"Todo es culpa del estúpido de tupé morado"
En el departamento humano de Cosmo y Wanda, una pequeña sala de estar repleta de colores pastel y muebles exquisitos, reinaba un aire de expectativa y nerviosismo. Los padrinos mágicos se encontraban reunidos con sus ahijados, Heysel y Dev, junto a su hijo Peri. Cosmo y Wanda habían transformado temporalmente el espacio con un poco de magia, haciendo que todo pareciera más acogedor, aunque la atmósfera estaba tensa.
Wanda, visiblemente alterada, comentó mientras miraba a Cosmo:
-No me puedo creer que Adore sea la hija de Cupido- Confesó, todavía en estado de shock por la revelación reciente-
Heysel, con la curiosidad propia de una niña de diez años, frunció el ceño.
-¿Uh? ¿Cupido tiene una hija?- Preguntó, sorprendida, mientras jugaba con un mechón de su cabello-
-Sí- Respondió Wanda con un suspiro, pensando en la historia detrás de aquella situación-La gente dice que se escapó de casa y, al parecer, eso es cierto-
Cosmo, que escuchaba la conversación mientras hojeaba un cómic boca abajo, intervino con una de sus teorías disparatadas:
-O a lo mejor se dio un golpe en la cabeza y no recuerda quién es- Dijo, como si fuera una posibilidad completamente razonable-
Wanda, siempre más perceptiva que su esposo, notó que Peri, su hijo, estaba inusualmente inquieto. Se removía en su asiento, evitando la mirada de todos, especialmente desde que habían visitado la boutique de Adore. La intuición de Wanda le decía que su hijo tenía algo que ver con todo esto.
En un intento por cambiar de tema o quizás por simple nerviosismo, Peri sugirió con rapidez:
-Hmmm... creo que Dev y yo nos vamos a casa. Dev quiere jugar videojuegos, ¿verdad?- Dijo, lanzando una mirada significativa a Dev, como si intentara telepáticamente convencerlo-
Dev, que estaba más interesado en el drama que se desarrollaba, simplemente se encogió de hombros.
-Pfff, paso. Yo quiero saber cómo termina esto- Dijo con un tono desinteresado, pero curioso-
Heysel, iluminada por una repentina idea, exclamó con entusiasmo:
-¡Deseo que Cupido esté aquí y nos ayude con esto!-
Cosmo y Wanda intercambiaron una mirada nerviosa. Sabían que este deseo, aunque un poco arriesgado, era imposible de cumplir sin la debida precaución. Sin embargo, con un leve gesto de sus varitas, decidieron invocar al ser del amor. Un torbellino de polvo de hadas llenó la habitación, y de él emergió Cupido, el mismísimo dios del amor, aunque su aspecto había cambiado significativamente con los años.
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No me hablen de "Amor" {Peri/Poof y tú}
Fanfiction-¡Es su culpa ella no quiere seguir con el legado familiar!- -¡Bah! Ya no creo en el amor-