Capítulo 12.

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"𝐔𝐧 𝐛𝐞𝐬𝐨 𝐚𝐜𝐞𝐥𝐞𝐫𝐚 𝐞𝐥 𝐫𝐢𝐭𝐦𝐨 𝐜𝐚𝐫𝐝𝐢𝐚𝐜𝐨 𝐝𝐞 𝟔𝟎 𝐚 𝟏𝟎𝟎 𝐥𝐚𝐭𝐢𝐝𝐨𝐬 𝐩𝐨𝐫 𝐦𝐢𝐧𝐮𝐭𝐨".

Cuanto más apasionado sea el beso más se incrementarán nuestras pulsaciones. Aunque también se acelerará nuestro corazón con un beso «prohibido» porque los nervios subirán las pulsaciones. Además, este ejercicio también nos ayuda a quemar unas cuentas calorías.

𝐁𝐄𝐂𝐊𝐘
—Buenos días, Fay —le sonreí a la castaña la cual no tardó en devolverme el saludo—. Oye, ¿Freen ya llegó?

—Oh, sí, hace rato, pero pidió no ser molestada...

—¿Hace rato? ¿Y la reunión que tenemos en diez minutos?

—La canceló —informó.

—¿Qué? Pero ella no puede hacer eso, tenía todo preparado desde anoche, y son personas importantes, no puede cancelar una reunión así como así.

Fay encogió sus hombros, —Lo cierto es que no sé que le ocurre, fue a por su café, y se encerró desde muy temprano. Freen es impredecible, Becky.

Suspiré, —Esta mujer va a terminar volviéndome loca.

—No te frustres, mejor ve a tu oficina, y qudate ahí. Puede que en un rato ella te llame...

Iba a retirarme a mi oficina, pero recordé el como estaba ella ayer, y lo mal que se veía. Y mentiría si dijera que no extrañé el no verla en todo el día, gritando y haciendo rabietas por toda la oficina.

—¿Fay?

—¿Sí?

—Ayer... Freen estaba algo mal, ella parecía salir y no se veía tan feliz o por lo menos tan gruñona como siempre.

Tomó aire, —Ella es así, todos los meses tiene un día malo, pero muy malo. Quieres saber más, te preocupa, pero no puedo darte tanta información porque eso no depende de mí, Becky.

Asentí, —Bien, gracias de todos los modos.

Subí al ascensor y tomé rumbo hasta mi oficina, estaba cien por ciento segura, que me tenía muchos mensajes en el correo electrónico, y es que no le bastara con eso, me doblara el trabajo. Porque como ayer no estuvo aquí, querrá desquitársela conmigo.

Me senté en mi silla y encendí la computadora y... nada. No había nada, ni un mensaje.

¿Qué le ocurría? ¿Estará enferma?

Ya me estaba empezando a preocupar, su manera de verse ayer no era ni medio normal. No peleó con Mike, no demostró estar enojada y no vino más a la empresa, se desapareció totalmente. Esa no era la Freen que yo había estado conociendo.

<<¿Pero por qué me preocupo? >> ella no es mi asunto.

Soy una humana con sentimientos, es por eso, no porque me interese Freen. ¿Interesarme? No debería pensar ni siquiera en eso.

—Sí, Becky. Pensemos en que tenemos que arreglar cosas, y recibir llamadas y... —eché la cabeza hacia atrás—. Y en que tenemos que dejar de pensar en nuestra jefa, la cual está al otro lado.

La puerta de mi oficina se abrió, había un globo flotando y se agarraba de algo. Me paré de mi silla y sonreír de oreja a oreja cuando vi a un perrito. Rodeé el escritorio.

—¡Que hermoso! —exclamé—. ¿De quién eres, amiguito? —me agache y desanudé el globo, dejándolo a un lado y tomando el perrito en mis brazos.

Era hermoso, un color café, estoy casi segura de que es un pomeriano. Olía delicioso y su pelaje era suave. No me gruñía, era demasiado tierno.

—Creo que te perdiste, pero no fuiste tú quien abrió mi puerta. Ven, saldremos a encontrar a tu dueño —revisé su cuello—. No pareces tener nombre.

Corazón de robot // freenbeckyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora