Comienzo

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Al llegar ahí encontró el diario de Kardia ya que Milo había comenzado a leerlo lo abrió en la página que estaba marcada con el separador leyendo el contenido de este

-Ya lo decidí Degel no lo sabe o se hace tonto o no quiere aceptarlo, pero hoy que regrese de mi misión junto a Manigoldo vi a Degel muy feliz caminando tomado del brazo de Unity por el pueblo, sé que eso no significa nada, así que lo dejaría pasar hasta que... de pronto Unity le dio un beso, Degel no se veía incomodo con eso, ni siquiera lo apartó, eso me ha hecho aceptar lo inevitable Degel es feliz con él y yo debo buscar mi felicidad también, hoy he decidido renunciar a él  y darle una oportunidad al cejudo de Radamanthys, lejos de ser un malvado espectro es una gran persona y por Athena que me hace sentir cómodo a su lado, la decisión la he tomado le pediré que sea mi novio, hoy lo veré en el lugar de siempre y pienso pedirle que sea mi pareja, tendré que aclararle lo que siento aún por Degel, pero espero eso no sea impedimento para que me diga que sí, se acerca la hora de la verdad será mejor que me dé una baño y me arregle lo suficiente para verme más guapo de lo que soy y no dejarle duda de que acepte mi propuesta.

Camus sintió una gran presión en su corazón aún así siguio leyendo.

-Debo aceptar que me siento muy feliz, Radamanthys acepto ser mi novio, lo he besado por primera vez y he sentido que toque el cielo, quien diría que sería igual de ardiente y apasionado que yo, no quiero ni imaginarme que tan caluroso será nuestro primer encuentro íntimo, solo de pensarlo me da calor, pero que rayos estoy escribiendo, qué bestia soy, como es posible que ya esté pensando en comérmelo cuando apenas iniciamos la relación,
Kardia relájate y deja de estar de pervertido.
Quitando todo lo que acabo de escribir, me siento sumamente feliz, mi corazón a vuelto a latir con fuerza por alguien, solo espero que Degel se sienta igual de feliz que yo, por ahora nadie sabe de esto y no sé si contarle a Degel, lo mejor será que no, no creo que sea bien visto que yo tenga una relación con un juez del inframundo, además ya empezaron los rumores de que la Guerra Santa se acerca, me da miedo perder a mi juez, pero ambos tenemos lealtad hacia nuestros señores y se que cumpliremos nuestra mision aún por encima de nuestro amor.

Camus siguió leyendo algunas paginas más hasta quedar dormido sobre la cama de Milo, siendo envuelto por su aroma impregnado en las sábanas y almohada.

Pasaron los meses y Milo seguía sin volver, aunque la verdad las cosas no iban mejor en el inframundo o eso era lo que creía Radamanthys.

-Milo salgamos a caminar ¿te parece?

-No tengo ánimos Radamanthys será después.

-Milo basta por favor, acepta mi invitación, salgamos de paseo a ese lugar en el bosque que tanto te gusta, sino quieres salir conmigo a solas llevemos a Aiacos y Minos con nosotros-dijo con mirada suplicante, lo que enterneció al escorpion.

Milo terminó aceptando de cualquier forma ya había tomado la decisión de iniciar una relación con el juez, pero no sabía cómo hacerlo y eso era lo que lo tenía tan pensativo y fuera de si, aunque Radamanthys creía que era porque extrañaba al galo.
Salieron rumbo al bosque que rodeaba el santuario.

Milo iba en silencio pensando en cómo se declararía al juez, cosa que no pasó desapercibida por el rubio.

-¿Qué pasa, porque estás tan callado?

-No es nada Radamanthys, estoy bien

-Te conozco y sé que me estás mintiendo.

-Rada disfrutemos el paseo, más tarde te cuento ¿está bien?

-De acuerdo, pero entonces quita esa cara, quiero ver al Escorpión alegre e irreverente del que me enamore, claro es una sugerencia.

Milo le brindó una sonrisa sincera.

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