.・。.・゜✭・Capítulo 25・✫・゜・。.

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˚₊‧꒰ა LALISA MANOBAL ໒꒱ ‧₊˚

Palmee el lado de la cama, buscando el cuerpo de Jennie, pero sin poder encontrarlo. Abrí un ojo, y vi el lado de la cama arrugado, sin embargo, Jennie no estaba ahí.

Levanté la mirada y vi todo un poco oscuro, las cortinas estaban cerradas, pero podía ver la claridad la habitación. Me senté en la cama, cubriendo mi desnudez, y bostecé. Había olvidado por completo mi casa y todo, había dormido con Jennie toda la noche.

Casi toda la noche.

Busqué mi ropa con la mirada, encontrándola esparcida por todo el piso. Gruñí, queriendo dormir más, pero sin la oportunidad de hacerlo, la vergüenza me estaba bañando, estaba en casa de Jennie, eso quería decir que al otro lado estaban sus padres. Y aunque llegaron tarde de la noche, no quita el hecho de que sí están aquí.

Probablemente, saben que estoy en la habitación de su hija, solo que no saben todo lo que hicimos. Eso quiero creer.

Me paré buscando mi ropa y cambiándome en el proceso, siendo silenciosa en todo lo que hacía y cada paso que daba. No quería provocar un estruendo, ya lo suficientemente avergonzada me sentía.

Cuando terminé suspiré frente al espejo y me arreglé el cabello, entré al baño de Jennie, lavé mi cara y eché un poco de enjuague bucal en mi boca, al verme un poco más fresca solté el aire de mis pulmones y salí del baño, encontrándome con Jenine directamente, quien entraba con un desayuno en su mano.

Ella tenía puesta una pijama y su cabello amarrado en lo alto. Me crucé de brazos, juzgándola con la mirada. Ella dejó el desayuno sobre su cómoda, mirándome sin entender el porqué yo la miraba de esa manera.

—Tus padres saben que estoy aquí —dije.

—Sí, ¿qué tiene eso?, ni que su hija fuera una santa. Todo el mundo tiene sexo, Lisa. Bueno, casi todo el mundo —rodó los ojos y se acercó para abrazarme—. Qué rico es amanecer contigo.

—Jennie, eso me da vergüenza, ¿ahora como los miro yo a la cara?, me comí a su hija —dije apenada.

—Por lo menos unos buenos días y un besito en los labios, mira, te traje desayuno. Lo preparé yo para ti —agregó.

—Se ve delicioso, pero ya es momento de yo irme, en serio —dejé un beso en su frente—. Te quiero, pero...

—Pero nada —me detuvo—. Quédate un rato más, desayuna aquí y luego sales. Nadie te dirá nada, Lisa.

La miré dudosa.

No quería sentirme más incómoda de lo que ya me sentía, de por sí estar en casa de mi novia ya era lo suficientemente raro con sus padres desayunando abajo.

—Bien, comeré un poco —acepté.

—Primero bésame —no pude responder, porque Jennie ya se había apoderado de mis labios.

El desayuno quedó en segundo plano cuando sus manos comenzaron a buscar el inicio de mi sudadera. Las agarré antes de que pudiera hacer algo más.

—No más sexo, se considera ser ninfómana a partir de la... no sé cuantas veces lo hicimos, pero no —me negué.

—El sexo es bueno, y yo amo hacer el amor con mi chica —me lanzó a la cama—. No vas a decirme que no.

—Bu-bueno —miré a la puerta—. Pero primero fíjate que no vayan a entrar.

—No lo harán —se subió a horcajadas sobre mí—. Deja el miedo.

—Miedo. Yo no tengo miedo - carraspeé—. Pero...

El Arte De Amar. (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora