Capítulo 15.

1.1K 123 4
                                    

     𝐌𝐀𝐑𝐀𝐓𝐎́𝐍 𝟐/𝟔

<<𝐂𝐮𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐞𝐥 𝐜𝐨𝐫𝐚𝐳𝐨́𝐧 𝐞𝐬𝐭𝐚́ 𝐞𝐦𝐛𝐚𝐫𝐠𝐚𝐝𝐨 𝐝𝐞 𝐩𝐚𝐬𝐢𝐨́𝐧, 𝐞𝐬𝐭𝐚́𝐧 𝐜𝐞𝐫𝐫𝐚𝐝𝐨𝐬 𝐥𝐨𝐬 𝐨𝐢𝐝𝐨𝐬 𝐚𝐥 𝐜𝐨𝐧𝐬𝐞𝐣𝐨 𝐲 𝐞𝐧 𝐭𝐚𝐥 𝐭𝐢𝐞𝐦𝐩𝐨, 𝐥𝐚𝐬 𝐩𝐚𝐥𝐚𝐛𝐫𝐚𝐬 𝐬𝐞𝐧𝐬𝐚𝐭𝐚𝐬, 𝐞𝐧 𝐥𝐮𝐠𝐚𝐫 𝐝𝐞 𝐚𝐦𝐚𝐧𝐬𝐚𝐫, 𝐚𝐜𝐫𝐞𝐜𝐢𝐞𝐧𝐭𝐚𝐧 𝐥𝐚 𝐬𝐚𝐧̃𝐚>>.

𝐋𝐀 𝐂𝐄𝐋𝐄𝐒𝐓𝐈𝐍𝐀.

                                  𝐅𝐑𝐄𝐄𝐍

—No hiciste el...

—Sólo responde —me interrumpió—. Quiero saber.

—Soy poco de canciones muy a ritmo, me refiero que prefiero canciones que son como románticas.

—No te lo puedo creer. Freen romántica, ¿algo más que deba saber de usted, señorita.

Sonreí, —Muchas cosas. Las cuales no le diré, Señorita Armstrong.

—Diablos.

Ambas reímos.

—La canción sería Car's Outside.

—¿Por?

—Yo no te pregunté el porqué de tu canción.

—Porque no quisiste. Pero si deseas saber —se pasó la punta de la lengua por el labio inferior—. Deseo bailarla algún día con alguien, sería muy lindo.

—Mi canción es porque... no lo sé, desde que la escuché me enamoré de ella y no paro de hacerlo.

—¿Ya pasó una hora? —preguntó.

—Creo que sí.

—Nunca quise que el tiempo avanzara tan lento —comentó.

La miré, conectando nuestras miradas. Y en ese acto, sonreí junto con ella. Como si nuestras almas hablaran, como si nuestras almas supieran más que nosotras, y no sabía como describir la sensación. Pero tenía miedo, mucho miedo.

—¿Qué pasaría si tu madre te llega a faltar?

—Me muero —afirmó—. Sí. Me muero.

Y podían entender lo importante que era su madre, parecía ser una parte de su vida sumamente importante. Becky se arrastró hasta donde yo estaba, y se sentó a mí lado, estábamos tan cerca, tan juntas, a solo centímetros de distancia, mirando a la misma dirección.

—¿Becky?

—¿Eh?

—¿Verdad o reto?

—Reto —susurró.

Giré mi cara, mirando su perfil tomé la valentía de decirlo.

—Te reto a besarme —susurré de vuelta.

Esta giró su cara de la misma manera. Y sí, estábamos sólo a centímetros, éramos capaces de sentir nuestras respiraciones. Un montó de mariposas se instalaron en la parte baja de mi estómago, una sensanción de paz, una sensación de libertad y de ganas de llorar. Este momento no hacía más que cautivarme.

La mano de Becky cae sobre la mía, lentamente, tanto, que no quise que su toque se quitara jamás. Se remojó sus labios y yo imite su acción. Primero miré sus ojos, esos color café con sus pupilas sumamente dilatadas y sus ojos cristalizados. Después, y muy lentamente, en el transcurso de detallar su rostro, me detuve en sus labios, y en lo bien que se veian.

Corazón de robot // freenbeckyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora