Final

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Desde aquel día había quedado un vacío en su corazón.

Lo había perdido por segunda vez.

Los agentes de la policía junto a los investigadores revisaron el edificio; no habían encontrado ningún rastro del cuerpo de la persona con las especificaciones que Jeongin había dado.

No soportaba la idea de estar en su casa, sabiendo que Hyunjin una vez estuvo allí y vivió a su lado. No había momento en el día en el que su corazón no se quebrantara y cayera de rodillas, quedándose dormido entre sollozos y lágrimas. Esa fue la peor navidad de su vida. Incluso se había negado a asistir a la fiesta que los Choi organizaban cada año y ellos respetaron su luto.

Pasaba sus días encerrado en una neblina.

Tratando de olvidarlo, caía de nuevo.

Tendría que permanecer drogado toda su vida para olvidar que lo extrañaba.

No contestaba las llamadas, ni siquiera probaba un bocado al día. Todo hasta fue él quien tuvo que visitar el hospital, ya que sus desmayos no eran normales. Jisu temía llegar cada tarde y encontrarlo tirado sobre la alfombra. En ese momento descubrieron el otro factor que la afectaba.

Luego del accidente, la familia Choi, específicamente sus tíos, también habían tenido lo suyo. La policía investigó el caso, pero sus delitos eran menores, por lo que removieron al señor Choi de su posición en la política y le dieron su retiro. Hyunjin pagó su condena, que fue de poco tiempo, ya que en aquel entonces era menor de edad. El que sufrió la peor parte fue el padre de Jeongin, Jungwoo, en quien cayeron todos los cargos y se había declarado culpable por todo lo ocurrido.

Jeongin se había lamentado por cada rincón de su hogar y en las noches iba a la orilla del río Han, recordando la vez que estuvo con Hyunjin allí. Cada vez que miraba por la ventana y veía el auto de Hyunjin aparcado frente a su casa, corría desesperado por la ilusión de que él había regresado. Como si una persona muerta y calcinada pudiera volver a la vida.

En la casa de al lado se habían mudado nuevos inquilinos; una feliz pareja con dos niños. Cada vez se imaginaba que estos podrían haber sido él y Hyunjin.

Quedarse en su juego de fingir.

Donde la diversión no tiene fin.

Era como si no pudiera volver a casa solo.

Necesitaba algo que adormeciera el dolor.

Se había lamentado tanto, hasta que un día decidió de una vez por todas ir a visitar a su padre a la cárcel, luego de meses del accidente.

—Has venido —fue capaz de decir. Su hijo estaba muy cambiado físicamente.

El color de su cabello era oscuro, sus mejillas no estaban tan abultadas como solían serlo, pero sí su vientre. Su rostro no reflejaba tanto la nostalgia como imaginaba que lo estaría. Él cargó por varios años la pérdida de su mujer y el dolor de su partida. Cada vez se disculpaba con Jeongin por lo que lo había hecho vivir, sin embargo, el menor no cargaba ningún rencor en su corazón hacia él, era su padre después de todo.

—¿Cómo era ella? —Luego de tomar asiento, tenerlo frente y varios minutos de silencio, preguntó. Quería saber de ella, quería descubrir los sentimientos que su padre tuvo hacía ella. Cómo había sido su amor, cómo había sido formar una familia.

—La persona más extraordinaria que existía en el planeta.

Cada vez iba y pedía que le contase de su madre, quería mantener vivo su recuerdo. Conocer lo maravillosa que fue como persona.

Se había armado de valor para ir a visitarla a su tumba un día y llevarle tulipanes.

—Hola, mamá. —El viento frío acariciaba su cabello y mejillas, aún el invierno no abandonaba Seúl. Era un día normal, como cualquier otro, no obstante, el cielo lucía triste y las nubes ocultaban el sol—. Ha pasado mucho tiempo. Lamento haberte olvidado. —Eran las palabras que siempre repetía—. Gracias por haber existido y enseñarme lo que era amar. Gracias por haberme hecho feliz y que me dejaras comer dulces de pequeño —rió por esto, muy bien ya lo podía recordar—. Aunque nunca me dijiste qué se sentía sufrir. —No la odiaba por éste hecho, era algo que Jeongin debía aprender por su cuenta, cada ser humano lo debe hacer. Y no existía un manual para esto, como el de aprender a cocinar o tejer. No existía un libro de lecciones de vida y cómo exactamente tenías que vivirlas y afrontarlas—. Sé que tú también lo hiciste.

Empreintes ➳ SKZ{HYUNIN} [FINALIZADA]✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora