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Mitsuki Kiryu está hablando pero tú no estás escuchando.
Ha estado sucediendo mucho últimamente y Kiryu sería mitad niño mitad tonto si no se diera cuenta. Ha estado hablando y hablando de un nuevo videojuego que compró recientemente, pero tu respiración es superficial y tus ojos están pesados. Están glaseados con bayas y borrachos por el bálsamo labial de durazno.
"¿El tema de conversación se te escapa, cariño?"
"mmm,"
Kiryu piensa que eres linda. Tienes los ojos llorosos y los párpados pesados y hay un brillo de frambuesa en tus mejillas. Tus ojos no dejan sus labios y tu pecho sube y baja al ritmo de su voz. No se pierde la forma en que tus muslos parecen apretarse cuando separa los labios para hablar.
—¿Sí? ¿No escuchas ni una palabra de lo que digo, ángel?
Mitsuki Kiryu debería matarte ahora. Puedes sentir que tus rodillas se doblan bajo tu peso, pero sus palmas se mueven para estabilizar tus caderas. Su mano izquierda roza tu muslo y su pulgar derecho acaricia tu labio inferior. Tira de él y suspiras.
"Eres un desastre, nena. ¿Todo esto viene de mi voz?"
Tus labios se separan un poco y ahora su pulgar se desliza hacia adentro; el brillo cubre su dedo y ahora brilla con un brillo de cereza roja y melocotón. Su palma aprieta la felpa de tu muslo.
"Kiryu, por favor no me molestes."
Es un gemido quejumbroso y Kiryu no puede evitar sonreír. ¿Cómo pudo ir en contra de tus deseos cuando le ruegas tan dulcemente?
—No lo haré, ángel. Ven aquí, ¿sí?
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