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—Oye, ¿de verdad estás enfadada?

Ámbar lo miró a través del cristal.

Si le era sincera, poco le importaban sus secretos.

Le había molestado que hubiera decidido engañarla a cambio de su secreto, pero no era suficiente para pelearse con él o montar alguna escena.

Aunque hubiera estado el resto del viaje en silencio y sin responderle.

Se encogió de hombros.

—No.

—¿No?

—Tan solo no me vuelvas a engañar en el futuro—Hizo una pausa y añadió—: Si quieres que esto tenga futuro, claro.

Nicolás contuvo la sonrisa.

—Pues claro que quiero.

—Pues no lo parece—Siseó.

Nicolás salió del coche, se acercó a ella y la señaló, divertido.

—¿Lo ves? Sabía que estabas enfadada.

—Qué no.

Agachó un poco la cabeza para que sus miradas estén alineadas y acercó su rostro al suyo.

—Ese tono me dice otra cosa—susurró.

—¿Me vas a besar?—preguntó ella susurrando también.

Nicolás tragó saliva y pareció pensárselo.

Se alejó de ella y negó.

—No, no. Me parece una muy mala idea.

Esta vez fue Ámbar la que se acercó a él y se puso de puntillas para alinear sus rostros.

—¿Y por qué, si puede saberse?

—Tu hermano—Señaló a la casa—nos está observando con un machete en la mano.

Ámbar bufó, divertida.

—Pff, ¿qué? ¿Un machete?—Miró en dirección a la casa y cambió su expresión—Ah, sí. Es verdad.

Nicolás dio un paso atrás y le sonrió.

—Será mejor que me vaya, entonces.

—No.

—¿No?

—Quédate con nosotros. Seguro que no queda mucho para que amanezca y puedes quedarte a descansar y eso.

—¿Por qué debería?

—Para pasar tiempo con nosotros, ya sabes.

—Con tu hermano el del machete y tú, ¿no?

—Claro. Me parece una buena idea.

—Que esté bajo el mismo techo que el chico que me quiere asesinar.

Ámbar tragó saliva.

—No digas idioteces. No te quiere asesinar.

—Pues viene hacia aquí, y todavía tiene un machete en la mano.

—¿Qué?—Se giró para comprobarlo—. Joder, sí.

Marcos se acercó a su hermana y a Nicolás.

Le echó una rápida mirada a Ámbar y ya empezó a detectar que algo no estaba bien.

—¿Qué te ha pasado?

—No me ha pasado nada. ¿Qué me iba a pasar?

Nicolás miró a Ámbar. ¿Acaso estaba planeando mentirle a su hermano y ocultarle lo que había pasado?

La Verdadera Inspiración De ÁmbarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora