Capítulo 52 - Berlín T1

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"Cuando te enamoras, es como si vivieras en una canción. Pero las canciones sólo duran tres minutos". - Cameron❤️

No podía dormir. Sabía que el trabajo en las catacumbas aún no había terminado. Todavía faltaba confundir a los guardias para hacerlos salir - y que creyeran que el robo había sucedido en su ausencia - y, la parte más divertida, dejar el banco sin electricidad a las tres de la mañana exactas. Sin luz, sin cámaras de seguridad y sin controles de apertura de las puertas blindadas.

Miré el reloj. Eran las tres y un minuto. Los guardias debían estar preguntándose qué narices estaba pasando mientras llamaban a alguien para que fuese a solucionarlo, como muy pronto, a las nueve, según mis cálculos. Por otro lado, el resto de la banda debía estar quitando los emisores que Keila había colocado para intervenir las cámaras sin ningún tipo de problema. Después, volver a montar la pared destruida tapando el túnel como si nunca hubiera pasado nada sería un juego de niños.

Por lo tanto, el fin del atraco no me preocupaba tanto en aquel momento como el hecho de que papá no hubiese vuelto todavía. Si iban a desconectar las cámaras de casa de Polignac tal y como me suponía, deberían haber regresado hacía horas. Me preocupaba que hubiera pasado algo.

Estaba medio adormilada, pero consciente, cuando oí llegar al resto. Ahora tendrían que limpiar un poco y preparar las cosas para marcharse al día siguiente.

En vista del éxito ante la llegada de papá y mi incapacidad para dormirme, decidí ir a llamar a la puerta de los chicos por si Roi había vuelto. Efectivamente, fue él quien me abrió la puerta.

- ¿_____?

Entré sin esperar a que me lo permitiera y eché un vistazo general a la habitación. Bruce no estaba. Me giré hacia Roi, que me miraba desde la puerta.

- ¿Dónde está? - pregunté.

- ¿Quién?

- Berlín. ¿Ha pasado algo?

- No. Tu padre ha… improvisado un poco. Llegará en un rato, no te preocupes.

- ¿Cómo quieres que no me preocupe después de lo que ha pasado hace unas horas? - Roi se encogió de hombros -. ¿Que ha improvisado, dices? ¿Improvisado el qué?

Roi caminó hasta el otro lado de la habitación antes de responder.

- No lo sé.

- Tiene que ver con Camille, ¿verdad? Siempre tiene que ver con ella.

Se apoyó en la ventana, nuevamente haciendo tiempo antes de contestar.

- No lo sé.

- Sí que lo sabes.

Él suspiró.

- Tengo que seguir limpiando. Y tú deberías dormir un poco.

Iba a rebatir, pero abrieron la puerta y no tuve tiempo de decir nada. Para mi sorpresa, Bruce entró acompañado de Keila.

- Roi… y ______ - añadió Bruce, al verme -. ¿Podríais dejarnos a solas un ratito?

Ella saludó. Entrecerré los ojos e incliné ligeramente la cabeza, procesando lo que estaba pasando allí.

Roi se acercó a Bruce.

- ¿Qué dices?

- Es que… vamos a follar.

- Ole - solté.

- Creo que estaríais mejor en otra parte. Sobre todo _____. Además, será un rato muy pero que muy largo. Mira, yo pongo ese cartelito en la puerta y lo quito cuando hayamos terminado. ¿Te parece?

- Bueno, igual a follar no llegamos - intervino Keila -. Iremos viendo. Que no me gusta tener estas cosas planificadas, ¿sabes? Que si surgen pues guay, pero de momento pues… unas caricias, unos besitos y así… Y sobre la marcha - se detuvo y me señaló -. ¿Ella puede estar escuchando esto?

- Para tu información, Keikei, sé perfectamente lo que es follar. Y nosotros ya nos íbamos, ¿verdad, Roi?

Él se quitó los guantes de limpieza que todavía llevaba puestos para dárselos a Bruce.

- Cuando terminéis limpiais vosotros - dijo -. Vamos, _______.

Prácticamente me empujó hasta el pasillo y cerró la puerta tras de sí.

- Vete a dormir.

- No tengo sueño.

- ¿Tú te has visto la cara? Deberías estar durmiendo desde hace horas.

- Papá debería haber vuelto hace horas.

- _______. Duerme un poco, ¿vale? - se acercó para darme un beso en la cabeza -. Intenta descansar.

- Vale…

Esperé a que Roi se alejara al otro lado del pasillo para entrar en la habitación. Y no en la mía, precisamente.

- ¡_______! - exclamó Keila.

- Sabía que no ibais a follar. Ahora, venga. Desembucha. ¿Qué planeáis?

Me senté en una de las camas.

- Nada. Queríamos charlar a solas un rato, eso es todo.

- Ya… Bruce.

Él intercambió un par de miradas entre Keila y yo.

- Es que eres la hija del jefe, si te lo cuento…

Keila lo miró con ojos muy abiertos y labios apretados, señal de que “como cuentes algo te mato”. Sin embargo, parece que la presión le pudo más.

- Vale, joder. Vamos a borrar la copia de mi pasaporte que tienen en la oficina de alquiler.

- Por lo de la moto, claro…

- ¡Bruce! - exclamó Keila.

- ¿Qué? Lo habría sabido de todos modos, ¿qué más da?

- No, no da igual.

- Me apunto - interrumpí.

- ¿Qué? - soltó Keila.

- Que me apunto. Que voy con vosotros.

- No. No.

- Keila… - dijo Bruce.

- No, Bruce. No puede venir.

- No pasa nada. Va a ser coser y cantar. La niña está acostumbrada a hacer cosas peores. Es hija de Berlín, por favor.

- Que no.

- Vaya. Sería una pena que Berlín se enterase de vuestro… tropiezo - dije.

- ¿Nos estás chantajeando?

- ¿Yo? Pff. Jamás.

- Está bien. Que venga. Pero como pase algo te la cargas tú, Bruce.

- Buena elección.

Me levanté y seguí a Bruce hasta la puerta.

- Espera - dijo Keila. Me di la vuelta, sabiendo lo que iba a decir -. ¿Qué dirá Berlín al ver que no estás?

- Ni siquiera se dará cuenta. Y, en ese caso, le diré que me ha entrado hambre y he bajado a la máquina expendedora, me he encontrado con vosotros y nos hemos quedado charlando. No te ralles, Keikei. Centrémonos en el robo.

- No lo llames robo.

- Bueno, “la misión”. ¿Acabas de robar 44 millones de euros y te da miedo recuperar un pasaporte?

- Me da miedo que nos pillen ahora.

- No nos van a pillar - intervino Bruce -. Vamos.

Seguimos caminando. Salimos del hotel, nos subimos al coche y en poco tiempo llegamos a las oficinas de alquiler.


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⏰ Última actualización: 2 days ago ⏰

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La Casa De Papel (partes 3 y 4)//¿Y si Berlín hubiera tenido una hija?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora