.・。.・゜✭・Capítulo 13・✫・゜・。.

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˚₊‧꒰ა LALISA MANOBAL ໒꒱ ‧₊˚

Miré en dirección a la misma playa a la cual Jennie me llevó, estábamos las dos, con la vista fija en aquella agua la cual un día nos pareció interesante, y hoy, con el día sombrío, solos paseaba con su aroma y su viento por nuestros cuerpos.

Podías ver a la lejanía un barco y como personas paseaban por ahí, no más de una o dos, pero en ese lugar parecíamos solo estar ella y yo. No me sentí presionada, mucho menos contra mi voluntad.

Ni siquiera se trataba de contratos, se trataba de que me estaba gustando escucharla, saber el cómo se sentía y por lo menos estar segura de todo lo que pasaba por su cabeza. Algo en mí no estaba bien, no funcionaba con normalidad o simplemente no podía pensar en la idea de que alguien como ella entrara más allá de donde debía.

—¿Siempre fue así? —pregunté.

—Casi siempre. Era estricto, no al punto de gritarme, pero infinidades de veces me dijo que debía ser intachable —Jennie se tomó un respiro—. No sé de qué presumía si no podía, pero digamos que no sé qué hacer, tampoco sé como juzgarlo.

—¿Sientes que tuvo sus razones ocultas para eso? —asintió. Yo proseguí—. A veces hacen cosas sin pensar en el bienestar de sus hijos, creo que eso es lo que lleva a que uno se culpe más de lo normal.

—Yo siempre creí que... —hizo una pausa para recuperarse—, él era diferente. Pensé que una traición de su parte jamás vendría de él, pero no pude evitar sentirme tan mal cuando me enteré de eso, Lisa.

—Me gustaría darte una respuesta acerca del porqué de su comportamiento, pero hay cosas que no tienen ni respuesta ni mucho menos justificación —fruncí los labios—. Solo sé que no te merecías eso, Jennie.

—Quien sabe —recostó su cabeza en mi hombro y cerró los ojos—. Nunca lo sabremos, Lisa.

—No, Jennie, no te lo merecías. Hay cosas que en mi cabeza no entran por la falta de sentido que tienen, esta es una de ellas, tu eres una persona espectacular.

—Mientes —suspiró—. Mientes. Mientes. Mientes.

—Gracias —bufé—. No todos somos mentirosos.

—No puedo creerle a una persona que antes me trataba con indiferencia -comunicó.

—Tú también lo hacías y mucho peor, te burlabas de mí.

—¿Yo hacía eso? —resopló—. Qué tonta la Kim de antes.

—Sigue siendo tonta —respondí.

—¡Oye, claro que no!

—Sí, lo sigues siendo, porque permites que otras personas elijan por ti, cuando eres una persona que ama el arte, Jennie —ella levantó la mirada y así fue que pudimos conectar—. Amas bailar y actuar, ni siquiera prestas atención a clases cuando el profesor está explicando.

—Lo intento —desvió la mirada—. Es difícil para mí.

Sostuve su mentón para que regresara a mirarme.

—Lo haces porque no es lo tuyo —contesté—. Lo tuyo es bailar y demostrarle al mundo lo bien que haces lo que te apasiona.

—¿Por qué siempre hablamos de mí y no de ti?

Quité la mano y regresé la mirada al frente, tensándome.

—Porque de mí no hay nada interesante que le guste saber a las personas —abracé mis piernas, perdiéndome en el agua—. Tú eres más interesante.

—No, no lo soy, probablemente tu lo seas —puso su dedo en mi mejilla—. Tienes unas mejillas muy lindas.

—Me odias, Kim, que no se te olvide —aparté su mano—. Me odias mucho.

El Arte De Amar. (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora