Para sorpresa de todos, Ámbar nunca habló sobre lo que pasó.
Sus fans y sus haters esperaban ansiosos que ella apareciera en alguna entrevista hablando del intento de suicidio y lo que llevó a actuar así.
Ella, en cambio, ni siquiera se molestó en leer los intensos correos electrónicos, mensajes de redes sociales o los buzones de voz de las llamadas de números desconocidos.
Al principio se sintió tentada. Quería saber qué decían de ella, qué le preguntaban o qué pensaban, pero después de leer el primer día después de su regreso, la entrada "Muerte merecida pero no obtenida" de la página web de un periódico muy importante de la ciudad y una foto de ella entrando medio desangrada al hospital, se le quitaron las ganas de hacer cualquier cosa.
No sabía cómo, pero se habían filtrado las fotos, conversaciones, su número y su correo electrónico personal.
Sospechaba de Melissa, pero nunca lo afirmará en voz alta.
A lo que respecta a las semanas que siguieron tras el suceso, a lo único que se había limitado hacer Ámbar era escribir.
Se había tomado muy en serio las amenazas sutiles de la encargada, aunque había decidido ampliar el tiempo de entrega y burlar su autoridad.
El tiempo que ella le exigía era imposible.
Para vivir del comercio literario sabe más bien poco de cómo escribir un libro y lo mucho que se tarda, pensó.
Al principio quería seguir con el libro que empezó todo.
El que me pinta como asesina, pensaba mientras miraba la pantalla sin atreverse a escribir ni una palabra más.
Respiraba profundamente e intentaba meditar qué hacer.
Al final, decidió, sin más también, a borrar lo que llevaba escrito.
Había empezado con una intención y ahora el libro la llevaba a otra parte.
No podía escribir sobre los héroes de los protagonistas, lo buenos que eran matando a los malos y enamorándose en secreto.
No, no era posible.
La verdadera inspiración de esos personajes eran unos simples y vulgares asesinos pagados, eran malos matando a los buenos y se odiaban y manipulaban en secreto.
Mientras contemplaba la pantalla en blanco se le ocurrió una idea.
La idea que tenía que haber escrito desde el principio, pensaba mientras empezaba a teclear las primeras frases de su nuevo libro.
"No quedaba ni un solo lugar en toda la ciudad en el que no se hablara de..."
Sabía que tal vez Melissa se enfadaría con ella por cambiar la trama del libro.
En la última entrevista que hizo, había confesado algunos matices de la historia central y, lo que iba a escribir en ese momento no tenía nada que ver con lo que dijo una vez que iba a escribir.
Pero le dio igual, continuó escribiendo sin escuchar esa pequeña voz que le estaba diciendo que se estaba equivocando.
Mientras dejaba soltar su imaginación y vomitaba todo lo que sentía no podía evitar bajar la vista a su muñeca de vez en cuando.
Cuando veía la cicatriz era como si reviviera todo lo que había sentido y, por primera vez en todo ese tiempo, el dolor del recuerdo le impulsaba a escribir y no a volver a repetir lo ocurrido.
Se había arrepentido de haberlo hecho pero la sensación de volver a hacerlo seguía presente.
Marcos se había encargado de cuidar a Ámbar.
La había estando vigilando, asegurándose de que nada se volviera a repetir y que estuviera comportándose como era debido.
En la vida, las ruedas giran y las personas y sus roles también.
Ámbar siempre fue la que se preocupaba por Marcos.
Ámbar siempre fue la que cuidaba de Marcos.
Ámbar siempre fue la que hizo que Marcos tuviera una mejor vida.
Ahora le tocaba al hermano cuidar de la mayor, aunque se sintiera extraño y dudase de muchas cosas.
Ella todavía no lo sabía, pero él había dejado los estudios.
No tengo tiempo para estudiar si la vida de mi hermana está en juego, se decía mientras pensaba en cómo salir de ese embrollo.
Había estado pensando una y otra vez. ¿Cómo lo harían? ¿Cómo conseguirían salir de esta? ¿Tenían que huir del país?
Le daba vueltas a lo mismo, pero nunca llegaba a ninguna conclusión.
Fue en una de esas tardes de primavera temprana en las que Ámbar se dedicaba a escribir sobre el arrepentimiento y el frío cristal en la muñeca cuando Marcos, finalmente, empezó a elaborar un plan.
Mientras la observaba en silencio, se dio cuenta de una cosa que llevaba tanto tiempo obviando pero que era vital en la vida de su hermana.
Ella era diferente para los demás. Nadie la conocía como él lo hacía.
Ámbar tenía una faceta distinta para cada persona y cada situación.
Y si eso no le hacía justicia a la verdadera personalidad de Ámbar, si que podían usarlo en su beneficio.
Siempre se ha dicho que Ámbar es indeferente, calculadora, desinteresada y seductora.
Pues bien, que lo continúe siendo, pensó.
Usando su fama podía conseguir manipular a quien quisiera a su antojo y eso, a pesar de ser éticamente incorrecto, podía sacarles de su problema.
—Ámbar.
—¿Sí? —No despegó la vista del ordenador y siguió escribiendo.
—Ya sé cómo solucionar todo esto.
Ámbar dejó de escribir y lo miró. Empezó a bomberle el corazón muy rápido y no podía controlar ni su respiración.
—¿Sí?
Él sonrió.
—Sí.
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La Verdadera Inspiración De Ámbar
Roman pour AdolescentsA Ámbar la conoce todo el mundo y todos susurran su nombre cuando la ven. Todos leen lo que ella escribe y todos quieren saber de qué tratará su siguiente libro. El problema es que Ámbar no sabe sobre qué escribir, y lo único que se le ocurre hacer...