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Busqué a Will por todas partes de la ciudad sin éxito. Fui a su casa, pero Arthur me dijo que no había pasado la noche ahí. También me pasé por el Choices pero nada. Le pregunte a Joe, por si sabía algo, pero me dijo que no había tenido noticias suyas. Me dijo que mandaría una partida de búsqueda que no descansaría hasta encontrarlo, pero le dije que no hacía falta, que seguro que acabaría apareciendo. Salí de la comisaría y una ligera lluvia hizo acto de presencia. Caminé en dirección al WT Building de nuevo con una extraña sensación de incomodidad. Quería llegar y que Will estuviese ahí, en su despacho, que solo se hubiese ausentado un poco porque necesitaba despejarse. Pero me asustaba la idea de que se hubiese marchado para siempre sin avisar. Que ahora estuviese en el lado opuesto del planeta, lejos de mí, lejos de todo esto. Que hubiese hecho exactamente lo que yo tenía pensado hacer.

Continué caminando hasta que una voz, que me resultó familiar, me llamó por detrás haciendo que me detuviese en seco. No había nadie más en la calle, tan solo él y yo. Ya había visto su cara antes, en una ocasión. En la exposición de arte que Will había organizado.

―¿Cuánto más vas a seguir buscándolo, Barry? ―me preguntó educado.

―¿Por qué? ¿Crees que debería parar? ―inquirí, desconfiado.

―Si sabes lo que te conviene, te alejarás de todo lo que rodea y concierne a Hadraniel. Si lo haces, nosotros te procuraremos un prospero futuro y una vida larga y plena.

―Dime dónde está ―espeté sin rodeos.

―En un lugar seguro, donde ni tú ni nadie pueda encontrarle.

―Quiero verle ―exigí.

―Me temo que es imposible. Está a la espera de ser juzgado por sus crímenes.

―¿A qué crímenes te refieres exactamente? ¿A velar por la seguridad de la humanidad? Cosa que vosotros no habéis hecho. ¿O te refieres a castigar a los delincuentes como se merecen? Es que no lo tengo claro ―le recriminé con chulería.

―Vaya, él no te contó la verdad. ¿No es así?

―¿Qué quieres decir?

―¿A caso crees que uno puede salir del reino de nuestro padre sin más a sus anchas?

Descubrí entonces que Will no me había contado toda la verdad sobre su visita a la tierra. El hombre que tenía ante mí, Ragüel, me contó que, en su huída, Will había tenido que acabar con la vida de varios de sus hermanos. Pero acabar con la vida de uno de los suyos no es ni mucho menos como una humana. Nosotros pasamos al más allá, encontramos la paz. Pero con ellos es diferente, porque, simplemente, desaparecen. Es como si nunca hubieran existido. Y Will tuvo que hacer desaparecer a varios.

―¿Qué hay de todo lo que conto sobre vuestro padre? Él dijo que nos abandonó a nuestra suerte.

―También es mentira, chico ―afirmó con seguridad―. Simplemente no sois su única creación, hay infinidad de ellas dispersas por todo el universo. Pero mi padre las observa todas periódicamente y se asegura de su bienestar. Hadraniel aprovechó cuando padre acabó su última visita a la tierra para bajar. Pero, ahora que él ha vuelto con vosotros, se ha dado cuenta de todas las atrocidades que había hecho y ha tenido que intervenir.

―¿Intervenir? ―pregunté incrédulo―. ¿Entonces por qué no apareció cuando le dijo de tener un encuentro?

―Nuevamente las mentiras de mi hermano. Sí apareció, y conversaron largo y tendido. Padre le hizo una oferta, seguir operando en la tierra pero con una serie de... Directrices, y no libremente como hasta ahora. A Hadraniel no le pareció bien y nuestro padre le dio un ultimátum. O cesaba inmediatamente en sus actividades o lo atraparía en la dimensión reflejo por el resto de la eternidad.

Deja que el mundo ardaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora