15.

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Mentiría si dijera que no estuvo al pendiente de su celular las veinticuatro horas del día.

Era agonizante y bolsas oscuras comenzaban a formarse bajo sus ojos por las noches en vela, que al final estaba siendo tiempo perdido. Aquella llamada de su padre lo había dejado muy tenso. Y estuvo esperando a que se dignara en llamarle nuevamente para aclarar lo que había sucedido, porque se había quedado con grandes dudas. Se enfureció con él por ser tan cobarde y no darle la cara.

Tampoco Jeongin había sido tan valiente de llamarle de vuelta, ¿pero a dónde le llamaría? Había dicho que no se preocuparía por su padre y que no le daría tanta importancia a sus asuntos. Sin embargo, las ansias lo carcomía por dentro.

—¿No lo ves raro últimamente? Ha estado así desde que llegó y ya me preocupa —dijo Jisung, mirando a Jeongin a través de las persianas de la oficina de Minho. La actitud del pelirrojo lo estaba comenzando a inquietar sin que este se diera cuenta.

—Debe ser uno de esos días que está por llegar su celo —comentó el doctor, un poco distraído.

—¡Minho! —le regañó.

—Perdona mi comentario. Ustedes son así y tienen muchos cambios de ánimos —se excusó mientras revisaba unos papeles. Al no oír la respuesta del castaño alzó su mirada. Jisung aún se encontraba mirando por la ventana con los brazos cruzados. Suspiró masajeando su sien y se puso de pie acercándose a su Omega—. Se le pasará, siempre lo hace.

—Es que... no lo sé. No es normal en él. A veces siento, no sé, como si estuviera solo en el mundo. ¿De dónde proviene? ¿Cómo ha sido su vida en el pasado? Como si no conociera nada de él —Minho se abrazó a su cintura y le besó el cuello en una zona sensible—. Minho...

—Está cerrada la puerta.

—No me distraigas —rió y trató de zafarse de su agarre. Puede que la puerta estuviera cerrada, pero no con llave. Se arriesgaban a que alguien entrara y los viera. Minho podía parecer serio y estricto en cuanto se refería al trabajo, pero cuando estaba con Jisung era una persona muy distinta. Volvió a mirar por la ventana—. Diablos.

Reconoció al de cabello verde en cuanto entró a la sala, Jeongin no lo vio porque parecía más interesado en sus pensamientos que cualquier otra cosa.

—¿Qué? —preguntó Minho aún en su labor de besarle el cuello.

—Creo que mejor voy afuera. Podemos continuar más tarde en mi apartamento, ¿sí? —se giró entre los brazos de su Alfa y lo vio asentir sin quedarle de otra antes de darle un beso en los labios y salir.

Jeongin dejó de lado su celular y de romperse el cráneo en tratar de hallar conclusiones o algo que al fin tuviera algún sentido, para luego voltearse y observar quién estaba allí, desgraciadamente.

—Jaeyoon, ¿qué haces aquí? —preguntó aún con el enojo corriendo en su sangre, sabía que lo estaba buscando y el haber llegado hasta su trabajo ya había sido algo extremo de su acoso.

—Andaba cerca y decidí pasar por unos de los mejores sitios para comer en el área. Luego recordé que trabajas aquí y fue pura casualidad encontrarte.

—¿Hablas en serio? —Jeongin enarcó una ceja, no muy convencido con lo que acababa de decir. Sabía que mentía, era experto en eso.

¿Por cuánto tiempo quería verle la cara de estupido?

—Tal vez —respondió—. Que tal si tu amigo te cubre un poco en lo que vamos a la cafetería y nos sentamos a charlar —señaló a Hongjoong, el pequeño Omega enfermero.

Empreintes ➳ SKZ{HYUNIN} [FINALIZADA]✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora