El Arte De Amar. (Jenlisa)

⋆˚࿔ Capítulo 27 𝜗𝜚˚⋆

. ݁₊ ⊹JENNIE KIM . ݁˖ . ݁

Me senté en la cama con desesperación, uno de los más grandes motivos por los cuales me interesaba ir a la universidad era Lisa, y ahora que ella no está, eso no se sentirá igual. Miré mis pies descalzos y el sol entrando por mi ventana. Quería correr desde ya e ir donde ella estaba, pero tenía que esperar un tiempo antes de hacer eso.

Ni siquiera desperté bien cuando abrí la bandeja de mensajes y vi uno de Lisa, era el protagonista de todos los mensajes. Sonreí y lo leí, sintiendo mi corazón de llenarse de alegría al leer "ya te extraño". Busqué rápidamente llamarla.

Sonaba y sonaba, y al cuarto o quinto timbrazo escuché su voz al otro lado de la línea, estaba adormilada. Lo podía sentir en sus leves gruñidos, eran los mismos que hacía cuando dormía conmigo y tenía que despertarse. Creo que me sé hasta cuantas pestañas tiene, estaba muy desocupada y ocuparme detallándola a ella era mucho más divertido que seguir durmiendo.

—Lili —dije despacio—. Siento si te desperté, debes de estar agotada.

—No... —se aclaró la garganta y la escuché acomodar algo—, me moría por hablar contigo y escuchar tu voz. No sabes cuanto te extrañé, desde que llegué o antes de irme.

—Sigue durmiendo, después podemos hablar —intenté decir, pero ella no me dejó.

—No, no quiero, ahora que escuché tu voz es lo único que quiero —declaró—. Háblame más.

Sonreí, —Eres un poco terca, no si se te lo han dicho.

—Tú. Muchas veces —suspiró al otro lado de la línea—. ¿Cómo te sientes?

—Bien, no del todo porque no estás tú, pero lo estoy sobrellevando, ¿tú?, ¿cómoda?

—Lo intento. Es mucho mejor de lo que pensé, ayer estuve conociendo los alrededores, tengo una Roommate bastante amable —comentó.

—Oh, es una chica —dije con un sabor amargo en mi boca—. ¿Y es linda?

—No lo sé, no fue en lo primordial que me fijé. Tengo una foto tuya, ¿en serio crees que quiero fijarme en la belleza de alguien?

—Solo digo. Estás estresada, lo puedo sentir.

—Eres bruja, mi amor. Tú me quitarías ese estrés de estar aquí —su respiración cada vez se tornaba más pesada—. ¿Estás sola?

—Lisa, no tendremos sexo por aquí —lo quería, pero nunca lo había hecho—. Además, ¿qué pasa si tu compañera escucha?

—Oh, por Dios, ella entró a un hombre y tuve que soportar sus gemidos, no será nada. Entra a tu baño y hazlo, enciende la cámara —me alentó.

Cuando iba a avanzar al baño, dispuesta a hacerlo, pero mi padre tocó la puerta de mi habitación. Resoplé y abrí la puerta con una sonrisa. Muy falsa.

—¿Estás ocupada? Es que tenemos que ir a un asunto del Bufete, recuerda que desde ya comienzan tus pruebas —informó.

—Sí, dame un momento me ducho y salgo —respondí.

—¡Hola, Lisa! —gritó.

La puse en alta voz.

—¡Hola, Señor Kim! —saludó ella.

Rodé los ojos y cerré la puerta, volviendo a la llamada con ella.

—Tendrás que resolver tú, mi amor, yo tengo que irme, pero no se te olvide que te amo —dije con tristeza—. Ya cuando llegue tú estarás estudiando, pero sacaré tiempo para ti.