Capítulo 26.

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𝐒𝐚𝐧 𝐯𝐚𝐥𝐞𝐧𝐭𝐢𝐧, 𝐬𝐞𝐠𝐮́𝐧 𝐥𝐚 𝐥𝐞𝐲𝐞𝐧𝐝𝐚, 𝐟𝐮𝐞 𝐞𝐣𝐞𝐜𝐮𝐭𝐚𝐝𝐨 𝐮𝐧 𝟏𝟒 𝐝𝐞 𝐟𝐞𝐛𝐫𝐞𝐫𝐨 𝐝𝐞𝐥 𝟒𝟗𝟒 𝐩𝐨𝐫 𝐡𝐚𝐛𝐞𝐫 𝐜𝐚𝐬𝐚𝐝𝐨 𝐞𝐧 𝐬𝐞𝐜𝐫𝐞𝐭𝐨 𝐚 𝐣𝐨́𝐯𝐞𝐧𝐞𝐬 𝐬𝐨𝐥𝐝𝐚𝐝𝐨𝐬, 𝐚 𝐥𝐨𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐞𝐥 𝐞𝐦𝐩𝐞𝐫𝐚𝐝𝐨𝐫 𝐂𝐥𝐚𝐮𝐝𝐢𝐨 𝐡𝐚𝐛𝐢𝐚 𝐩𝐫𝐨𝐡𝐢𝐛𝐢𝐝𝐨 𝐞𝐬𝐭𝐞 𝐬𝐚𝐜𝐫𝐚𝐦𝐞𝐧𝐭𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐥𝐞𝐬 𝐝𝐞𝐛𝐢𝐥𝐢𝐭𝐚𝐛𝐚 𝐥𝐚 𝐥𝐮𝐜𝐡𝐚.

                                  𝐅𝐑𝐄𝐄𝐍
—Creo que es hora de que me vaya a acostar —inflé mis mejillas. Becky terminó de ponerme las cosas—. Duerme bien.

—Tú también —subió las escaleras y solo sentí la puerta cerrarse.

Fui a apagar todas las luces y me acosté en el mueble, miraba el techo de la habitación, pero me percaté de que la almohada tenía su perfume. Así que una sonrisa se extendió por todo mi rostro.

De pronto, unos truenos, retumbaron por toda la casa. Hasta Fluffy había tenido más suerte que yo, porque por lo menos dormirá con Becky.

No pasó ni cinco minutos cuando otro cayó, esta vez dándome un susto más fuerte. Me senté en el mueble y tomé la almohada. Con miedo, subí hasta la habitación que supuse que era de Becky y toqué dos veces. Nada.

Toqué dos veces más y a la quinta, Becky me abrió, parecía algo adormilada. Creo que la desperté.

—¿Qué quieres, Chankimha?

—Yo... ¿puedo dormir contigo? —miré a los lados, con algo de miedo.

—Freen —se apoyó del marco de la puerta—. Creí que era en el mueble.

—Es que tengo miedo, Bec. Tengo mucho miedo; caen rayos.

Sonrió, —¿Le tienes miedo?

—No te rías, es algo feo —hice un puchero con mis labios.

—No me pagan lo suficiente. Entra, Freen Chankimha, entra.

Con una sonrisa victoriosa, pasé a la habitación de Becky, estaba oscura, así que no distinguía muy bien, pero lo poco que capturaba con mi mirada; me gustaba. Dejé la almohada sobre la cama y con cuidado me senté.

—Siento si molesto, es que tengo miedo —dije apenada.

—No te preocupes. Ya no volverá a pasar porque no dejaré que duermes más en mi casa; ya se lo que ocurre y no paso esa mala experiencia otra vez —se sentó a mi lado—. Pondré almohadas que nos separen.

—Bien —acepté, pero muy a regañadientes.

—Perfecto —tomó las almohadas y empezó a colocarlas—. Ahí está. Puedes...

—Me gusta el lado izquierdo.

—¿A quién carajos le gusta el lado izquierdo de la cama? Es super incómodo.

—Hay gente con buen gusto y luego estás tú.

Me sacó el dedo corazón y fue a acostarse al lado derecho. Gatee hasta estar con mi cabeza en la almohada y suspire. Se sentía mucho más cómodo que el mueble, y el perfume de Becky era cautivador, así que tenía dos por uno.

Fluffy subió a la cama y se acostó a los pies de Becky. Le tenía envidia a un perro, lo que faltaba.

El reloj de la mañana estaba en mi lado, así que podía ver perfectamente la hora. Había pasado una hora entera y yo seguía con los ojos abiertos. No sabía si era por los truenos o porque tenía a esa mujer a mi lado.

Corazón de robot // freenbeckyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora