30.

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Abrí mis ojos con mis brazos cruzados en mi pecho y una estrella brillaba en el cielo. Más que las otras. Tal vez era una simple estrella, que ya no existía, pero seguíamos viéndola, tal vez era algún tipo de planeta o una pequeña galaxia.
Era hermosa, y quizás hasta era un cometa, que se yo.

Miré hacia la playa sintiendo la brisa en mi rostro. Y si algo amaba de vivir en las costas de este país , era poder ver y sentir el mar.

Pasó una estrella fugaz.
Junté mis brazos y entrelazando mis dedos para pedir un deseo, apreté mis ojos.
"Deseo que todo mejore, y que cada día duela menos"
-suspiré.

—¿Aún aprietas tus ojos para pedir deseos a las estrellas fugaces? — dijo una voz a mis espaldas.

Conocía esa voz perfectamente. Mi corazón comenzó a saltar y mi rostro se calentó sabiendo que mi cara estaba fría por la brisa del mar.

Me giré y lo ví. Parado a tres metros de mí. Con su pelo castaño, alocado de una forma perfecta, esa combinación de colores pasteles en su ropa que solo él sabía hacer. Y un cardigan café que le llegaba casi a sus rodillas.
Sonrió de lado.

—¿No me vas a saludar? — me miró con esos ojos grandes. Se veía tan bien y tranquilo. Feliz. Que me dieron ganas de llorar.

—Hola... — dije titubeante — Kim Taehyung.

—¿Cómo estás? — se acercó un poco más. Y la luz de la calle le dió en el rostro.

Estaba hermoso. Sano y salvo.
Definitivamente no era el chico que me pareció ver hace unas horas.
¡Como latía mi corazón Dios!

—¡Bien! — traté de sonar calmada.

Él seguía con sus manos en su chaqueta mirándome fijamente.
—Supe que te mudaste — agregué.
Él asintió sonriendo.

—Bueno yo ando con Jimin y no sé si... — solté sin completar la frase. Él me entendió.

Ambos miramos dentro del local. Y desde afuera vimos a Jimin conversando alegremente con alguien y con cosas en sus manos. Comida.
—Jimin se ve bien. — afirmó sonriendo con tristeza.

Observándolo vimos quién era el causante de su risa. Ambos iban a salir en unos segundos de la tienda. Ya se podían escuchar sus risas desde dentro. Y es que Jungkook hablaba y Jimin reía fuerte.
La mayoría de las veces era así. Se llevaban bien.

Taehyung inesperadamente me tomó de la muñeca y me arrastró a un pasaje sin salida al lado de la tienda. Donde la luminaria no era tan buena.
—¿Qué haces? — le dije con el ceño fruncido.

Me tapó la boca con su mano acorraladome en la pared.
—¡Sssssht! — me hizo callar sin mirarme.
Colocando toda su atención en la escena que pasaba detrás de mí.
—Por favor — susurró sin mirarme aún — No estoy listo para ver a Jimin aún.

A lo lejos se escuchaba a Jimin alegar junto a Jungkook quien lo acompañaba en silencio con una sonrisa.

Jimin tomó el teléfono y el mío comenzó a vibrar.
—¡Sueltame! — me safe bruscamente de Tae quién había aflojado su mano.

—Por favor quédate — suplicó con esos ojos.
—Necesito decirte algo importante. Me miró inclinando su rostro por la estatura que nos hacía tener diferencias entre ambos.

Tomé el teléfono y afiné mi garganta para contestar.

—Jimin.

      —¿DÓNDE ESTAS? — se escuchó en el teléfono.

—Tuve que irme a casa. Necesitaba el baño.

     —Y ¿ESTÁS BIEN? — sonó preocupado.

—Si, ve tranquilo.

     —Okey. Nos vemos. Me hablas.

—Okeeeeey — corté.

Corté y por un segundo olvide quien estaba frente a mí. Y esque odiaba con el alma mentirle a mi hermano. Desde el accionante él había cambiado mucho contigo y yo con él. Eramos más concientes y agradecidos él uno del otro.

—Sigue sobreprotector. — afirmó mordiendo su labio y haciendo que mi atención se vaya hacía él por completo.

—Asi es. Pero es más amable. ¿Por qué no quisiste verlo?

—No estoy listo Sol-ah.

Y como lo dijo. Mi nombre. Me dio un vuelco en el corazón.
—¿Y a mi si? — dije y las ganas de llorar se agolparon en mis ojos. Cruzada de brazos evité su mirada.

—Sol-ah...

—¡NO ME LLAMES ASÍ! — levanté la voz.

—Lo siento.

—Y ¿Por qué lo sientes Kim? — dije fríamente.

—Por todo. — puso su mano derecha afirmada en la pared que estaba trás de mí.

—Es que no es llegar y aparecer un día Kim, y decir lo siento por todo y que volvamos a ser amigos.

—Pero nosotros no eramos amigos...

—Pero eso es lo máximo que seremos y lo veo bastante distante y alejado de la realidad.

—Park Sol... — mordió su labio. Y sentía que iba a llorar en ese instante, pues sus ojos estaban envidiados y no sé de qué momento.

—Lo nuestro es algo a lo que tú le pusiste fin — lo empujé alejándolo de mí. —Tu no sabes nada de lo que he pasado estos meses. Y ahora vienes y "Hola "aquí no ha pasado nada?" Pues no Kim —no quería que de mi boca saliera su nombre.
—Vas a tener que madurar y dar vuelta la página. Lo más probable que nos encontremos. Este pueblo es pequeño, y nos conocemos. Pues seamos cordiales, pero he sufrido demasiado superandote como para que ahora llegues así. Y me mires y hables así. — lloré.

Él se acercó un paso queriendo consolarme —¡Heeeey! — dijo con ternura.

—¡NO TE ME ACÉRQUES!

Levantó las manos en señal de rendición dando un paso atrás.
—¡Eres un idiota! — susurré para que lo oyera fácilmente sin mirarlo — sequé mis lágrimas y me fui de ahí. Dejándolo atrás.

No me iría a casa. Caminé a la playa. Donde solo la alumbraban la luna y el alumnado público de la ciclovía. Me saqué las zapatillas y caminé por la arena. Sentír el frío me hacía bien.
No quería volver a casa. Y menos ver a Jimin. Me sentía podrida por mentirle.

Me senté. Y allí pasaron muchos minutos y muchas olas se rompieron en la rodilla con ese sonido abrumador y encantador al mismo tiempo.
—¿No te ibas a casa? — dijo Jungkook sentándose a mi lado.

—¿Jungkook que haces aquí?

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LLEEEEGAAAASSS! CUANDO ESTOY A PUNTO DE OLVIDARTEEEEEE!!!!!!



EL AMIGO DE MI HERMANO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora