˚₊‧꒰ა LALISA MANOBAL ໒꒱ ‧₊˚
Nunca sentí tan cerca a alguien, nunca lo permití, creo que a una edad exacta dejamos de buscar lo que es correcto para nosotros e incluso, dejamos de pensar en que hay alguien en el mundo para mí, por más que tengas consciencia, ya no buscas más.
El mundo es grande, puede estar en cualquier lado, solo es esa persona que está ahí, que existe y es suficiente para alegrarte. Pero quieres sentir su respiración, quieres tocarla y hacerle entender que está protegida a tu lado.
Entonces tener a Jennie en mi espalda, mientras regreso a casa, con ella triste y casi durmiendo por todo el alcohol que consumió no es de las cosas más me duelen, sino el saber que ella está destrozada por personas que no saben qué hacer con su vida.
O peor aún, por sus propios padres. Quería abrazarla y retirarle todo el dolor que estaba sintiendo, lo más importante pasó de ser la beca a una universidad que yo ansiaba a ser solo ella, querer su bien y desearle una vida sin más lágrimas las cuales solo afectaran a su corazón.
No era pesada, no me importaba tener que cargarla con tal de que llegara bien, me era reconfortante tenerla aquí conmigo. Porque yo no la lastimaría.
—Debo pesar mucho —dijo enredando las palabras—. ¿Peso mucho, amor?
Me paré en seco al escucharla, mi corazón se aceleró desmesuradamente. Fue una manea excesiva de hacerlo, pero no sabía como calmarlo, después de eso, solo caminé nerviosa, con miedo a que ella volviera a hablar.
—No, no pesas —comuniqué—. Pero mantente en silencio.
—Me muero por besarte, Lili —depositó un beso en mi cuello—. Te quiero besar, te deseo.
—No, Jennie —corté sus palabras—. Estás borracha, no sabes lo que dices. Ya estamos a la vuelta de tu casa.
Solo gimoteó.
Agradecí que no habló más y cuando llegamos a su casa, toqué el timbre y esperé paciente a que abrieran la puerta, de todas formas, tenía que hacerlo si quería que ella llegara sana y salva a su cama. Toqué nuevamente el timbre al no recibir respuesta.
Pero la puerta se abrió de golpe, mostrando a un hombre alto que nos veía con preocupación.
—Jennie —musitó.
—Bueno, la traje porque está un poco ebria... —dije—. No quería que le pasara algo por ahí.
—Sí, sí, pasa, por favor —se hizo a un lado—. ¿Te puedo ayudar?
—No, yo puedo —afirmé.
Subí con Jennie hasta el segundo piso, el señor me guio hasta la habitación de ella y cuando por fin llegamos, la dejé suavemente en la cama. Ella solo se movía algo incómoda.
—Tú debes ser...
—Soy Lalisa Manobal, señor —le tendí mi mano la cual él estrechó—. Es un gusto conocerlo.
—Puedo decir lo mismo, Lalisa —miró a Jennie—. ¿Desde cuándo está así?
—De hecho no hace mucho, pero es lo de menos, creo que ella necesitaba desahogarse después de todo —dije.
—Me enteré de lo que pasó en la universidad, y también de todas las fotos que fueron reveladas —el padre de Jennie se cruzó de brazos—. Por cierto, mi nombre es Misul.
—¿Y no está enojado?
—No soy quien para enojarme, al contrario, quiero que ella me perdone. Bajaré a preparar algo, cuando gustes bajas —Misul salió de la habitación de Jennie, dejando la puerta entreabierta.
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El Arte De Amar. (Jenlisa)
RomanceJennie Kim es una chica conocida por rechazar a los hombres que se le acercan, usualmente, a los que no son de su agrado. Pero eso se detiene cuando quiere poner fin a su noviazgo, mintiéndole a su exnovio con que tiene pareja. Jennie ha mentido sob...