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Todo corría con normalidad y andaba marchando correctamente en el hospital.

Minho había retomado su actitud de jefe mandón, alegrando en cierta parte a Jeongin, ya que lo había visto muy decaído las últimas semanas por la muerte de su abuelo, pero por otro lado, tenía que estar escuchando los regaños del doctor Alfa.

De vez en cuando ojeaba su celular por un mensaje extraño que le había llegado en la mañana y las llamadas desconocidas habían continuado desde el sábado. Como nadie respondía del otro lado, amenazó con llamar a la policía. Esto no tuvo ningún resultado porque las llamadas continuaron. Lo que más le asustaba era que no se escuchaba ni una sola respiración. Se le ponía la piel de gallina el solo pensarlo. Las había comenzado a ignorar, se estaba volviendo paranoico.

En estos momentos entró una llamada y contestó sin mirar la pantalla. Ya sabía que era una de esas llamadas. Lo curioso, todas provenían de un número distinto.

—Juro que la próxima vez que alguien llame no me voy a cansar hasta dar con su paradero. Esto está siendo una broma de muy mal gusto, ¡¿me oyeron?! Así que me gustaría que sea quién sea el que lo esté haciendo, necesito que se detenga en este instante. No es gracioso. No me intimidan. ¡Llamaré a la policía!

Tomó un respiro luego de prácticamente escupir todas estas palabras en medio del pasillo. Y como era de esperarse, no se escuchaba nada del otro lado de la línea. Decidido a colgar, se alejó el celular de su oreja, pero una voz al otro lado lo hizo detenerse a mitad de camino.

Jeongin...

Tragó saliva al reconocer esa voz que había ansiado escuchar. No pudo evitar que sus músculos se tensaran y comenzara a respirar con pesadez.

—¿Papá? —Esta vez sí se escuchaba una respiración. No había ecos ni ruidos de fondo, por lo que supuso que se encontraba en un lugar cerrado o privado. Puede que le estuviera llamando de un celular prestado o desde una cabina de teléfono público—. ¿Estás ahí? Respóndeme...

Un pitido lo hizo gruñir.

Habían cortado la llamada.

Se quedó con la mente en blanco observando el celular en su mano. ¿Lo llamaba y luego colgaba? Quería reír para no echarse a llorar como estúpido. Su padre seguía siendo tan cobarde como siempre. Yang Jungwoo seguía con miedo de mostrar la cara. Por esa razón, Jeongin había perdido mucho tiempo que pudo haber sido valioso junto a él. Ya que no tenía a su madre, sentía que lo perdía a él también.

—Camilla ocho, Jeongin —respingó al escuchar al Omega castaño llamar su atención.

—Voy en camino —terminó por guardar el celular.

Ajustando la identificación con su apellido que colgaba de su cuello, se encaminó a cumplir la orden de Jisung. Se encontraba cansado sin ninguna razón en particular. Solo anhelaba que fueran las cinco de la tarde para poder amar su cama por lo que le restara de día y olvidar todo lo que abarcaba su mente. Comenzaba a tener un poco de dolor de cabeza. Tenía que resistir, faltaba poco.

Ni siquiera los chistes de su amigo lo animaban un poco.

Necesitaba una bebida energizante o cafeína en su sistema.

—Buenas tardes, ¿en qué le puedo ayudar? —adoptando un tono cortés y animado atendió al paciente, simulando su malestar. Ya no aguantaba sus pies.

—Buenas tardes a ti también, baby. —Solo así bajó la carpeta que tapaba su rostro y rodó los ojos.

—¿Qué haces aquí, Christopher?

Empreintes ➳ SKZ{HYUNIN} [FINALIZADA]✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora