45.

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Jungkook me había ido a ver. Y habían pasado 2 días desde que hablamos aquello con Tae. Con Jimin también habíamos hablado y ahora se daba la instancia con Jungkook.

—¡Holaaa! ¿Cómo estás? — dije atendiendo su orden de café en mi trabajo.

—¿Bien y tú? — sonrió de forma amplia.

—Ya, mejor. Gracias por todo. Fuiste un buen amigo doctor.

Sonreímos ambos mientras él pagaba.

—Si me permites un minuto de tu tiempo, tengo algo que comentarte, como amigo que somos y ... —miré al techo nerviosa con la boleta en la mano.

—¿Volviste con Taehyung? O ¿Te decidiste qué estudiar? — sonrió apagado.

—¿Cómo lo sabes? — dije con la boca abierta casi a 2 metros.

—Te espero en la mesa para hablar. Mientras abriré mi Macbook y trabajaré. Te espero. Te llevas un café, yo lo pago. — guiñó el ojo.

Asentí.

Seguí trabajando una media hora más. Y partí con él. Claro que el café que llevaba en mis manos lo había cancelado yo. No iba a dejar que él me pagara algo cuando más encima tenía una mala noticia para él.
Y me senté en la mesa redonda en frente de Jungkook.

Por primera vez lo observé. Era muy guapo. Y tenía cara de cansancio, y unas ojeras que aunque la disimulaba con su sonrisa. Se notaban.

—¡Cuéntame! — dijo en un suspiro.

—¿Cómo lo...? — le dije.

—¿Qué como lo supe? — me interrumpió.

Asentí.
—Eres una libro abierto Sol-ah, con solo verte sé lo que pasa por tu cabeza. Sabía que estabas con Taehyung en algo cuando te conocí.
Cuando los saludé por primera vez, y mi madre me dijo que te llevara, conocía la intención, no soy estúpido, y la cara de Taehyung era digna de un monumento, apretó tanto la mandíbula ese día que pensé que me golpearía. — se rió mirando hacia la ventana — Luego no dejaba que te llevara, los escuché cuando te apartó de las muñecas y te dijo que no le importaba su auto, ni el taller ni nada, que te llevaría no importa como ... Luego llegó tu hermano y... Ya lo sabes todo. Obvio. Eso lo vi.

—¡Wow! — susurré.

—Sabía que se traían historia. — subió sus hombros y bebió de su café y al fin, posó sus ojos en los míos. —Y aunque lo intenté y eres una buena amiga. Será mejor que los deje al fin. Que te deje ir ¿Verdad? — buscó mis ojos con su mirada.

—Lo siento Jungkooki — susurré. No me salían las palabras. Solo lo miré avergonzado.

—Está bien. — sonrió forzado, pero tranquilo.

Comencé a llorar.
Él se paró y me consoló. Puso su mano en la espalda y daba golpecitos suaves.

—¡Sol-aaah! — soltó con ternura — ¿Por qué lloras? Yaaaaa, está bien, todo está bien...

(...)

Jungkook se fue unos minutos después de nuestra charla. Se veía apagado, pero no dejó de sonreírme al irse.

Mi turno salió. Y Taehyung no me había respondido ningún mensaje. Solo me había dicho buenos días y dejó de existir durante el día.

Ya eran las 6 de la tarde. Y estaba cansada. Tenía muchos sentimientos encontrados y me dolía la cabeza.

Me fui a cambiar de ropa. Y me despedí de algunas de mis colegas.

Al salir del trabajo el sol pegaba aún fuerte, pero el atardecer lo debilitaba.
Cerré mis ojos afuera ya del local y suspiré recibiendo la vitamina D que necesitaba tanto.
Con mis ojos aun cerrados sentí los pajaritos cantar y de fondo el mar haciendo lo suyo.
Seguía en esa cuando unos labios tocaron los míos en un beso corto, pero escandaloso.

EL AMIGO DE MI HERMANO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora