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Se fue. Y ni siquiera le pregunté "Cómo estaba".
No sabía si se sentía bien, si estaba comiendo, si lo habían dejado con alguna dieta, cómo había dormido, que le dolía, que le dijo el médico, cuánto debe hacer de reposo, que serie estaba viendo, qué quería hacer con su vida ... No sabía absolutamente nada de Kim Taehyung. Y eso me estaba destruyendo.

Lloré lloré lloré. Hasta quedarme dormida.

Al otro día. Salí a pasear. Andaba de muletas pues no podía caminar bien, pero la playa no quedaba lejos de casa.
Los chicos dormían en las habitaciones de alojados de mi casa. Nadie había despertado aún.

Caminé más lento de lo normal. Y aunque para llegar a la playa tardaba 10 minutos, esta vez tardé 15 minutos.

El solo escuchar la mar me tranquilizaba. Era la endorfina que necesitaba.
Me senté y lloré otra vez. Mis pensamientos me invadían, y entre la multitud que iba y venía de la feria local cerca de la playa me pareció verlo, pero no era él. Y es que me parecía verlo en todas partes.
¿Y si hablaba con él y esta vez ya era muy tarde?

(...)

Pasaron 2 semanas, y no había hablado con Tae, pues cuando él iba a casa, yo me encerraba en mi cuarto. Como ahora lo estaba haciendo.

Escuché que el timbre sonó y que Tae llegaba. Corrí a mi ventana para ver si veía algo. Era ella.
La chica con la que vivió en el extranjero.
¿Qué hacía esa idiota en mi casa?
Quería eliminarla de la tierra. Tenía tantos celos que podía prender la casa con fuego de solo pensarlo. Me sentía como Carrie, cuando en la película prende todo eo colegio o lo que sea y todo le vale madres.

Se escuchaba como se reían y la pasaban bien.
Yo por mi parte tenía hambre. Pero aquí estaba. Tenía mi baño propio y eso me permitía no salir de mi habitación. Cuando Jimin me texteó invitándome a bajar, le dije que dormiría.
Así que realmente estaba siendo invisible.

Moría de hambre, realmente moría de hambre.
Al pasar los minutos escuché como cantaban cumpleaños a alguien. Y no eran los chicos, no era Jimin, ni Taehyung. Solo podía ser una sola persona.
¡Que se pudra! - dije para mí cruzandome de brazos.

Alguien tocó mi puerta y salté del susto. Abajo se notaba que la pasaban bien y sonaba a lo lejos y con bajo volumen una canción de RAIN.

—¿Si? — dije. Y caí en cuenta mientras me mordía las uñas y que se supone que yo estaba durmiendo. Pero hablé. Y la puerta se abrió.

Taehyung entraba semi avergonzado con un plato pequeño y un trozo de torta de chocolate. Mi favorita. Chocolate chocolate, rellena de chocolate y salsa de manjar.

Mi corazón se aceleró al verlo. Después de 2 semanas. Y estaba hermoso, su color de piel había vuelto a la normalidad.
Mi estómago rugió que se escuchó hasta en Corea del Norte.

—¿Por qué no bajas a comer si tienes hambre? — me regañó de forma pasiva.

—¡No la tengo! — me crucé de brazos.

—¡Claro! — miró con desdén hacia un costado. -Y yo soy Harry Potter.

—Ya quisieras — susurré.

—¡Ven! Es tu favorita. — me extendió la torta. — Siéntate conmigo. — se sentó en una pequeña mesa redonda que había en mi habitación con dos sillas pasando por completo a mi habitación sin autorización.
-Si no vienes me la comeré toda. —comenzó a comerla de los bordes. Era un gran tamaño. Y se me hacia agua la boca. Mi estómago rugió otra vez. Y Taehyung sonrió sin mirarme.

—¿Solo trajiste un tenedor? — dije afirmada de la pared.

—¡Claro! No vas a pedir un tenedor a parte si ya me has comido toda la boca. No creo que te de asco ¿O si? — se apuntó los labios. Yo enrojeci rodando los ojos.

Me acerqué a él sin hablar. Estaba enfadada. Verlo me producía el más profundo amor y odio y a eso había que sumarle que estaba hambrienta.

Me senté junto a él. Y era lo más cerca que había estado de él en un mes. Podía sentir su aroma. Más que su perfume, era el aroma de su cuerpo. De él.

Tomé el tenedor que él me estaba extendiendo y le di la primera probada al pastel. Y qué cosa más rica. Cosa bien hecha.

—¡Es de la pastelería TheLEE! — le dije. Adivinando ese sabor espectacular.

El asintió.
—Yunjin está de cumpleaños, así que como vendría hoy con nosotros acá... Le compré ese pastel.

Solté el tenedor y éste sonó más fuerte de lo que pensé. Y ahí venía, mi vómito verbal. Mi ataque de celos del que después me arrepentiría.

—¿Pasaste por mi pastel favorito para celebrar el cumpleaños de esa chica? — pasé mi lengua para quitar rápidamente el chocolate que sabía que tenía en el labio. —¿Qué más haces con ella que hacías conmigo? — dije al fin.

Se acercó hacia mí rápidamente y lamió con su lengua y labios la comisura de mi boca, para luego alejarse y decir: —¡Tenías chocolate! — lamiendo sus labios.

Quedé en blanco y mi boca no articulaba nada. Mi cerebro no era capaz de procesar ningún pensamiento por el momento.
—¿Qué... Qué haces? — tartamudeé.

—También es mi pastel favorito. — Sonrió coqueto. Como hace mil años no le veía hacerlo.

Sacó con su dedo índice un poco de crema de chocolate y se chupó el dedo lentamente sin despegar sus ojos de los míos. Con esa sonrisa que me hacía perder la razón.
Me estaba provocando. Lo sabía. Y no caería en éste juego infantil que....
Volvió a hacerlo, pero ésta vez se dejó adrede chocolate en el labio inferior.

—¿No quieres? Se que también es tu favorito y...

Me lancé hacia él. Es que uno es de carne y hueso y para estas cosas, no somos fuertes.
Lamí sus labios con mi lengua y vi como cerraba sus ojos. Me separé de él, ya que me encontraba sentada sobre él, con ambas piernas a su alrededor, frente a frente.

—¡Dime que no has hecho esto con ella y con este sagrado pastel! — susurré sobre su boca con mis manos sobre sus mejillas.
Con sus ojos aun cerrados negó.

—¡No! — dijo ronco y abrió sus ojos — ¡Dime que no has besado a Jungkook como me besas a mí, que no lo has tocado como me tocas a mí! — susurró sobre mi boca y podía sentir su aliento tibio con olor a manjar y cacao.

—¿Y qué pasa si lo he hecho? — dije girándome para untar mi dedo en el pastel y ponerlo sobre mis labios con el dedo índice adrede.

—Entonces borraré con besos — lamió mi boca otra vez entre besos y su lengua sobre mis labios — cada beso que ese doctorcito te haya dado, porque eres mía y siempre me vas a pertenecer a mí. — susurró.

Nos besamos. Nos besamos apasionadamente.
—Mi boca solo te ha besado a ti — susurré y mordió mi labio inferior.

—Entonces déjame dejarte una marca porque esa boca es solo mía. —susurró y mi puerta se abrió de golpe.

—¡AY PERDÓN!

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GRITEN CONMIGO.
AAAAAAAAAAAAAÁAAAAAAAAAAA.

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YA VAMOS POR LA RECTA FINALE'

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