Empreintes ➳ SKZ{HYUNIN} [FINALIZADA]✔️

9.

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Unas manos grandes rodeaban su cintura, apresándola desde atrás y percibía un cuerpo cálido a sus espaldas.

Estaba muy cómodo como para cambiarse de posición, de costado, como se encontraba, solo se removió pegándose más al cuerpo para recibir más calor humano. Una respiración en su nuca le hacía cosquillas y podía sentir fuertemente el latir de un corazón que no era el suyo. Ese sonido lo hizo cuestionarse si solamente era uno de sus sueños, o que solamente no podía abrir sus ojos, pero vivía en la realidad. Estaba dormido, sin embargo, esas caricias eran reales, así las percibía.

Esas manos lentamente subieron por sus costados y brazos erizandole la piel y brindándole agradables caricias. Unos largos dedos se hundieron en su cabellera peinándola hacia atrás dejando su cuello libre y accesible para unos suaves labios que tomaron posesión de éste lugar. Soltando un suspiro trató de moverse, pero no para interrumpir las caricias, sino para poder ver quién las brindaba. Sus párpados pesaban y solo podía ver por una pequeña rejilla que sus ojos permitían a través de sus pestañas, encontrándose con oscuridad.

Aún era de noche, puede que de madrugada.

Puede que todo se tratara de su imaginación, no obstante, ese calor no era irreal. Esas manos se paseaban por todo su cuerpo sin temor alguno y de lo más profundo de su garganta brotó un sonido de aprobación. ¿Estaba gimiendo en sueños o eso había sido un murmuro?

Un peso ajeno al suyo oprimió su cuerpo, pero no haciéndolo quejarse, no tenía por qué. Le agradaba. Un calor emanó del Omega y cosquillas revoloteaban su vientre cuando esos labios suaves, que con anterioridad se encontraban en su cuello, ahora se amoldaban a los suyos. Tardó en reconocer que era un beso. Por más que quisiera corresponder o aunque sea mover alguna de sus articulaciones, estas señales parecían no poder ser procesadas por su cerebro, que se encontraba fuera de servicio. Los labios ajenos se movían con agilidad y algo que pudo identificar como desesperación contra los labios suyos. Después de todo, su cerebro no estaba tan dormido como pensaba. Las manos se movieron de sus hombros posicionándose a cada lado de su rostro sosteniéndolo con delicadeza y su corazón también comenzó a retumbar en su caja torácica amenazando con salirse de allí y hacer un agujero en su pecho.

Retando todas las leyes de la física y ciencia pudo mover su mano. Y esta se topó con un pedazo de tela. No dudo en escabullirse debajo y sentir una piel que ardía en fuego. Paseó las yemas de sus dedos a lo largo de la columna vertebral y sintió el cuerpo que estaba sobre el suyo estremecerse. Sentía mucho calor y su piel vibraba bajo el toque ajeno y familiar. No sabía en qué parte le resultaba familiar porque nunca había estado envuelto con otra persona de aquella manera, a pesar de tener celos regulares.

Las manos se restregaron sobre su pecho sin ningún pudor y también estiraron la camiseta dejando sus clavículas expuestas para luego estas ser atendidas por unos labios. Algo húmedo y cálido mojó la zona, haciéndolo retorcerse y que sus rodillas chocaran con unos muslos tonificados. Nuevamente salió otro sonido de su garganta y no dejaba de luchar por abrir sus ojos. Quería saber que no era un sueño, de esos tantos que tenía.

Oyó el tintineo parecido al de una prenda de joyería y luego algo frío reposar aún lado de su cuello cuando una respiración se aproximó a su oído. Ambos eran nuevos sonidos. En ese instante sentía como su cuerpo comenzaba a cobrar fuerzas y a despertar. No tardó mucho para que ya no sintiera el peso del otro cuerpo sobre el suyo y cuando abrió sus ojos no hubiera nadie en la habitación a excepción de la propia.

El sentimiento de impotencia se apoderó del Omega y la decepción le invadió.

Había sido otro sueño.