⋆˚࿔ Capítulo 32 𝜗𝜚˚⋆

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. ݁₊ ⊹JENNIE KIM . ݁˖ . ݁

Me quedé en medio de la oficina, mientras Matteo me rodeaba cantando la canción animadamente. Se movía de manera boba sacándome una sonrisa, agarró mi mano y me giró sobre mis talones. No teníamos ni siquiera que tener una coreografía, él sabía como pasarme su felicidad.

Su sonrisa crecía cada vez más, su manera de reír cuando daba un mal paso. Cedí a sus movimientos, sus manos posándose en mi cintura, pero sin propasarse, alejándose al tiempo perfecto para no hacerme sentir incómoda.

Sus pasos eran imprecisos, ni siquiera podía sincronizar con la canción, pero tampoco perdía lo divertido de la situación. Lo que se pensó que sería un baile se convirtió en nosotros haciendo el ridículo, pero sin pasar de ser una entretención para mi mente.

Cantaba la canción mientras bailaba, sin apartar su mirada. No obstante, no pude evitar que mi mente volviera a Lisa. Cada movimiento me recordaba a ella, como si su presencia fuera una sombra constante en mi vida.

Pero cuando pensé que no podría olvidarme por un segundo de ella, Matteo logró que lo hiciera.

Que me olvidara un momento de mis preocupaciones y solo me concentrara en el baile y en nosotros pasando un buen momento.

Cuando la canción finalizó, este aplaudió.

—¿Viste?, soy un increíble bailarín —se dejó caer en la silla, agotado—. Tú eres excelente.

—Mucho mejor que tú —alardee—. Estoy muerta. Tenía tiempo sin bailar.

—Deberías hacerlo, esto de oficinas no es mucho lo tuyo, necesitas movimiento —recomendó—. Piénsalo.

—Lo pienso —cerré mis ojos—. Necesito ir a casa, estoy muy cansada.

—Yo te llevo, tengo mi coche aquí.

—No, puedo pedir un taxi, eso es lo de menos en estos momentos —agité la mano.

—Jennie —agarró mi mano—. Por favor, déjame hacerlo.

Alejé mi mano y acepté su propuesta. Mientras caminábamos hacia el coche, el aire fresco de la noche nos envolvía. Me mantuve callada, absorta en mis propios pensamientos. Al momento de subirnos al coche, Matteo no permitió que sea el silencio protagonista de la noche.

A pesar de no querer escuchar a nadie, con él era entretenido hacerlo. Saber lo que pensaba era mucho más interesante de lo que yo pensé. Tal vez me estaba cerrando demasiado a la idea de conocerlo, de saber como era él realmente.

Podía hacerlo sin necesidad de que pensara otra cosa. Bajé del coche al momento de llegar a casa, y Matteo me acompañó hasta la puerta. Con sus manos en los bolsillos y una sonrisa sin separar sus labios.

—Fue un placer compartir esta noche contigo —dijo inclinándose hacia adelante, me apoyé del marco de la puerta—. Y espero compartir mucho más tiempo a su lado.

—Eres un hombre muy raro.

—¿Si? Por lo menos dime que voy por buen camino para ser tu amigo.

—Vas por buen camino, sigue así y te convertirás en el mejor de todo.

—Es la primera vez que me siento así —confesó mirándome con plena sinceridad—. Es diferente.

—Qué bueno, ese es el poder de una buena amistad —palmeé su hombro—. Nos veremos mañana, Matteo. Gracias por la noche.

—¿Terminaste con tu novia? —preguntó con imprudencia—. Perdona si es muy mal momento para preguntar eso, pero solo necesito saberlo.

—Hay cosas que no comparto con nadie, Matteo. Los asuntos con mi novia son de esos, espero lo entiendas, pero no es mi interés decirte como voy con ella. Buenas noches, y gracias por hoy, te lo agradezco mucho.

El Arte De Amar. (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora