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Sugishita ha estado intentando tomar tu mano durante 2 horas y contando.
No debería estar contando, pero lo está haciendo, y a medida que la cita avanza hacia el final, imagina que el reloj avanza y el tiempo se acaba.
Los otros chicos deberían haber sido más serviciales. Tal vez esto debería haber sido una cita doble, o tal vez un gokon, donde él podría encontrar una manera de entusiasmarte con unos tragos y dejar que sus amigos más habladores llenaran la charla y las risas innecesarias. Pero, por desgracia, él te quería para él solo (de hecho, había insistido en que Sakura, Suo, Nirei y Kiryu lo dejaran en paz para probar suerte contigo), pero a pesar del hecho de que ahora estás de pie junto a él, mordiéndote el labio mientras apuntas una pelota de baloncesto al aro de nuevo, él no está seguro de cómo cruzar esa distancia.
La simple distancia de acercarse y tomar tu mano en la suya, como lo hacen las novias, los novios y los amantes .
Tu tiro falla y el juego arcade emite un zumbido fuerte para finalizar el juego y haces pucheros.
"¡Oh, no!"
Te vuelves hacia él rápidamente, insatisfecha con tu desempeño, y eres hermosa, suave y alegre, y él es rudo y -odia admitirlo- poco refinado. Tal vez calculó mal y no es digno de tomar tu mano... tal vez por eso no ha encontrado una oportunidad. Su mano se cierne torpemente
"¿Quieres competir esta vez?" le preguntas, y mientras él te observa mirarlo a través de tus suaves pestañas, su rostro comienza a sonrojarse.
Es una pregunta divertida de hacer cuando acabas de perder y él tiene una clara ventaja en altura y alcance de brazo sobre ti, pero Sugishita asiente, pagando dos juegos más.
Tal vez si se concentra en ganar algo para ti, no será un fracaso total que no pueda tomarte de la mano.
Él gana, por supuesto, y es lo suficientemente amable como para dispararle al resto de las bolas también, sin fallar ni una sola vez.
"¡Presumido!"
Él te saca la lengua, pero el ambiente es ligero y casi olvidaría que todavía no puede sostener tu maldita mano, si no fuera por el hecho de que tú extiendes la mano, con valentía, y agarras la suya primero.
Y su corazón se detendría si no fuera porque estás demasiado ocupada tirándolo hacia el centro de intercambio. Se pregunta si sus palmas están sudorosas, si puedes notar que está torpemente tratando de entrelazarlas rápidamente contigo, pero encajan como un guante.
Como si fueran perfectos el uno para el otro.
Cualquier sentimiento que haya estado reprimiendo sale con su siguiente inhalación. El único objetivo es lo que puede ofrecerte ahora con los boletos que ambos han ganado, y piensa en cómo, si pudiera, podría darte el mundo.
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