Capítulo 46 - Berlín T1

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"¿Cómo puedes decir que es amor si es todo falso?" - Damián❤️

Volví a bajar a la iglesia para ayudar. Me aburría en el hotel, y estar allí era divertido.

Al poco tiempo de llegar, bajó el cura, llamando por Damián, alias profesor Vázquez. Tras él venía uno de los exconvictos.

- Dígame, padre - respondió él, acercándose.

- Les he traído algunos refrescos y alguna cosa para comer - dijo, riendo al final.

- No tenía por qué molestarse.

- Bueno... Y también quería pedirle un favor. ¿Podría dejarme el cáliz?

Levanté la cabeza de lo que estaba haciendo. Noté que Keila me miraba, y giré la cabeza hacia ella. Si el cura se hacía con el cáliz, estábamos jodidos.

- ¿El cáliz? - repitió Damián -. ¿Para qué?

- Me voy de viaje a España y pensaba ir a su universidad. Y, claro, enseñárselo al rector - explicó.

- No solemos dar noticias de las excavaciones hasta que los trabajos no están adelantados. Por muchos motivos, pero, fundamentalmente, por seguridad.

- Pero el rector tiene que saberlo. Es de justicia. ¿Cómo no va a saber que tenemos aquí un cáliz del siglo IV y, posiblemente, la iglesia más antigua de París?

- No me parece oportuno, padre.

- Entiendo que ustedes quieren darle la noticia, pero, esta iglesia es mía, y se la voy a dar yo. ¿Dónde está el cáliz? - miró detrás de Damian y en seguida lo localizó -. Ah.

Nos miramos entre todos mientras él se acercaba a cogerlo. Mi primer instinto fue empujar al cura, agarrar el cáliz y correr. Pero, al volver a mirar a la puerta y ver al exconvicto intimidar a Damián, comprendí que ese camino quedaba descartado.

Así que el cura se hizo con el cáliz.

- Mierda - dije. Me levanté corriendo y saqué el teléfono para llamar a mi padre. Me sonó en la mano -. Papá, justo iba a llamarte, el cura...

- Sube al hotel ahora mismo.

- ¿Qué? ¿Por qué?

- Nos vamos a la ópera.

- ¿Cómo? No, papá, no hay tiempo. Escucha, el cura se acaba de llevar el cáliz. Creo que quiere llevárselo a España para enseñárselo al rector de la universidad. Como se lo lleve, en 12 horas la policía se planta aquí, y tú lo sabes. Déjate de ópera y de hostias. ¿Papá? ¿Papá me oyes?

- Roi se encarga. Tú sube, ya. Vamos, vamos, que llegamos tarde.

- Joder - colgué -. Roi se encarga. Y yo me voy a la ópera.

- ¿A la ópera? - repitió Bruce.

- No preguntes.

Eché a correr. Llegué al hotel sin aliento. Papá me esperaba dando vueltas de un lado a otro de la habitación y sin apartar la mirada de las pantallas.

- Tienes un vestido encima de la cama - dijo -. Ponte eso rápido y nos vamos.

- Estoy hecha un asco, necesito ducharme aunque sea.

- No hay tiempo.

- Peinarme.

- De camino. ¡Rápido!

- Ya voy, tampoco me estreses.

Me vestí, pero bajé con los zapatos en la mano. Me apoyé en la puerta de salida del hotel para ponérmelos, aún refunfuñando.

La Casa De Papel (partes 3 y 4)//¿Y si Berlín hubiera tenido una hija?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora