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Entré en el edificio poco convencido y con desgana. No me apetecía pasar horas junto a Will, aún después de la conversación con mi padre. Era obvio que quería ayudarlo a corregir un poco su vida y todo eso, pero una cosa no quitaba la otra. Era una mala persona, por llamarlo de alguna manera. Porque una cosa sí estaba clara. Will no era humano. ¿Quién era? Imposible saberlo. ¿De dónde venía? Menos aún. William era un completo misterio. "El hombre". Seguro...

Estaba a punto de cruzar la recepción cuando me asaltó Charity.

―Hola, Houdini ―dijo con sarcasmo.

―¿Houdini? ―pregunté extrañado.

―He decidido rebautizarte así, ya que no dejas de escaparte de mí.

Aquel comentario consiguió sacarme una pequeña risa, casi de alivio, porque necesitaba soltar algo de tensión, y la verdad que me vino de perlas.

―Vale, esa ha sido buena ―le admití, todavía con una sonrisa―. ¿Qué tal estás?

―Ahora que estoy hablando contigo, de maravilla.

Vale, estaba lanzada. Había decidido dejar de esperar y pasar a la acción. Yo era de esos tipos que dan el primer paso sin antes asegurarse con claras señas de que la otra persona estaba interesada en mí. Y, exceptuando el baile de fin de curso con Amanda Baker, aquello nunca pasó. Por otro lado, Charity era demasiado impaciente, además de ese tipo de personas que no se callan lo que piensa, de modo que decidió tomar ella misma las riendas.

―¿De verdad?

―Totalmente.

De pronto me había puesto nervioso. Notaba que me empezaban a sudar las manos y que iba a empezar a hiperventilar en cualquier momento. Decidí comportarme como un adulto e intentar mantener la cabeza fría.

―Escucha ―comencé―. Había pensado que... tal vez... si no tienes planes... Podríamos... No sé...

―Cenar ―sentenció ella, por lo que di las gracias, ya que no me apetecía seguir haciendo el ridículo―. En mi casa, a las siete, antes de la exposición en casa de Will. Luego te mando ubicación.

Yo la miré en silencio, y no pude evitar sonreír.

―Me parece perfecto.

Nos despedimos y yo me dirigí una vez más al ascensor para subir al despacho de Will. De camino, me dio la sensación de que, con cada persona con la que me cruzaba, se me quedaba mirando de una manera extraña. Como si ya todos supieran que Will y yo habíamos tenido nuestras discrepancias. Lo malo del momento fue que parecían haberse posicionado, y no de mi lado precisamente. Intenté no mirar a nadie durante el trayecto de recepción al ascensor más de la cuenta y una vez dentro, esperé no cruzarme con nadie. Afortunadamente subí directo al ático, crucé el pasillo y, de nuevo, estaba en la oficina de Will. Él volvía a estar mirando por la ventana. Parecía no haberme escuchado entrar, pero, lo cierto es, que sabía de sobra que yo estaba ahí.

―Has vuelto... ―dijo, al cabo de un rato, sin girarse.

―Ya ves... ―respondí sin moverme de la puerta.

Yo no me consideraba una persona orgullosa, pero sospechaba que Will sí lo era, encajaba perfectamente con su personalidad. De modo qué, decidí no ceder y esperar a que fuera él quien diera el primer paso. Un poco como con Charity, vaya.

―Después de lo de ayer, pensé que no lo harías.

―Y no iba a hacerlo ―comencé―, pero, tuve ayer una conversación con mi padre que me ayudó bastante y, esta mañana, he visto que habías despertado a Josh, y...

Deja que el mundo ardaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora