12.

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Tenía más sueño de lo habitual.

Se podría decir que no descansó y mucho menos cerró los ojos luego de que su vecino abandonara su hogar el día—noche—, anterior. Dejándolo en el silencio de su casa, con la cabeza a punto de explotar por las miles de preguntas. Ya iba por el tercer café, tenía que parar o sufriría un dolor de estómago o exceso de cafeína que lamentaría más tarde, como el no poder dormir, nuevamente. Toda la noche estuvo en su mente la pintura de una flor. Y luego esta se incendiaba y era consumida por las llamas. No sabía porque sus sueños ahora se relacionaban con flores y fuego.

Se giró al escuchar que lo llamaban, eran sus primos.

Estiró sus labios en una sonrisa y peinó su flequillo antes de acercarse a ellos.

—Hola, ¿qué los trae por aquí? —Estaba verdaderamente feliz de verlos, los había extrañado.

—Bueno, andábamos cerca y decidimos pasar. Además, muero de hambre y quería pasar al Café que queda cerca —habló la morena para luego darle un abrazo.

—Me alegra verlos —le sonrío a Beomgyu, que no había emitido una sola palabra y él le ofreció una tímida sonrisa en cambio.

Los guió hasta la cafetería del hospital y allí tomaron asiento.

—Agradezcan que estoy en mi receso, o sino Minho me colgará.

—Nadie se resiste al encanto de Choi Jisu, no tendrás problema con eso —sacudió el cabello de su hombro en pose de diva. Admiraba la autoestima de su prima, siempre tan vivaz y extrovertida.

Los hermanos Choi tenían una buena vida. Sí, tenían a ambos padres, vivían en una gran casa y poseían dinero. Jisu siempre vestía ropas de grandes diseñadores y bolsos costosos, maquillajes y cutis perfectos. Vivía en el salón de belleza y el spa. Se hundió en el asiento al saber lo desafortunado que era. Muchas veces los tíos de Jeongin le habían ofrecido la oportunidad de vivir en su hogar y la ayuda económica de ellos, seguramente eso le hubiera gustado a su padre. Siempre rechazaba sutilmente sus ofertas, no quería vivir de esa manera y aprovecharse del dinero de otros, aunque fueran su familia.

Jeongin se sentía orgulloso de los pequeños logros que había alcanzado por su cuenta.

Por suerte, los hermanos Choi eran personas humildes. Siempre se preocupaban por el bienestar de su primo.

—¿No comerás pastel?

—No me apetece, lo como casi todos los días —mintió. La verdad no tenía apetito—. ¿Cómo estás? —le preguntó a Gyu, quien comía una rebanada de pastel en silencio. Algo muy raro en él. Se había sentado junto al ventanal comenzando a masticar en silencio. De verdad que le inquietaba. Movía su pierna bajo la mesa por culpa de la cafeína y preocupación.

—Oh, estoy muy bien —asintió con su cabeza—. ¿Tú cómo te encuentras?

A Jeongin no le gustaba verlo de esa manera, sabía que algo andaba mal. Sin embargo, el castaño nunca le diría si le preguntaba. Lo veía hasta más delgado y con las mejillas hundidas. ¿No estaría alimentándose bien? ¿Pasaría por un momento difícil?

¿Por qué no se lo decía a Jeongin?

—Me alegro de que estés bien. La última vez que estuviste en mi casa no lucías en un muy buen estado.

El moreno detuvo el camino del tenedor a su boca.

¿Había dicho algo mal?

Apretó sus labios ante la mirada de Beomgyu, quien giró su cabeza hacia Jeongin como en el exorcista. Tenía una sensación de desconfianza.

Empreintes ➳ SKZ{HYUNIN} [FINALIZADA]✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora