28.

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Jimin entró solo y corrió a abrazarme.
Sentí su calidez en mi cuerpo.
—¿Ahora recuerdas que soy el mejor hermano del mundo? — soltó pegado a mi.

—Mas o menos. Le pegaste a Taehyung y eso me cabrea.

—Sol, eso fue hace mucho — suspiró.

—Para mí fue ayer.

—Los papas vienen en camino. — dijo acomodándose a los pies de la cama.

—Cuéntamelo todo. — exigí.

—Lo que sabemos es que ibas con Taehyung camino a la playa. A ver a su madre. —mientras mi hermano hablaba yo recordaba como una visión en mi retina — Un auto en la pasarela 75 se pasó el rojo y ustedes chocaron con él. Fue mala suerte Sol — miró hacia la ventana con un suspiro.

—¿Y el chófer? — dije llorando. No se en qué momento había comenzado.

—Murió en el lugar. 35 años.
Tú quedaste inconsciente con un fuerte golpe en la cabeza. Taehyung, estaba bien cuando llegó al Hospital contigo. Osea bien entre comillas, pues tenía fracturada la clavicula y una costilla, y a pesar de que sangraba de su frente, llegó desesperado por ti. Tu estabas inconciente, 3 costillas rotas, un tec cerrado, y el fémur dislocado.

—¿Y qué pasó con Taehyung? ¿Por qué él...? — callé.

—Al ser atendido se desplomó de la nada. Y no despertó más. Hasta ahora.

—¿Qué dijeron los médicos? — pregunté mientras Jimin me pasaba pañuelos desechables.

—Fue una hemorragia cerebral, causada por el trauma contundente en la cabeza y el cráneo. Supongo que la adrenalina lo hizo llegar aquí "bien" - hizo comillas con sus dedos — Los vasos sanguíneos estallaron y causaron una acumulación de sangre entre el cerebro y su cráneo. Su cerebro quedó sin oxígeno Sol-ah, lo que pudo haberlo matado.

Sus ojos estaban llenos de lágrimas mientras miraba hacía el suelo.

—¿Lo perdonaste? — me aproveché de la situación para sacar la verdad. Y lo que había en su corazón.

—Lo quiero Sol-ah, es mi hermano. Y si te ama tanto para... — lo interrumpí y lo abracé. Ambos lloramos desconsoladamente.

—¿Dónde está él ahora? — le pregunté.

—En la unidad de tratamiento intensivo. — respondió.

—¿En el piso de abajo? — dije sorprendida.

El asintió.

—Y ¿Qué pinta Jungkook en todo esto? — dije más tranquila.

—¡Desde que llegó que está haciendo su internado de doctorcito en este hospital, en el extranjero hizo más años, allá la mayoria de edad es diferente y ya sabes... Nos lleva ventaja en los estudios y ¿es bueno sabes? — puso cara de aceptación. —Y se ha portado un ser de luz contigo y con los papás... — me miró con esa mueca que hacía.

—¡Jimin!

—Yo solo digo, ha sumado puntos, sobre todo con papá, ambos han jugado padel juntos.

—¿Qué?

—¡Han pasado muchas cosas Sol! De a poco te pondré al día.

—¡Necesito ver a Taehyung! — le dije moviéndome con ansiendad en mi cama.

—Lo más probable es que lo trasladen a la Unidad de Cuidados intensivos. Debemos esperar eso y podremos ir. Además no caminas bien. Llevas una semana en rehabilitación y...

—¡Es mi novio! Necesito verlo.

El calló.

(...)

Pasó una semana más. Y Tae estaba sedado la mayor parte del tiempo. Estaba en el segundo piso. Debía bajar para verlo.
Yo ya podía subirme en mi silla de ruedas con facilidad, y si bien podía moverme con dificultad con muletas, era más seguro andar en silla de ruedas.
Nadie había visto a Tae hasta ahora. Y su mamá solo nos había dicho que no hablaba. Solo asentía de vez en cuando. Aunque el médico no indicó algún daño al hablar o escuchar. No sabíamos qué pasaba.
Despertar de un coma no era fácil para nadie. Por lo mismo solo dejaban entrar a su madre.

Su mamá me trababa como hija. Aunque nadie le había dicho bien nuestra relación. Ella venía a verme de vez en cuando y traía flores.
Tae hablaba la nada misma, por lo que decían. Ni siquiera había preguntado por mí.

(...)

Pasaron 3 semanas desde que despertó Tae. Y lo fui a ver. Con mis muletas una en cada axila. Para poder caminar mejor. Él estaba en rehabilitación hoy. Por lo que me contaron.

Bajé en ascensor y fui a su cama. Que ya era una cama común como la mía en una habitación más o menos de 3x3 metros cuadrados. En mi mismo piso.

Caminé como pude con cautela. Según Hobi, lo habían trasladado hace un par de horas nada más.
Tenía nervios.

—¡Permiso! — dije al entrar. Él estaba con el doctor quien le daba explicaciones. A quién no miraba y esquivaba con la mirada. Pues era Jungkook. Ambos me miraron al ingresar. Pero del solo hecho del impacto de verlo verme a los ojos, como antes, me hizo flaquear, y perder el equilibrio con las muletas. Eso hizo que casi cayera, sino fuera porque una mano rápida tomó mi cintura y me afirmó.

EL AMIGO DE MI HERMANO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora