Regresaron a casa, Jaeyoon completamente asqueado y Heeseung con una sonrisa de felicidad. Si no supiera de dónde venían, esa sonrisa sería la más bonita del mundo.
–Te iré introduciendo de apoco en mi mundo mi ángel, y en poco tiempo, va a ser normal para ti–lo agarró suavemente del mentón–Vas a ser mío–susurró en sus labios, esos hermosos labios que tenía ganas de hacer sangrar.
El castaño lo miraba con los ojos muy abiertos no se podía creer lo que este hombre le decía, parecía sacado de una película sobre un mafioso que ve a una hermosa chica en la calle, la secuestra y la obliga a que acepte. Claramente, Jaeyoon no iba a aceptar ninguna propuesta de este lunático.
–¿No te parece buena idea? Quisiera ser el único que encienda esa chispa brillante en tus ojos, quisiera ser el único que sepa de memoria cada rincón de tu cuerpo, quisiera ser el único que toque tu piel, quisiera ser el dueño de tus suspiros, quisiera ser merecedor de tu amor–sonrió viviendo su fantasía.
El de piel canela negó con una expresión de disgusto.
–Un futuro en el que estemos tu y yo, unidos, un futuro en el que tengamos nuestra familia–dijo, haciéndose un cuento en su retorcida cabeza–¿No te parece perfecto?–contempló la mirada llena de odio plasmada en los ojos marrones del de piel canela.
Aunque quisiera correr estaba inmovilizado, como en un trance, escuchando los planes que tenía Heeseung con el. Tembló cuando sintió la caliente respiración del pelinegro en su cuello, sentía el delicado roce de sus labios pero, el sabía que no debía permitir esto porque estaría dándole, de alguna forma, permiso a Heeseung de que se adentrase en su vida y la modifique a su gusto; eso era algo que, sin duda alguna, tenía que evitar.
Ningún hombre iba a creerse el dueño de su vida, ni tener el poder de hacer lo que quisiera con el.
Por eso, pidió con una voz suave que lo dejara subir a descansar y que le había encantado la salida a pesar de que esa no sea la verdad, necesitaba hacerse amigo de Heeseung. Para que así, le diera su confianza y el en el momento menos esperado tener su amada libertad.
Heeseung no se negó y lo acompaño hasta la puerta de lo que se podía decir que era su cuarto.
Otra noche más en este infierno, otra noche más durmiendo en la casa de un maniático, otra noche lejos de su Layla, otra noche que no iba a poder dormir.
( ❕ )
Esa mañana, el delicioso olor del desayunó lo despertó de su incómodo sueño.
Yunah llamó suavemente y espero por Jaeyoon.
–No sabía si le gustaban las frutas por eso se las coloqué en un bowl–sonrió dejando el plato con panqueques acompañado de un vaso de leche en el comedor–Espero que le guste–
Mientras comía el desayuno que preparó la pelinegra, pensó como alguien tan puro y amable como lo era Yunah pudo terminar así. Destinada a servirle a su hermano sin poder objetar en contra por miedo a lo que es capaz, no la había escuchado quejarse en los dos días que llevaba en el lugar; ella parecía conforme con esto, parecía estar bien con la vida que llevaba.
Paz, algo que, considerando la historia que le había contado era algo que nunca habían tenido los hermanos aunque Heeseung perdiera la calma algunas veces, ella estaba bien.
Haciendo todo lo que el pelinegro dictara, como una sumisa.
Si Heeseung tenía planeado que viviera únicamente para servirle a el, estaba muy equivocado, Jaeyoon no lo iba a aceptar aunque fuera asesinado. Aunque... Le causaba curiosidad, curiosidad que era borrada inmediatamente al recordar que Heeseung no estaba con los tornillos bien apretados.
Pero el no cambiaría la libertad por ropa de marca, joyas, zapatos, productos caros, casas, departamentos, carros, yates y sucio dinero. Si no iba a poder salir muy lejos ¿De qué le iba a servir?
Cuando terminó de comer le entregó su plato a la muchacha y le preguntó si podía ver la televisión a lo que está respondió asintiendo, en lo que buscaba la sala donde se encontraba el televisor se encontró con una que llamó su atención.
Esta habitación estaba llena de fotos, al parecer de Heeseung y Yunah. Una era de cuando eran pequeños, Heeseung de unos 6 años próximamente y Yunah de 3 años. Se abrazaban por los hombros y mostraban una sonrisa hermosa, la siguiente foto eran ellos dos en día de piscina. Encontró una vitrina con algunos trofeos, supuso que eran de Heeseung y una foto de el con traje y un birrete, la foto no fue tomada en la graduación ni nada y Heeseung miraba con ninguna emoción plasmada en su cara; supuso que esa foto era del tiempo en el que escapó de su casa.
Volviendo a las fotos de la infancia, había una con Heeseung y dos niños más, claramente Sunghoon se encontraba ahí y el otro chico no lo conocía hacían la pose de "v" con sus dedos mientras que el sol les daba en la cara, parecía ser verano en esa foto.
El cuarto era interesante para el estaba lleno de algunos peluches, juguetes, libros y fotos de Yunah y el de cualquier etapa.
La foto más grande era una del pelinegro actualmente, mantenía una expresión frívola en su cara que podía sentir que penetraban cada rincón de su ser, estaba vestido de negro y su pelo perfectamente peinado.
Guapo.
Estaba tan ensimismado observando la foto que no escuchó la puerta abrirse.
–¿Cómo entraste?–cuestionó con una voz severa lo que hizo que se sobresaltara, se sintió como un niño siendo atrapado comiendo galletas sin permiso.
No pudo responder, el miedo que se instaló en su sistema nervioso no le permitió moverse o articular una respuesta coherente, era como si hubiesen soltado los cables que hacían a su cerebro funcionar. Eso hacia este Heeseung con voz severa y esa mirada de pocos amigos, lo intimidaba.
–¿No me vas a responder–masculló con cierto enojo en su voz–¿Qué mierda haces aquí Jaeyoon? Respóndeme–
No era para nada bonito entrar a tu lugar y ver que alguien más estaba dentro, husmeando tus más preciadas posesiones, por eso reaccionaba de una manera tan primitiva y hostil.
heeseung no le hables así al niño coño e madre. 😡
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𝗠𝗶𝗻𝗲 - 𝗵𝗲𝗲𝗷𝗮𝗸𝗲 ׄ ⪦̮
FanfictionDonde Jaeyoon lucha contra un cambiante Heeseung, sin saber que esperar. ☆ heejake. ☆ angst, romance, temas delicados. ☆ historia editada. azael 𖹭's enhypen.