22

2 1 0
                                    


Aquella noche no pegué ojo. Me la pasé dando vueltas en la cama y observando a Charity dormir a cada rato. Se había convertido en uno de mis pasatiempos favorito. Observar a la mujer que tenía a mi lado y dar gracias por ella. Me levanté de la cama, salí de la habitación y bajé las escaleras. Salí al porche de la casa, me apoyé sobre la barandilla de madera y tomé una bocanada de aire fresco, con el sonido del carillón de metal que Charity tenía colgado de fondo. Serían como las tres de la mañana aproximadamente, y aún vi coches pasar por delante de la parcela. No muchos, pero solo con un par ya me dio para pensar en qué clase de vida tendrían los que iban conduciendo. ¿Volvían a sus casas o acababan de salir de ellas? Preguntas estúpidas cuya respuesta no sabría nunca. Pero supongo que mi mente hacía lo imposible para no pensar en la pelea con Will. "Tal vez sí que haya sido un error contratarte" me llegó a decir. Aunque yo le había respondido que el error había sido aceptar una entrevista con un demente. Puede que suene algo menos elaborado y un poco más tosco que lo que me dijo Will, pero no soy un gran peleador, si se puede decir así. Simplemente suelto cosas que pienso que pueden ser hirientes y a veces lo consigo, otras solo hago el ridículo. En aquel caso supongo que fue una de cada, porque no había vuelto a hablar con Will desde entonces, pero no sabía que había sido tan duro con él. Él sí que lo fue conmigo, porque bastante inútil me sentía ya como para encima recibir esa frase de mi jefe, de las pocas personas en este mundo cuya opinión realmente me afecta.

Lo que le molestaba a Will en realidad era el haberme dado esencias y que yo las utilizara para todo lo contrario de lo que estaban destinadas. Sí que es cierto que con Rodrigo me pasé, porque le hice olvidar su estancia en "El Muro". La culpa la tenía Will, ya que por más que le recriminé, lo mantuvo ahí durante diez minutos. Lo tuvo seiscientos años ahí metido, y, aunque yo no iba a cambiar eso, le hice olvidarlo para, al menos, paliar las secuelas que esto le había producido. Como era obvio, a Will esto no le hizo gracia, y todo esto derivó en la pelea. Sé que he dicho que no iba a rememorar aquello, pero hay ciertos aspectos de los que a veces me pongo a hablar y ni me doy cuenta. Pero bueno, al menos te he puesto en contexto.

El caso es que me quedé ahí, en el porche, disfrutando cada soplo de aire fresco que corría de un lado a otro y que me hacía olvidar por un instante que, el tiempo pasa y que tarde o temprano tendría que responder por lo que hice.

Ah, por si te lo preguntabas, Will acudió a la cita con su padre. El que no acudió fue Él. En su lugar, mandó a uno de sus hermanos, Gabriel, a quien su padre siempre mandaba a dar noticias. Will lo llamaba de manera cruel "el chico de los recados". Le dijo que tenía asuntos más importantes que atender en aquel momento, pero que cualquier cosa que Will quisiera trasladarle a su padre, Gabriel se lo haría llegar lo antes posible. Espero que el mensaje no le llegara tal cual lo dijo Will, porque no fue nada sutil y sí muy desagradable.

La cosa empeoró a partir de ahí. Fue el detonante que Will necesitaba para volverse aún más cruel con sus víctimas.

La puerta de la casa se abrió de nuevo y Charity salió junto a mí, con una bata de seda rosa puesta encima.

―¿No puedes dormir? ―me dijo con cariño.

―Hace días que me cuesta ―respondí―. Pero hoy ha sido peor. Bastante peor.

―¿Por qué no pasas dentro y me lo cuentas? ―me ofreció―. Te vas a helar aquí fuera.

Accedí a su propuesta, pasamos dentro y, lo único que pude contarle era que había discutido con Will. No podía decirle el motivo, por razones obvias, pero le dejé entrever que había un problema bastante gordo detrás. Tras esto volvimos a la cama. Antes de entrar en nuestra habitación, me asomé a la de Ellie para ver como estaba. Me acerqué a ella mientras dormía, le di un beso en la frente y volví a salir. Me metí de nuevo con Charity en la cama, y me pasé el resto de la noche observándola dormir. No pude pegar ojo, pero tampoco me importó. Estar junto a ella, en la cama, mientras la observaba, era el descanso que necesitaba.

Deja que el mundo ardaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora