27

2 1 0
                                    


Will llegó poco después y, cuando le abrí la puerta con el bourbon en la mano se quedó un poco extrañado.

―Anda que avisas ―me recriminó mientras sonreía.

―Pasa, me pongo algo de ropa limpia y nos vamos.

Entró conmigo y fuimos a mi habitación. Le extendí el vaso para que se lo terminara él y busqué algo de ropa limpia y más cómoda en el armario.

―No sé cómo te puede gustar esa cosa ―le dije, mientras se acababa sin reparo mi copa.

―Hay bebidas con peor sabor ―contestó, dejando el vaso vacío sobre el aparador de mi habitación―. Esta, en concreto, no está nada mal.

―Es como chupar una tabla de madera.

―Bueno, supongo que uno se acostumbra con el tiempo.

Me senté sobre el borde de la cama, una vez me hube vestido, y Will se acercó a mí.

―¿Qué tal ha ido lo de Charity? ―se interesó.

―Como tenía que ir ―dije cortante―. Al menos ahora podrá vivir una vida normal y tranquila.

―Vivirá en una mentira.

―Pero será una mentira en la que ella es feliz, y con eso basta.

―¿Eres consciente de que me recriminaste el haber modificado un par de recuerdos suyos y tú le has cambiado, bueno, toda su vida?

Le dediqué una mirada asesina, pero fue solo porque sabía que él tenía razón. Supongo que, aunque no lo compartía, entendía los motivos que habían llevado a Will a modificar la mente de Charity para hacer más creíble su tapadera, pero esto era muy distinto. Ella iba a dejar de vivir, y no era justo. Se merecía una vida larga, tranquila y feliz, alejada de toda la mierda que rodeaba a William Taylor Winslow y, ahora, a mí.

―Esto es diferente, es por su bien, no por interés propio ―dije, levantándome y saliendo de la habitación.

―Si tú lo dices...

Salimos de la casa y cogimos mi coche. Le pregunté a Will dónde retenían a Colter y me fue guiando él. Llegado un momento, pasamos cerca del edificio donde vivían mis padres, y tuve que hacer un sobre esfuerzo para mantenerme tranquilo, pero una sensación desagradable recorrió mi pecho, hasta detenerse en el corazón durante un buen rato. Opté por coger esa sensación y utilizarla a mi favor, más que dejar que me distrajera o me impidiese hacer lo que debía hacer. Nada iba a impedir mi objetivo, ni siquiera una inmensa sensación de tristeza. Dejé que el vacío volviera a mi interior, porque solo así sería capaz de hacer lo que debía.

―Así que ahí está ―dijo Will, que ignoraba cuanto tiempo llevaría mirándome.

―¿A qué te refieres? ―le pregunté.

―Es de lo que te hablé en su día. Ahora mismo que sabes cómo es el mundo en realidad, ahora que conoces la verdad de las cosas, es cuando realmente te has podido liberar. Eres alguien que no conocerá límites.

―No te confundas, Will ―le corregí―. Haré lo que tenga que hacer con Colter y después me iré.

―¿Cómo?

Aquello había pillado totalmente por sorpresa a Will. Creo que fue la única vez que no vino venir algo que yo hice.

―No, no puedes dejarlo ahora, Barry. Te necesito conmigo más que nunca.

―Ya está decidido, Will. En cuanto esto acabe, me marcharé. Lejos de Seattle, lejos de mis recuerdos. Lejos de ti.

―Pero...

Deja que el mundo ardaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora