone una contraseña a su celular? En este se iluminó la lista de llamadas perdidas y habían algunas de su prima, Yeonjun y un número desconocido. Este último había llamado unas cuantas veces y solo había contestado a una de esas llamadas. Pensó en guardar su número.

No era algo prohibido, ¿cierto?

Solamente el sonido del timbre lo hizo dejar el celular donde estaba y acercarse a la puerta a regañadientes. Suponía que no era alguien conocido ya que tocaban el timbre, quien lo conocía sabía que lo detestaba.

Peinó su flequillo con los dedos antes de abrir.

Se llevó una sorpresa al encontrarse allí a Yeonjun. Hace un par de días, podía decir semanas, que no lo había visto ni escuchado nada de él. Seguía luciendo igual que siempre, excepto que no llevaba jeans rasgados y su cabello estaba algo más desordenado que lo usual. El color naranja de sus mechones se comenzaba a desteñir luciendo casi rubio y las raíces oscuras estaban a la vista. También divisó unas bolsas oscuras bajo sus ojos, eran muy visibles, ya que el Alfa tenía la tez muy clara. Lucía muy... mal. Aparte de esas cosas, lo demás estaba normal.

—¿Hola? —dijo, algo dudoso. Se resguarda en su abrigo, ya que estaba muy frío afuera—. ¿Te encuentras bien? —Tampoco podía evitar sentirse preocupado. Por más que no le agradara, sí tenía que preocuparse por su estado.

—¿Acaso sabes dónde se encuentra Hyunjin? —Sonaba algo enojado. No se había dado cuenta de su ceño fruncido. Yeonjun parecía falto de algunas horas de sueño.

—¿Por qué me lo preguntas a mí? —salió afuera y se cruzó de brazos. No quiso ser tan evidente, pero había mirado hacia atrás antes de cerrar la puerta. Esperaba que él no lo hubiera notado.

—Fui a su casa y curiosamente su auto está allí, pero por alguna razón él no está. —No le agradaba en lo absoluto cuando le hablaba en aquel tono de voz demandante, como si le debiera algo—. Sé que tú debes saber dónde está.

—¿Perdón? ¿Acaso soy su niñero? Lamento decirte que no, no sé dónde está —mintió mientras desviaba la vista. Temía que descubriera la verdad a través de sus ojos, como si lo pudiera leer.

Empreintes ➳ SKZ{HYUNIN} [FINALIZADA]✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora