CAPÍTULO 23

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           " El miedo de que te vuelvan a lastimar nunca se va"

            Lykos.

  Mentira.

Esta noche no se ha concluido como lo planeé con mi preciosa pero fue una velada muy bonita.

No podía creer que detrás de una mujer tan dura existía una Calypso graciosa, romántica y risueña. Me he llevado la maravillosa sorpresa de descubrir todas esas cualidades de ella.

Cualquiera que la veía diría que es una mujer muy fría y orgullosa. Pero eso es solo una máscara que usa para poder manejar el negocio que tiene. ¿Y en este mundo de machos quién no haría lo mismo?

Con ella las cosas son más fáciles.

—Hijo, quiero hablar contigo —entra sin tocar—. Si me permite claro.

Saca a lucir su sarcasmo como siempre. Cuando los planes con mi preciosa cambiaron he decidido dormir hoy en mi casa y no en mi departamento.

—¿De que quieres hablar, papá?

—Tu hermana me ha llamado durante el evento de los Gangnera —habla como si fuera cualquier cosa.

—¡¿Y por qué no me lo has dicho antes?!

—Hijo, te has apartado de mi toda la tarde, ¿Cómo querías que te lo dijera?

—Papá por favor, deja ese juego ¿Quieres? —saca su móvil de su bolsillo— ¿Tienes un número con que llamarla?

—No. Era de un desconocido, seguramente se cambió de móvil. Pero me ha dicho que estaba bien.

—¿Y tú has aceptado semejante mentira sin más?

Tomo su móvil tratando de devolver la llamada con el mismo número pero me manda al buzón.

—Papá ¿Qué te ha dicho exactamente?

—Que está bien y que tú no tienes que hacer nada de lo que te pidieron y eso me dejó intrigado. ¿Sabés lo que está pasando con ella?

¿Le cuento que mi hermana está secuestrada y que me están pidiendo la empresa Ganadora para poder dejarla libre? Pero si él es el Alacrán, estaría corriendo un riesgo enorme.
Mi mente da vueltas a todas las preguntas.

—Es que hable con unos de sus maestros y me pidió algo. No es nada importante —lo miro con recelo tratando de ver algo.

—Si tu lo dices —guarda su móvil— pero no era de esto que te quería hablar.

—¿Entonces? Habla rápido, ya me quiero acostar —me paro de la cama.

—¿Cuáles son estas maneras de hablarle a tu padre? —tambien se pone de pie.

—Papá por favor. ¿No crees que ya es demasiado tarde para que hablemos de cómo debo o no dirigirte la palabra?

—¿Tú y la hija de Jean Mari tenéis algo? —giro para mirarlo.

—¿Papá, no crees que te estás pasando de la raya?

—¿Querer saber de la vida sentimental de mi hijo es pasarme de la raya?

—Sí lo es. Y más cuando nunca te ha interesado nada de lo que tenía que ver conmigo. Así que disculpame si me parece extraño tu repentina preocupación por mi vida privada.

—Yo sé que no lo demuestro mucho pero os quiero hijo, sois la alegría de mi vida.

—Permíteme dudarlo —suelto mi mano cuando quiere tomarla.

LA RULETA NEGRA [+21] (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora