Capítulo 21.

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𝐄𝐥 𝐫𝐢𝐜𝐨 𝐫𝐞𝐟𝐫𝐚́𝐧 𝐞𝐬𝐩𝐚𝐧̃𝐨𝐥: <<𝐀𝐦𝐚𝐫 𝐞𝐬 𝐭𝐢𝐞𝐦𝐩𝐨 𝐩𝐞𝐫𝐝𝐢𝐝𝐨 𝐬𝐢 𝐧𝐨 𝐞𝐬 𝐜𝐨𝐫𝐫𝐞𝐬𝐩𝐨𝐧𝐝𝐢𝐝𝐨>>, <<𝐀𝐦𝐨𝐫 𝐜𝐨𝐧 𝐜𝐞𝐥𝐨𝐬 𝐜𝐚𝐮𝐬𝐚 𝐝𝐞𝐬𝐯𝐞𝐥𝐨𝐬>>, <<𝐀𝐦𝐨𝐫 𝐥𝐨𝐜𝐨, 𝐲𝐨 𝐩𝐨𝐫 𝐯𝐨𝐬, 𝐲 𝐯𝐨𝐬 𝐩𝐨𝐫 𝐨𝐭𝐫𝐨>>...

𝐁𝐄𝐂𝐊𝐘
—¿Y cómo piensa hacer eso? Porque todo apunta de que fue usted quien robó ese dinero, Señorita. —el padre de Freen acusaba a diestra y siniestra. Este hombre me cae mal.

—¿Y tiene pruebas de que fui yo? Porque supongo que una fecha no es que diga mucho, necesita mucho más que eso. Sacando en cuenta de que cada robo tiene una dirección —Mike sonrió a mi dirección—. Si nos ponemos a buscar, y la policía se involucra, podemos dar con el ladron. Porque si fuera yo —miré fijamente a Freen, la cual tenía una mirada cabizbaja—. No estaría dando la cara como lo estoy haciendo ahora.

—Tiene razón —intercedió Nam—. Lo que hacen o mejor dicho, de lo que la acusan, es una tontería. No tienen pruebas, y segun he escuchado, el robo no tiene nada que ver con Becky. Es una babosada creer que tu secretaria, Freen —le lanzó una mirada sesgada—. Puede hacer eso, cuando fuiste tú quien la despedió y si se fue sin echar pelea, es porque estaba harta de ti, así como muchos.

—Soy tu amiga, Freen. Pero decir que Becky robó a la empresa, no, eso no es lo justo.

—Si mi hija duda...

—Su hija no dudó una mierda, Señor. Su hija dudó porque usted hizo que dudara; pero conozco a Chankimha, ella no va a ir a mi casa a preguntarme eso —grité.

—No me venga a alzar la voz, niñita. Respéteme, no tienes ni en que caerse muerta, pudiste haber tenido razones suficientes para querer tronar esta empresa. Gente como tú, envidiosa y ambiciosa se encuentra en todas partes.

—Obvio que sí, usted es prueba de eso.

Freen sólo miraba las escenas. Se notaba cansada, tenía una mirada cansina, no parecía ni siquiera importarle que estuviéramos aquí. Quería escapar, y me sentí mal por ella, a pesar de lo que me hizo, sentí su tristeza.

Estaba siendo manejada por su padre, pero era lo suficientemente adulta como para elegir su destino, y cuando quería ser inteligente.

—Una versión, Marco. No puede ir por la vida sacando conclusiones. Las ventas bajan pero eso no quiere decir que los números de cuenta tengan que hacerlo, puede ser por diversas cosas —señaló Fay—. ¿Tenía deudas de juego?

—No juego, no fumo, no me drogo, no hago nada que afecte mi salud ni la de mi familia. Así que no, yo no me tomé mi propio dinero —increpó.

—Vale, está bien. Pero ya estamos claros de que Becky no fue, dejen de echarle la culpa a personas inocentes —finalizó Nam.

—Yo vine a resolver esto, y no me voy sin hacerlo; quiero irme pero antes quiero demostrar mi inocencia.

—¿Irte? —por fin habló Freen, un tono de voz bajo y ronco.

—Sí, Freen, irme. Desde que llegué a esta empresa no obtuve más que maltratos por parte de ustedes, y más de ti —arrugó la nariz—. No me importa tu dinero, en realidad, es lo que menos me interesa de ti o de esta empresa. Vine aquí para trabajar, porque me gusta lo que hago, porqué sé que soy buena en ello, pero no a robar.

—¿Y usted como puede comprobar de que no se robó todo ese dinero? La empresa está quebrando —resaltó Marco.

—Cierto. Y por eso empecemos recortando el personal.

Corazón de robot // freenbeckyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora