Corazón de robot // freenbecky

Capítulo 27.

𝐌𝐀𝐑𝐀𝐓𝐎́𝐍 𝟏/𝟔

𝐔𝐧𝐚 𝐩𝐞𝐪𝐮𝐞𝐧̃𝐚 𝐢𝐧𝐯𝐞𝐬𝐭𝐢𝐠𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧 𝐥𝐥𝐞𝐯𝐚𝐝𝐚 𝐚 𝐜𝐚𝐛𝐨 𝐩𝐨𝐫 𝐞𝐬𝐭𝐮𝐝𝐢𝐚𝐧𝐭𝐞𝐬 𝐮𝐧𝐢𝐯𝐞𝐫𝐬𝐢𝐭𝐚𝐫𝐢𝐨𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐞𝐱𝐩𝐞𝐫𝐢𝐦𝐞𝐧𝐭𝐚𝐫𝐨𝐧 𝐞𝐥 𝐫𝐞𝐜𝐡𝐚𝐳𝐨 𝐩𝐨𝐫 𝐩𝐚𝐫𝐭𝐞 𝐝𝐞 𝐜𝐨𝐦𝐩𝐚𝐧̃𝐞𝐫𝐨𝐬. 𝐃𝐞𝐦𝐨𝐬𝐭𝐫𝐨́ 𝐪𝐮𝐞 𝐩𝐨𝐬𝐞𝐢𝐚𝐧 𝐮𝐧𝐚 𝐯𝐢𝐠𝐨𝐫𝐨𝐬𝐚 𝐚𝐜𝐭𝐢𝐯𝐢𝐝𝐚𝐝 𝐜𝐞𝐫𝐞𝐛𝐫𝐚𝐥, 𝐞𝐥 𝐜𝐮𝐚𝐥 𝐬𝐞 𝐞𝐧𝐜𝐨𝐧𝐭𝐫𝐚𝐛𝐚 𝐫𝐞𝐥𝐚𝐜𝐢𝐨𝐧𝐚𝐝𝐚 𝐜𝐨𝐧 𝐥𝐚 𝐜𝐨𝐫𝐭𝐞𝐳𝐚 𝐢𝐧𝐬𝐮𝐥𝐚𝐫. 𝐄𝐥 𝐜𝐮𝐚́𝐥 𝐞𝐬 𝐥𝐚 𝐳𝐨𝐧𝐚 𝐝𝐞𝐥 𝐜𝐞𝐫𝐞𝐛𝐫𝐨 𝐝𝐨𝐧𝐝𝐞 𝐬𝐞 𝐩𝐞𝐫𝐜𝐢𝐛𝐞 𝐞𝐥 𝐝𝐨𝐥𝐨𝐫 𝐟𝐢𝐬𝐢𝐜𝐨.

    𝐌𝐀𝐘
—Todo está yendo como planeamos —acordé.

—Así es. Sarocha es una imbécil que cree que tiene el mundo en sus manos —se mofó Sehun.

—¿Quieren callarse? Ya no soporto tanta habladera —espetó el jefe—. ¿Por qué esa empresa sigue a flote? Debería estar en la ruina.

Tanto Sehun como yo nos miramos.

—No es fácil, jefe. Es una empresa grande, a penas es que están despidiendo a los empleados y entre esos estamos nosotros. No podemos hacer mucho.

—¡Sí que pueden! No quiero a ineptos trabajando para mí —tenía una máscara, así que la cara jamás se la hemos visto—. Simplemente quiero que acaben con esa empresa. No soporto verla en pie, la odio.

Algo temerosa, pregunté:

—¿Por qué la odia tanto? No lo entiendo.

Tomó aire, —Son mis enemigos. Marco Sarocha me debe muchas, demasiadas. Se las voy a cobrar
todas, y si tengo que comenzar por su hija, lo haré.

—No es por defenderla, pero no creo que Freen tenga nada que ver —enuncié.

—¿Me estás llevando la contraria, May?

Trague fuerte, —No señor, no es eso.

—¡Entonces, cállate! Tiene un mes como máximo para acabar con todo, uno solo.

—Señor, hay una persona que sabe mucho. Es muy inteligente y está pendiente a todo —habló Sehun.

—Es cierto —concordé.

—Pues acábenla también. Tú —señaló a Sehun—. Tienes que enamorarla, deshazte de ella de una manera descarada, como haces con todas.

—Lo veo un poco difícil. Ella y Freen están en algo, todos saben eso.

—Pues arréglatelas, pero de que acabas con ella, acabas con ella. Quiero que Freen se sienta culpable, los quiero ver en la ruina, rogando por mí perdón.

𝐁𝐄𝐂𝐊𝐘
Caminé hasta recepción.

—¿No ha llamado? —pregunté a Fay.

—No, Becky, no ha llamado. Pero tienes que estar más quieta, estando así no vas a lograr nada.

—Fay tiene razón, Becky —se acercó Nam—. Seguro la niña está bien, no pasó nada.

—Su cara no decía lo mismo, chicas. Ella se veía muy mal —miré hacia arriba—. Ojalá y todo esté bien.

—Por ahora hay que entrar a la oficina, los policías nos quieren ahí. Programaremos la hora en la que te verás con Sehun y todo eso; tiene que salir a la perfección.