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PARTE 2
Tu futuro marido tenía un nivel de energía y felicidad que te resultaba extraño.
Era alegre y su sonrisa nunca parecía desvanecerse. Te ponías nerviosa en su presencia, pero nunca parecía que eso se debiera a él. Te sentías cómoda estando cerca de él, a pesar de haberlo conocido ese mismo día.
"Espero que el viaje haya sido tranquilo".
Estabas sentado en una mesa frente a él, bebiendo un té caliente, algo que nunca habías probado en casa y que estaba bastante delicioso.
Levantaste la vista de tu taza y dije: "Lo fue".
A pesar de tu respuesta de dos palabras, él sonrió y dijo: "¡Qué bien! A veces tenemos fuertes tormentas en nuestro puerto, así que estaba preocupado, pero agradezco que el clima pareciera acompañar tu llegada".
Ustedes dos estaban sentados en una habitación que parecía tener paredes completamente abiertas, lo que les permitía ver el exterior, la naturaleza a solo unos centímetros de ustedes.
Había un jardín, exuberante y hermoso, con árboles muy altos y flores en plena floración. Tenías un jardín en tu casa, cuidado y atendido. Pero palidecía en comparación con este.
Al mirarlo, uno se sentía cálido: el zumbido de los insectos, el canto de los pájaros. Era cálido, irradiaba... amor. Estaba bien cuidado, lo cuidaban profundamente.
"¿Te gusta la jardinería?"
Te giraste, avergonzado por haber sido sorprendido mirando hacia afuera tan distraídamente.
—Oh —volvió la mirada a su taza—. No soy muy buena jardinera, no. Mi madre solía llevarme a pasear por nuestro jardín cuando era más joven. Yo solo...
Miraste hacia afuera, el balanceo de las ramas casi hipnotizaba: "Este jardín es simplemente... tan hermoso".
Se rió entre dientes y te diste cuenta de que el sonido era tan cálido como su sonrisa, fuerte y envolvente, pero rico: "Bueno, gracias. Paso la mayor parte de mi tiempo libre cuidándolo, estoy planeando agregar una sección de vegetales la próxima temporada".
Te giraste, casi sorprendida al descubrir que era él quien cuidaba las plantas. Se arrodilló en el suelo y permaneció de pie bajo el sol abrasador durante horas. ¿No tenía jardinero?
"¿Tú mismo... te ocupas del jardín?"
Él asintió y una suave sonrisa se dibujó en su rostro. "Tengo un poco de ayuda de uno de mis amigos, lo conocerás pronto, es tranquilo, pero es un buen hombre. He encontrado la paz en la jardinería, cuidando las cosas y ayudando a mantener una vida que no es solo la mía".
La forma en que lo dijo, tan simple, pero lo hizo sonar hermoso y gratificante. Tu padre una vez le gritó a uno de los jardineros por entrar con tierra en la ropa y lo amenazó con despedirlo si alguna vez dejaba que eso volviera a suceder.
