8.

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Era sábado, el día que catalogaba como uno de limpieza.

Removió el polvo de todos los muebles, aspiró la alfombra y lavó todos los utensilios de comer, como los platos que se encontraban en el fregadero. Ya era la hora del almuerzo y solamente tenía unos huevos y dos cebollas en su refrigerador. Con eso no podía hacer mucho.

Tendría que salir a hacer las compras, pero tenía un problema. Se encontraba muy cansado para caminar todas esas calles hasta el colmado del señor Baek, ¿qué haría?

Se escuchó el timbre.

Habían pasado varios días desde la vez que visitó aquel viejo edificio junto a Jisung. Al día siguiente de esto, Minho lo había enviado más temprano a su casa. Estuvo todo el día fuera de sí, como si estuviera caminando en la nubes y lo había visto varias veces sostener su cabeza. No sabía qué pasaba con Jeongin. Había estado experimentando una serie de mareos no propios, pues era un Omega de salud plena y altas defensas.

Su mente estaba nublada y todo era por las palabras de aquella mujer. No las había podido borrar ni mucho menos olvidar. Como si se hubieran metido bajo su piel. No entendía el por qué había reaccionado de ese modo, aún tenía la incógnita. ¿Qué había querido decir con las huellas de su corazón? Sentía como si en verdad algo faltara en su vida y esa misma tarde buscó por toda la casa algo que le diera al menos algo de significado a esas palabras. Cajones, debajo de la cama y alfombra. Nada. Terminó fracasando porque no había encontrado nada útil, sino mucho polvo.

Puso una sonrisa en su demacrado rostro de mirada ojerosa al ver a su primo. Había entrado en una depresión de corto plazo. No se había maquillado y mucho menos peinado su cabello, era un nido de pájaros.

—¿Beomgyu?

—Jeongin, ¿cómo estás? —saludó el moreno.

—Bien —contestó un poco dudoso. No solo sobre su estado psicológico, sino porque no quería preocupar a nadie y menos a su primo, quien lucía un tanto distinto y no tenía que ver con nada de lo que traía puesto—. ¿Tú estás bien?

El más alto dio un pequeño respingo y devolvió su vista a Jeongin, quien no pudo evitar fruncir el ceño mientras abría más la puerta y lo dejaba pasar a su hogar. Antes de cerrar la puerta, dio un pequeño vistazo hacia fuera, todo le parecía extraño porque el ambiente lucía normal.

—Sí, solo estoy un poco cansado —le sonrió y estiró su brazo hacia atrás y rascó su nuca. Sabía que Beomgyu trabajaba para pagar sus estudios universitarios porque la beca no le cubría todo y no quería el dinero de sus padres.

Por esa razón lo dejó pasar.

—¿Quieres algo de tomar?

—Agua estaría bien.

Se adentra a la cocina no interesándose si su primo lo seguía o se quedaba donde estaba. A decir verdad, sí lucía algo sediento. Notó su respiración un poco irregular y sus patillas mojadas con sudor a pesar de estar algo frío afuera. Jeongin que se encontraba dentro de su casa vestía un abrigo de lana, los de su casta solían ser sensibles a las temperaturas gélidas.

Dudaba que fuera la venida de un celo, ya que los Betas no experimentaban estos.

Sirvió el vaso de agua y volvió a donde se encontraba Beomgyu.

—Aquí tienes.

Le agradeció y de un trago se lo bebió todo. Su primo no se comportaba así. Normalmente era muy hablador y le gustaba hacerlo reír. A diferencia de esta vez, que entre ambos reinaba el silencio y estaba un poco pálido.

Empreintes ➳ SKZ{HYUNIN} [FINALIZADA]✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora