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amantes con togame jou.
etiquetas: +18, lectora fem!, juego de pezones, digitación, menciones de cunnilingus, algún lector x hiragi, angustia por la pelusa y la obscenidad?
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Rompieron porque ambos creyeron que era lo mejor para los dos. Creyeron que era lo que necesitaban para crecer, para encontrarse a sí mismos, para ser más felices.
Pero ninguno de los dos lo era. Más feliz, eso es.
Porque en cada nuevo paso de tu vida, tuviste que reprimir el impulso de enviarle mensajes de texto. Envíale fotos de tu nuevo apartamento, cuéntale sobre la dulce anciana que vive al lado, cuéntale sobre el nuevo programa que empezaste a ver. Dejar ir a un amante nunca es fácil, pero Togame era, sobre todo, tu mejor amigo, del que te enamoraste a una edad temprana y al que tu corazón no parecía poder dejar ir.
Y, al parecer, a él no le iba mucho mejor. En el momento en que se vieron en el bar al que solían ir juntos, ninguno de los dos tuvo la fuerza para controlarse. Un tímido "Hola" , otro esperanzado "¿Podemos hablar?" , mezclado con una o dos copas, y te encontraste recayendo.
Antes de que ninguno de los dos pudiera despedirse de sus primeras citas, se encontraron en casa de Togame. Poco había cambiado después de dos meses, notaron mientras caminaban por el pequeño apartamento. Las mismas cortinas que le habían comprado adornaban sus ventanas. Su taza todavía estaba cuidadosamente colocada junto a la suya en el armario abierto de arriba. La foto que tomaron en una de sus primeras citas también estaba allí. Un poco polvorienta, pero estaba allí. Aunque de alguna manera sentían que nada parecía ser lo mismo.
—¿Tú...? —Sonabas sin aliento, tu pecho desnudo subía y bajaba rápidamente mientras apenas te atrevías a preguntar qué había estado pensando todo este tiempo. Togame se quedó quieto mientras te miraba fijamente, aunque no pudiste dejar de retorcerte cuando su pulgar no dejó de trazar tu areola—. Mmh, Jou...
"¿Hice qué?"
"L-la chica con la que estabas. ¿Ustedes dos...?"
"¿Quieres saber si dormimos juntos?". En realidad, querías decir "date ", pero eso también lo logró. Lo dijo con tanta naturalidad que creíste percibir un dejo de disgusto en su forma de hablar. Y el hecho de que no supieras si ese disgusto iba dirigido hacia ti o hacia la chica mencionada hizo que se te revolviera el estómago de forma incómoda.
